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No soy la persona que se abre fácilmente hacia cualquiera, simplemente no me gusta; de cierta manera hace todo un poco mejor no le cuento nada a nadie y no genero expectativas de algo que sé que al final puede resultar mal. Últimamente me ha tocado aprender que si las cosas pasan pues bien, y si no, el llanto es mío, y sólo para mí; no tengo que compartir el sufrimiento.

-Creo que sabes bastante claro lo que me pasó- le respondí, esperando que no siguiera preguntando.

-Sí, pero digo, yo también me asombré al verte, pero de esa manera...

Y antes de que pudiera continuar hablando contesté: - Bueno, no todos reaccionamos igual ante las situaciones que vivimos. -

Se quedó en silencio unos segundos, mientras yo estaba ahí, devorando la comida, que el al cabo de unos segundos de mirarme acabó comiendo también.

Talvez notó el disgusto en mi voz, ya que se disculpó - Lo siento, si no es un tema del que te guste hablar. -

-Si lo es, y más con extraños. -

Me miró con los ojos abiertos y una sonrisa, dejando ver sus dientes perfectos que parecían salidos de una revista. - Puff, literalmente podemos ser las últimas personas en el planeta, no podemos ser extraños. -

Que comentario más horrible, aunque fuera atractivo y un poco gracioso, no podía creer que estuviera actuando de esa manera, y con alguien que no tenía ni 24 horas de conocer, a ver, un poquito de empatía a la situación diría yo, no es tiempo de bromas. -
Yo no lo sentía así.

No respondí a su comentario, solo alcé un poco mis cejas, para que notará que pese a todo, lo escuchaba.

No me gusta ser grosera pero simplemente su comentario anterior me molestó un poco, dice que no podemos ser extraños pero lo somos, y antes de ser optimista hay que ser realista y no conozco a este chico como para contarle porqué me dio casi un ataque al encontrarme con él por primera vez. Pero me fuerzo a olvidar este sentimiento de enfado y enfocarme en la comida que tengo delante. Como no respondí su comentario y él también estaba comiendo, al terminar de tragar mi comida busco cambiar de tema y tratar de ser amigable con él así que le digo: - ¿Como llegaste aquí? Ya me contaste que viniste con la esperanza de ver a alguien, pero el centro comercial está en el centro de la ciudad rodeado de mil edificios y tiendas más, lejos de los barrios.

-Vine caminando. En realidad no me tomó tanto, vivo en unos apartamentos así que el centro de la ciudad queda a unos 20 minutos de donde vivo.

-Wow, igualmente caminaste bastante.

-¿Y tú? Si te sorprendes con que haya venido caminando de seguro no debes de vivir tan cerca.

-Pues no, vine en el tren.

-Jajaaja, buena, pero enserio. - Y se me quedó mirando como esperando saber la verdad de lo que para él fue una mentira.

-No es mentira, vine en tren.- En realidad si no lo hubiera visto con mis propios ojos yo tampoco creería lo que estoy diciendo.

Luego de terminar su pan con mermelada de fresa, aún incrédulo se quedó examinando mi rostro buscando respuestas por lo que procedo a decirle: - No tengo razón para mentir, te digo la verdad -.
Su rostro cambia exageradamente de investigador de rostros a incógnita en dos segundos, y sé lo que está pensando, probablemente - ¿como es posible? ¿Qué? ¿En serio?-, y puedo seguir pero lo que sale de su boca es un simple: - No entiendo nada -.

Los dos estamos en la misma situación así que le comento: - Yo tampoco entiendo nada, no sé qué pasó, porque no hay nadie y si te soy sincera mi teoría es estar en coma en una habitación de hospital en este momento; pero las tiendas están abiertas, los restaurantes abiertos con comida intacta, creo que te podrías creer que el tren funciona. -  Y después de mi comentario le doy el último mordisco a la comida para acabar abriendo el libro de nuevo que llevo junto a mí, tomado prestado hace algunos momentos atrás.

-Todo esto parece de película- comenta Adrian, y tengo que empezar a hacer la idea de que ya no estoy sola por lo que es casi una obligación interactuar.

-Pues si- digo - creo que los dos estamos teniendo problemas para asimilar esto-. Se me queda mirando pensativo, y me dice - creo que por más que quisiéramos descifrar lo que pasa, no podríamos, por lo menos sé que yo no -

No entiendo exactamente que quiere decir por lo que le pregunto - ¿a qué te refieres? - cerrando el libro que intentaba continuar descubriendo.

-Digo, por más que lo intentemos y tengamos teorías no sabemos ni podremos saber que ha pasado, la verdad no creo que sea algún tipo de apocalipsis porque no se siente como tal, pero quién sabe, ya mejor me callo porque si no terminaré llorando al solo pensar en no volver a ver a nadie-. Me quedo mirándolo y trato de no poner cara de lástima, aunque no sería sólo por él, yo también estoy aquí, preguntándome si alguna vez volveré a ver a alguien más aparte del chico frente a mí.

Cuando todos desaparezcanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora