Nudos Atados. •Soukoku | Bungo Stray Dogs •

❝ CAPÍTULO 18 ❞

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De Gollums y Anillos

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Para alguien que pasó meses persuadiendo a Dazai para que saliera del caparazón que construyó a su alrededor, a Chuuya no le gusta verlo romperlo, y con un gruñido salvaje, tanto como alguna vez pensó que lo haría. Aunque tampoco es una sorpresa.

—¿Crees que esto me va a detener? ¡Esto no es nada! Eres u-

—Otra palabra sobre el jefe, y te romperé el cuello. —sisea Shion, uno de los pocos seleccionados especiales que tenían la misión de robar a Dazai de los dedos de Taneda hace una hora.

Chuuya suspira, moviendo sus dedos hacia ellos. 

—No lo amenaces. Déjalo ir.

Sus labios se presionan en una línea delgada, vacilante.

—Suéltalo y vete. —espeta. Como si no pudiera manejar una maldita rabieta, con la ayuda de su habilidad o sin ella. Salir del estrangulamiento de alguien es algo que puede hacer mientras duerme si es necesario.

Shion le suelta a Dazai, quien se libera de su agarre delicadamente mortal, con los ojos entornados antes de inclinar la cabeza hacia Chuuya y caminar hacia el helicóptero detrás de ellos. A pesar de todo el espacio entre ellos, tanto físico como mental, el aire se siente repleto de tensión.

—Lo siento. —dice Chuuya de nuevo.

Las manos de Dazai se cierran en puños a su lado, pero esta vez no trata de estrangularlo. Pequeños pasos.

—Puedes estar muerto, por lo que a mí respecta. ¿Dónde está Odasaku?

—Te explicaré todo en el camino. Ahora mismo nosotros...

—¿En camino? —la mirada de Dazai viaja detrás de ellos y luego vuelve a aterrizar en el rostro de Chuuya con una mirada de puro veneno—. Debes haber perdido realmente la cabeza si crees que voy a ir a alguna parte contigo.

—No es seguro que te quedes aquí, Dazai.

Él ya sabe que es lo más inepto que se puede decir en este momento, pero es la verdad. El coche podría haber sido seguido. Ese maldito pedazo de mierda sobornable llamado Tetchou podría aparecer aquí en cualquier momento, y Chuuya no está seguro de cuánta lucha le queda después del espectáculo en la carretera. Tienen que irse lo antes posible.

—A salvo —Dazai se hace eco con una burla burlona—. ¿Todavía se trata de eso entonces? ¿Todavía vas a fingir que siempre se trató de eso y no de un viaje de poder ególatra desencadenado por tu orgullo herido?

El viento a su alrededor azota tan fuerte como las palabras de Dazai. Chuuya cierra los ojos por un momento. 

—¿Va a cambiar algo si digo que sí?

Silencio.

—Sí, no lo creo —se responde Chuuya a sí mismo—. No estoy aquí para rogar por tu perdón o tratar de cambiar lo que pasó, ¿de acuerdo? Solo quiero ayudarte a escapar para que puedas mantenerte fuera de la cárcel. Eso es todo. Entonces puedes odiarme por el resto de tu vida si eso es lo que quieres.

Las fosas nasales de Dazai se ensanchan cuando envuelve sus brazos alrededor de sí mismo. 

—Mételo en ese grueso cráneo tuyo: no quiero tu ayuda.

—Bueno, mala suerte porque ahora mismo soy el único que tienes. —espeta Chuuya.

—¡Yo puedo cuidar de mí mismo!