capítulo 7 VISITA INESPERADA

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(+++)

MADISON FORBES

—Por fin en casa —aclamé en voz alta mientras me dejaba caer en el sillón.

—Madison, acuéstate con cuidado. ¿Acaso no recuerdas que el doctor dijo que tenías que cuidarte?

—O sea que... ¿podré faltar al instituto, mamá? —se me salió una risita burlona.

—No te abuses, al instituto si podrás ir, solamente tienes que andar con cuidado de no hacer movimientos bruscos —cruzó sus brazos y frunció el ceño.

—Ay, mamá. No te voy a estorbar, es solo el día de mañana, recupero fuerzas y ya quedo fresca cuan lechuga.

—Está bien, puedes hacerlo, quédate pero después al instituto derechito.

—¿Te he dicho que eres la mejor? —dije desde el sillon y le sonreí.

—Lo se, soy genial —ironizó mientras se dirigía hacia la cocina.

Luego de levantarme peresosamente del sillón, me dirigí hacia donde mi madre se encontraba, di una vuelta al gran mesón de la cocina para darle un cálido beso en la mejilla, salí de allí y subí las escaleras para ir hacia a mi habitación. Al entrar, observé mi semblante en el espejo de mi tocador, me encontraba más pálida de lo normal y las bolsas de bajo de mis ojos eran las marcas del cansancio; toqué la pequeña herida que adornaba mi frente y recuerdos inundaron mi mente «¿era eso posible?» pensé cuando recordé su rostro.

Me acerqué a la ventana y la noche se encontraba serena, la calles eran iluminadas por las tenues luces amarillas de los postes en la acera, el silencio era relajante. Sin embargo, duró unos pocos segundos cuando unas cuantas gotas comenzaron a golpear la ventana de mi habitación, eso ameritaba ver alguna serie y llenar mi cuerpo de comida chatarra, llevé mi laptop a mi cama y me acosté con sumo cuidado; coloqué mi almohada como para estar cómodamente recostada viendo el maratón de mi mago favorito, al menos podría tener una marca como la suya en mi frente—aunque no se pareciera en nada—cuando menos lo pensé, mis ojos se cerraron para hundirme en un profundo y desesperado sueño.

Desperté, aterrada y sudando frío. «debe ser una broma» pensé mientras tocaba mi frente, salí de la cama y rápidamente me dirigí hacia el baño, me quité mi blusa celeste la cual estaba bañada en sudor—y no exagero—, abrí el grifo y tiré agua en mi rostro repetidas veces; observé mi reflejo en el espejo y fue algo que no pude detener-algo casi inminente-la pesadilla vino a mi como oleajes de recuerdos, aquellas imágenes golpearon con furia mi mente como las olas del mar chocan con las rocas en las costas.

«Solo fue un sueño». un sueño muy realista.

Volví a tirar agua a mi rostro, tomé la toalla de manos que se encontraba colgada a un lado para cubrirme la cara y así secarla. En el instante que volví la vista al espejo solté un quejido y me giré violentamente. Su reflejo se encontraba junto al mío, muy cerca.

«Perfecto, Madison. Ya comentaste a enloquecer». Pensé y solté un largo suspiro.

Aquellos ojos que vi en el puente esa noche no eran los que habitualmente llevaba, la amabilidad que había en sus ojos fueron reemplazadas por miradas frenéticas; el color carmesí de sus iris me observaban con hambre al igual que una bestia observa a su presa antes de ser comida.

Decidí no pensar más en ello así que solo me limité a volver a mi cama, eché un último vistazo a mi laptop y la cerré cuando la película daba su final, mostrando al tren nuevamente marcharse hacia la gran y épica escuela de magia—fue un buen final—, coloqué la laptop sobre mi escritorio y me dirigí hacia mi placard para colocarme otra blusa, un ruido proveniente de afuera me hizo voltear y fijar mi vista en la ventana, me coloqué la blusa y observé el reloj de pared que se encontraba encima de mi tocador; la hora marcaba las tres de la madrugada «perfecto, la hora ideal de los demonios» pensé y solté aire por la nariz, estaba por regresar a mi cama cuando nuevamente sonó ese extraño ruido a ramas crujiendo en el suelo.

ENTRE DAGAS Y COLMILLOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora