Linda Risa.

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Reí mientras me balanceaba sobre el candelabro de la casa de alguien. En este momento de la fiesta todo el  mundo estaba rompiendo algo. La fiesta era de un amigo de Roch y parecía algo así como un estúpido niño pijo por la gran casa que tenía y la cantidad de cosas caras y delicadas que tenía, pero aun así Roch me dijo que era como la oveja negra de la familia y que vivía solo, por eso podíamos despedazar su casa.

Continué balanceándome y pude divisar a Randall coqueteando con una colorada, quien no dejaba de batir sus pestañas, también coqueteando. Trate de tomar el mayor impulso posible y me solté, me sujete de los barrotes de la escalera para no caer de tan alto lugar y volví a saltar cayendo sobre mis manos y doblando mi columna para al fin tocar el piso. Todos comenzaron a aplaudirme y gritar cosas como "muy bien tía". No podía negarlo, me gustaba la atención.

-¡Tío! –Escuche que alguien grito.

Antes de que pudiera darme la vuelta para ver quien había llegado, Randall me tomo del brazo sacándome del lugar y llevándome a la cocina, donde cerró la pequeña ventana que dividía la barra de la cocina con la sala. Quite mi brazo y me voltee para mirarlo confundida.

-¿Qué rayos haces?

-Dios Eider porque tuviste que molestarlos. –Mascullo entre dientes Randall observando por la puerta disimuladamente.

-¿A qué te refieres Randall? –Me acerque a la puerta pero él me empujó hacia atrás, haciendo que choque con el frigorífico. -¡¿Qué haces idiota?! –Grite.

-¡Cierra la puta boca! –Se acercó, tomándome por los brazos.- Los malditos motocicletas están aquí y si te ven no dudaran en darte una paliza por haber estropeado sus motocicletas.

Bufe y me solté de su agarre. Tome una botella de gin que estaba sobre la barra y le di un trago, cuando la baje mire a Randall y sonreí de lado.

-No les tengo miedo a esos maricones.

Me di la vuelta para poder salir de la cocina, la gente obviamente había aumentado     haciendo que en el lugar aumentara el calor considerablemente y se me era algo imposible estar ahí. Se sentía ese agrio olor a respiración que te daba nauseas. Camine hacia la parte trasera de la casa, saliendo al gran patio trasero que tenía en la casa. Mire el verde césped y un gran árbol casi donde terminaba la propiedad. Había algunos sofás que estaban ocupados por parejas que no dejaban de pasarse saliva. Camine en la zona contraria sentándome en una simple silla de plástico, levante mi cabeza mirando hacia las estrellas que adornaban la noche. Tome otra vez de la botella que sostenía en mi mano y descansaba sobre mi pierna.

-¿Contemplando? –Dijo alguien a mi lado, haciendo que de un pequeño brinco.

Me gire para ver a un chico que al parecer había arrastrado uno de los pequeños sofás a mi lado. Estaba cómodamente sentado como si siempre hubiera estado ahí.

-¿Quién eres tú y porque estás ahí? –Rio levemente, bajando su rostro y escondiendo los hoyuelos que note muy débilmente debajo de sus rulos.

-Lo siento, no fue mi intención asustarte.

Negué levemente con la cabeza y volví mi vista hacia arriba. Esto estaba siendo un poco extraño, el chico a mi lado seguía en su lugar y creo que me estaba mirando. Raro. Pero para que vayamos a mentir, este chico parecía lindo y me gustaba su risa, aunque solo la había escuchado brevemente.

-¿Por qué estás aquí sola? –Volvió a preguntar.

-¿Sabes? En las películas eso es lo primero que le pregunta el hombre a la chica antes de violarla en la oscuridad. –Volvió a reír pero esta vez mas alto. Si, tenía linda risa.

-Eres muy divertida... Amm...

-Eider  -complete.- Mi nombre es Eider.

-Harry, mucho gusto. –Estiro su mano hacia mí, la cual recibí de sin problemas.- Eider es un nombre muy raro...

-Mis padres son algo así como Hippies y les gustan mucho los animales. Eider es algo así como un pato, tiene un plumaje negro y blanco. –Abrió su boca para decir algo pero rápidamente hable yo.- Y si, es nombre de hombres, ellos querían un niño. –Le di un nuevo trago a la botella.

-Creo que esa es más información de que la que me gustaría. –Rio nuevamente.

Me encogí de hombros restándole importancia e hice algo que nunca creí que haría jamás en la vida, le pase mi botella.

-Gracias. –La agarro, rozando sus dedos con los míos por un corto momento y se llevó la botella a la boca.

Me sonrió cuando me la volvió a pasar a mí. La lleve hasta mis labios otra vez, pero el grito que solté hizo que la botella se deslizara de mi mano cayendo al suelo y partiéndose en miles de trozos. Mire a Troy, otro de mis grandes amigos, aunque en este momento estoy planeando asesinarlo.

-¡Que mierda cabron!

El muy hijo de puta, había saltado del techo de la casa. No se cómo todavía está vivo, es una casa de dos pisos. Mire el lugar, y vi un balcón de unos seis metros de alto justo sobre nuestras cabezas. Supongo que salto desde ahí.

-Hay que irnos Eider. –Miro a Harry con una ceja levantada.- Te esperamos en la puerta.

-Claro, en unos segundos voy. –Me dio una última mirada y se fue.- Bien Harry, fue un buen rato.

-Si –Sonrió, otra vez. Me levante y camine pero me detuve cuando él me lo pidió.- Me gustaría verte otra vez... –Movió un poco su brazo.-

-Claro. –Intente esconder una sonrisa y me di media vuelta.

Dios, que lindo chico. Y su sonrisa, dios. Que linda sonrisa.

The Parkour.Where stories live. Discover now