ONCE.

2.4K 456 113
                                    

"¡Buenos días, Shousuke!"
"¿Haz visto el nuevo cat café que abrieron?"

"Sí."

"¿Te gustaría que fueramos?"

"Bueno."

Kei sonrió mirando su teléfono ¿Esto era como una cita?, ese día se permitiría ser egoísta y no invitaría a nadie, sería agradable pasar un rato con Shousuke. Se sentó sobre su cama, su cabello desalineado pues seguía en la cama a pesar de haber despertado hace una hora.

Estiró su cuerpo, escuchando como los huesos de su espalda tronaban, hizo una ligera mueca y se encorbo nuevamente dejando que un suspiro escapara de sus labios. Aún había tiempo, para lo del Cat Café así que no se preocuparía demasiado.

Por otro lado, Shousuke seguía recostado sobre su cama mientras observaba el celular, se dio la vuelta qurdando contra la pared mientras releía los mensajes una y otra vez como si hubiese algo oculto que debiera descifrar, pero no era así, no había nada que adivinar, era una simple conversación entre él y un amigo.

Era por eso mismo, la simpleza de la conversación, el sentido explícito que estás tenían, lo que le hacía preguntarse por qué se sentía como si fuera algo más; por qué cada vez que releía las palabras de Kei imaginaba su voz diciéndolas con esa enorme sonrisa en su rostro que siempre cargaba consigo ¿Por qué había una emoción desconocida apoderándose de su corazón en esos momentos?

Shousuke era tan inexperto cuando se trataba de los sentimientos que genera hacia las otras personas, con su familia era sencillo, los quería, porque ellos no eran malos y lo querían igual; pero con el resto siempre fue el mismo sentimiento "todos son una molestia", no porque fueran malos, simplemente detestaba como la gente actuaba con él y sobre todo le disgustaba como siempre querían forzarlo a entablar conversaciones, pero con Kei todo eso era diferente, y ahí recaía el problema que lo tenía dando vueltas en la cama en ese momento.

¿Qué hace tan especial a Aisuru Kei?

Se preguntaba a si mismo mientras los suspiros se escapaban de sus labios y los segundos de la mañana avanzaban hasta convertirse en minutos. Luego de estar acostado por al menos media hora cuestionando cada una de sus emociones, decidió levantarse e ir a desayunar, no tenía ganas de seguir comiéndose la cabeza para algo a lo que no podía darle una respuesta aún.

( • • • )

Esa misma tarde, Shousuke y Kei tomaron camino juntos para ir al cat café, como era normal, Kei no paró de parlotear a lo largo del camino, algo sobre la vez que fue a un viaje escolar y terminó perdido en la ciudad; Shousuke apenas lograba entenderlo pues hablaba demasiado rápido y cambiaba de situación cada tres segundos, aún así le prestaba atención como si las palabras que salían de su boca fueran coherentes.

—¡Genial! llegamos, fue bastante rápido ¿No crees? —Kei volteó a ver a Shousuke quien solo movió la cabeza como respuesta.

Al entrar, Kei no tardó ni dos segundos antes de ir corriendo en dirección hacia donde se encontraban, tomó asiento en el suelo manteniendo la calma, lo que menos quería era asustar a los animales. Esperó con calma antes de que un gato se acercara a frotarse en su pierna para acomodarse en su regazo, Kei sentía que se desmayaría de la emoción; era demasiado lindo.

Shousuke llegó poco tiempo después y se sentó junto a Kei, los gatos eran bastante lindos, algunos se acercaban y como mucho los acariciaba en la cabeza o en la barbilla, no mucho más allá de eso.

—¿Te gustaría pedir algo? —preguntó Kei quien dejaba que el gato anduviera básicamente por encima de él exparciendo pelos a lo largo de su ropa.

Shousuke se alzó de hombros y Kei le sonrió mientras alejaba al gato.

—Pediré algo de beber para ambos ¿Te parece? ¿Te gusta el chocolate? quizás vendan galletas o brownies aquí o quizás quieras otra cosa.

—Lo que tú pidas está bien —aseguró sin dirigirle la mirada pues estaba demasiado concentrado en acariciar la cabeza de un pequeño gato que no parecía querer alejarse de Shousuke.

Kei sintió ternura y discretamente sacó su teléfono para tomarle una foto mientras estaba distraído, luego de eso decidió pedir algo para comer mientras pasaban el tiempo, algo sencillo, ya que, la principal razón de estar ahí eran los gatos.

—Tú no tienes mascotas ¿Verdad Shousuke? —Shousuke respondió negando con la cabeza—, yo tampoco, mamá cree que soy demasiado irresponsable y bueno, supongo que tiene razón —admitió un tanto avergonzado.

Cuidadosamente tomó entre sus manos al gato para poder cargarlo, era un gato negro bastante lindo, su mirada era atrapante como si quisiera comunicar algo o quizás solo era porque todas las miradas de los gatos transmitían alguna sensación.

—Aún así me hubiese gustado tener un gato con el cuál jugar o quizás un perro, los perros también son lindos.

Shousuke le dirigió la mirada a Kei, para este punto ya tenía a un gato acostado en su regazo y llevaba acariciándolo un largo rato; al momento de voltear a ver a Kei, pudo notar como el gato que estaba cargando sacó la lengua, Kei lo miró con neutralidad y procedió a imitarlo, sacándole la lengua como si se tratara de la pelea entre dos niños pequeños.

En ese instante, los ojos de Shousuke se abrieron ligeramente, mostrando una ligera sorpresa; como si acabara de tener una revelación en ese mismo momento.

¿Acaso Kei siempre ha sido así de lindo?

¡BUENOS DÍAS, SHOUSUKE! | KOMI SHOUSUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora