CAPÍTULO 1: Odio el chocolate

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Autor@ de la imagen:@4416raku

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El nunca a entendido que tenía de especial aquel omega llorón de cabellos rubios y ojos azules. Nunca a entendido porque tanto su rey como los capitanes y vice capitanes de lo que era ToMan hacían hasta lo imposible por ganarse una pizca de su atención.

Realmente no lo entendía ni lo hará, incluso ahora, casi después de 12 años.

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Da un suspiro pesado y como si no tuviera manchadas las manos de sangre, guarda la pistola entre su cinturón y saca de su bolsillo una bolsita transparente.

Pastillas rosas y azules se pueden ver en esta.

Toma dos y las ingiere sin agua. Nada difícil para el, pues lo ha estado haciendo así desde hace cinco años.

Masajea su cuello en eso que las pastillas hacen el efecto requerido y sin más demora, se aleja de aquella sucia bodega.
Los hombres a su costado a penas lo ven salir, con velocidad se apresuran a levantar aquel cadáver y limpiar todo escena del crimen. No vaya ser que más tarde los perros del gobierno les traigan problemas por aquello.

—Buen trabajo señor — dicen y le abren la puerta.

Sus ojos se cierran una vez que los rayos solares han alcanzado sus cuencas azules.

Contempla un arcoíris en el cielo y como las nubes se deforman y forman diferentes objetos, desde una rebanada de pizza hasta una carita feliz.

Los sonidos se distorsionan y el piso se aleja más y más aunque claramente sabe, que aún está de pie en este.

Sonríe, sin duda las pastillas empiezan a hacer efecto.

Entra al coche y deja que su imaginación vague mientras el hombre con cara de lego le dice que lo llevará a la base.


Entra al coche y deja que su imaginación vague mientras el hombre con cara de lego le dice que lo llevará a la base

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Abre los ojos con pereza cuando unos golpecitos resuenan entre sueños.

Se levanta con un dolor de espalda increíble, nada que esperar cuando su cama por las próximas cuatro o cinco horas ha sido aquel asiento trasero.

Le toma unos minutos orientarse y observar como a través de la ventana, el cabeza de pulpo lo mira y lo invita a salir del coche.

Acomoda un poco su chaleco morado y sus cabellos rosas antes de poner un pie afuera.

—Creía que habías muerto — suelta en un tono de burla Rindou Haitani mientras da una calada a su cigarrillo. —Te llame un par de veces y ni te moviste.

—Ya, ya, ¿y que mierdas es lo que quieres? — escupió molesto Sanzu mientras colocaba sus manos tras su espalda y se estiraba.

Estaba teniendo un sueño de lo más lindo y vienen y lo despiertan.

¿Porque tú? SanTakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora