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No sé que momento en mi vida fue el que definió mis habilidades sociales (ya que he escuchado este tema de que conforme uno va creciendo y experimentando... blah, blah, blah;pero yo que voy a saber de esas cosas) y mejor aún, no sé si aún están definidas. Y es que nunca he sido de las chicas que vas a llegar a ver presentarse con toda su carisma y alegría con todo el mundo un primer día de clases; yo más bien echaría un vistazo, evaluaría que persona es la que más conviene y ahí me presento; y no sé porque, si siempre terminaba sola de todos modos. Y tal vez es por eso que siento un pánico tremendo cada vez que tengo que entrar a una habitación llena de personas que no conozco, simplemente no sé qué, pero algo en mi empieza a sentirse incómodo y ansioso y no me deja disfrutar el momento.
Realmente me considero una persona interesante y divertida, de esas personas que no quieres dejar pasar, pero mi ser y mi existencia no me deja expresarlo con personas nuevas y soy como soy, de tímida, así que si probablemente un día nos presentamos cara a cara, no voy a ser descortés ni nada parecido pero va a pasar un tiempo antes de que entre en confianza y no es que no quiera conocerte, es que sólo necesito tiempo.
Es por eso que estando aquí, al lado de este chico que aún me cuesta no creer que es producto de mi imaginación, tardo unos segundos en formular una respuesta a su carismático saludo, y aún viéndolo de reojo (y honestamente un poco avergonzada por el reciente pánico de mi persona) lo único que sale de mi boca es un tímido y raro: - Hola.

-Lindo escondite- me dice con un tono calmado pero percibo cierta burla carismática en su tono de voz.
No respondo, esto me resulta demasiado extraño aún.
Quiero decir algo pero aún no sé que, así que permanecemos callados unos minutos, sentados en silencio, como si algo o alguien fuera a interrumpir el incómodo momento por nosotros pero no es así, nada ni nadie lo hará, así que después de formular varias oraciones en mi cabeza y tomar el valor para hablar, digo: - No es un escondite.
Un poco asombrado por mi demorada respuesta, el chico me vuelve a ver y al principio dudoso y con una expresión un poco seria responde: - Bueno, no lo es, pero tu lo usaste como uno.
-Solamente estaba buscando un lugar.
-¿Estabas buscando?
No conozco a este tipo y me habla como si nos conociéramos de toda la vida, y para variar lo hace sarcásticamente así que le digo fríamente: -No pensaba claro y fue el lugar en el que mi inconsciente decidió refugiarse.
El se queda callado unos segundos como pensando que responder a lo que acabo de decir, que ahora que lo pienso, fue una respuesta un tanto profunda y sin lugar. -Aggh- Por eso no me gusta hablar por hacerlo, me pongo nerviosa y digo cosas sin sentido y que después me van a tener en desvelo toda lo noche, preguntándome que tan tonta soy.

El chico calla unos segundos antes de responder un seco y frío -Oookay-.

Yo, ante la rara situación en que mi respuesta me ha puesto, frente a este chico desconocido que no tengo ni idea como acabó en la misma situación que yo, lo único que hago es unos segundos seguirlo mirando de reojo y trato de levantarme; pero no caigo en la cuenta de que aún mi cuerpo no ha superado el reciente berrinche por lo que cuando hago un mínimo intento por ponerme de pie, todo en mi sigue dando vueltas y temblando.

Así que me quedo allí sentada un rato y el chico también se queda en silencio conmigo, lo cual no entiendo mucho, pero para poder salir de esta situación tengo unas cuantas técnicas estudiadas y aunque debo ser cuidadosa porque si las hago mal, todo puede empeorar, empiezo por cantar en mi mente pedazos de canciones, ya que al tratar de recordar la letra mi mente se concentrará en eso y dejará un poco más de lado lo que me está dejando sin aire y con náuseas.
Tengo otras opciones por si esta no logra funcionar pero creo que si lo está por lo que con esa me quedo por ahora. Al cabo de unos minutos logro ponerme de pie sin sentir que voy a terminar en el suelo, por lo que me levanto y en realidad no sé qué hacer pero empiezo a caminar. Al hacerlo el chico también se pone de pie y me sigue; tengo que hablarle si no me va a empezar a resultar un poco inquietante el que comience a caminar a mi lado y que no hablemos por lo que antes de salir de la librería me quiero volver y decirle algo, pero parece que el también estaba pensando lo mismo porque cuando lo hago los dos al mismo tiempo preguntamos:
-¿Cuál es tu nombre?
Los dos soltamos una pequeña carcajada, aunque yo solo puedo soltar una pequeña sonrisa de mi rostro, ya que no me siento en condiciones de mostrar cualquier tipo de alegría, y el es el primero en decir:
-Adrian
-Selena
Pero no, no sé él, pero yo aún me siento incómoda así que nada más me doy la vuelta una vez más y sigo caminando hasta salir de la librería.
Y probablemente sea mi culpa que me sienta extraña ya que nunca me ha gustado conocer personas nuevas como decía, nunca sé que decir y muy rara vez para no decir que nunca, soy la extrovertida que te va a hacer todo el tema de conversación para conocerte.

Cuando todos desaparezcanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora