–"Encontramos a Isabell"
Es lo primero que escucho al descolgar el teléfono, es Jace pero por alguna razón suena extraño su tono.
–"Dime las malas noticias"
Me preparo para escuchar alguna noticia fatal con respecto a mi cuñada pero un silencio se hace al otro lado de la línea.
–"Magnus, no sé que es lo que dice y ella, está actuando extraño y diciendo cosas extrañas"
Quizá la torturaron físicamente y psicológicamente, tendríamos que ver un especialista.
–"¿Ya la están atendiendo?"
Me pregunto si la ambulancia que preparamos para ella, tendrá las medidas para contenerla de volverse un peligro.
El vehículo en el que vamos con Alexander tiene el equipo pero no creo que despierte ahora mismo.
–"Ya, de hecho está golpeada pero..."
Su frase muere y sé que no sabe cómo explicarme lo que quiere decir, lo cual es extraño porque Jace es muy directo.
–"Jace, habla ya"
–"Fue Alexander"
¿Qué?
–"¿A qué te refieres?"
–"Ella dice que fue Alexander quien la golpeó, dice que Alexander enloqueció por el dolor"
Volteo a ver a mi ángel de ojos azules, y no creo que eso sea posible, él ama a su hermana, no le tocaría ni un pelo.
–"Debe estar confundida"
En el teléfono se escuchan ruidos grotescos, algunas réplicas y seguidamente una voz.
–"¡Magnus!, Escúchame, le dieron choques eléctricos en el cerebro, Alexander ya no es quien nosotros creemos, ¡Magnus!, ¡No pierdas de vista sus manos!"
Lo último lo grita porque el teléfono es alejado de ella.
Vuelvo mi atención a Alexander a quien están atendiendo frente a nosotros.Sujeto su mano izquierda con rapidez, los paramédicos están sobre él examinando su pecho por lo que no puedo llegar a la derecha.
En un segundo sucede lo que quería y anhelaba durante días enteros, sus ojos se abren y puedo verlos tan azules como los recordaba.
Pero al segundo siguiente se endurecen y juraría que su color cambia y se obscurece.
En un parpadeo uno de los paramédicos tiene un cuchillo pequeño clavado en su garganta, la sangre comienza a derramarse y mientras los gritos surgen, otro de ellos sujeta su mano.Forcejeamos con él por minutos interminables hasta que una chica le inyecta un sedante en el pecho y va perdiendo fuerza poco a poco.
–No podemos arriesgarnos, aseguren sus extremidades.
Ellos me obedecen de inmediato y lo sujetan a las protecciones de la camilla con fuerza.
Con el revuelo mi teléfono se cayó, lo recupero del suelo de la ambulancia y escucho que Jace me grita sin parar.
–"Tranquilo, estoy aquí"
–"Magnus, ¿Qué sucedió?"
Se escucha agitado y preocupado.
–"Asesinó a un médico"
Vuelve a hacerse el silencio.
–"Jace, Alexander acaba de apuñalar a alguien en la yugular"