DOCE.

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Era temprano, el día había amanecido algo nublado y frío, Kei lo amaba, aunque él realmente disfrutaba de los días sea como sea que fuera el clima, sostenía con fuerza su mochila  mientras esperaba a Shousuke fuera de su casa como ya era costumbre.

La misma rutina de todos los días, Shousuke salía de casa y Kei le saludaba con un alegre "¡Buenos días!", Shousuke le regresaba el saludo de alguna manera, jamás usando palabras y luego de ello caminaban juntos hasta la escuela.

Kei hablaba todo el camino, en esta ocasión Shousuke pudo entenderlo pues no paró de hablar sobre lo lindos que eran los gatos del cat café al que fueron el fin de semana y cada que vez que decía algo referente a su lindura la mente de Shousuke se activava rápidamente solo para decir.

"Eran igual de lindos que tú" y eso lo hacía sentirse tan avergonzado ¿Por qué estaba teniendo esa clase de pensamientos vergonzosos?, lo detestaba y quería ignorarlos, pero era difícil hacerlo si Kei no paraba de repetir la palabra "lindo" cada cinco segundos.

—Kei —le llamó Shousuke, tomándolo por sorpresa en medio de toda la conversación unilateral.

—¿Si? ¿Qué pasa? —respondió con una sonrisa en sus labios ¿Era acaso que Shousuke iba a tomar la iniciativa de la conversación?

—... —no respondió, no tenía nada que decir realmente, solo quería que parara de decir aquella palabra tantas veces.

Kei no le tomó mucha importancia, siendo Shousuke Probablemente solo había sido su imaginación; después de todo, a pesar de hablar un poco más, seguía sin ser capaz de tomar el volante en una conversación. Por suerte, para Shousuke, llegaron a la escuela y el tema de conversación cambió totalmente pues Kei comenzó a hablar sobre la época de exámenes, la manera en la que esta se acercaba tan rápidamente, que el tiempo pasaba volando y que estaba seguro que le iría muy mal en varios de esos exámenes pues había materias que se le dificultaban bastante.

—Podríamos estudiar juntos —comentó Shousuke repentinamente antes de que llegaran al salón.

Kei creyó haber escuchado mal y estuvo a punto de preguntar, pero fue interrumpido por Shousuke.

—Tampoco es que te esté obligando —agregó mirándolo de reojo.

—Lo sé, no tienes que obligarme —Kei mostró una sonrisa—, me gustaría estudiar contigo, Shousuke —aseguró mientras entraba al salón justo detrás del mencionado.

( • • • )

El resto del día fue bastante normal, no tuvieron la clase de deportes porque comenzó a llover y el resto del día esto no paró, Kei se la pasaba distraído la mayor parte de las clases observando por la ventana el como las gotas de lluvia resbalaban o en su defecto esperando a que cayera algún rayo pues siempre era asombroso ver el cielo iluminarse.

Las clases dieron su fin, Kei tenía la esperanza de que la lluvia parara pero no fue así; ni siquiera cuando esperó por al menos unos cinco minutos a que esta se detuviera.

—No te haz ido a casa —comentó Shousuke, recargando en la puerta de entrada de la escuela.

—Tú tampoco, al parecer.

—Estaba esperando a que Hitomi se fuera —confesó mientras sacaba el paraguas de su mochila— Si no trajiste paraguas podemos compartirlo.

Kei miró a Shousuke unos segundos ¿Compartir paraguas? eso suena como a algo que pasaría en una comedia romántica, pero esa no fue razón para negar la invitación de Shousuke. Ambos comenzaron a caminar por la calle, el viento no era fuerte, pero el día era frío y la lluvia era un extra que no ayudaba a que la temperatura subiera.

—El día está bastante bien si puedes encerrarte en tu habitación y beber chocolate caliente —comentó Kei, quien parecía más sereno que otros días pues no tenía conversaciones largas con historias alocadas.

—Sería agradable.

—Sí, lo sería.

Hubo un silencio de unos minutos, no fue incómodo, solo era necesario, Kei dio un pequeño paso para apegarse más a Shousuke, había mantenido algo de distancia para no incomodarlo pero cuando empezó a sentir unas cuantas gotas de lluvia caerle encima prefirió acortar la distancia entre ellos; Shousuke claramente notó como ese pequeño tramo, que lo estaba diviendo, desapareció y, extrañamente, sintió como si todo se volviera más cálido repentinamente.

—Lo siento si te incómoda que esté tan cerca.

—Eso no me importa.

Llegaron a casa de Kei primero, ya que sería Shousuke quien se llevaría el paraguas, lo dejó hasta que llegaron a la puerta pues de nada servía haberse cuidado todo el camino solo para terminar empapado en lo que abría la puerta de su casa.

—Nos vemos mañana, Shousuke —se despidió con una sonrisa en sus labios desde la puerta de su casa, cuando Shousuke ya estaba fuera de la misma.

Komi se despidió con un movimiento de mano y luego de eso prosiguió a cerrar la puerta y se deslizó por la misma hasta caer en el suelo; sus mejillas estaban bastante rojas y su corazón latía tan intensamente que no le sorprendería si se escapaba de su pecho.

Abrazó su mochila con fuerza mientras recordaba todos esos pequeños instantes que probablemente para Shousuke no significaron (error), cuando sus hombros se tocaron, cuando sus manos rozadon por un instante al intentar tomar el paraguas, todas las ocasiones en las que sus miradas se encontraron.

Kei abrió su mochila y sacó su paraguas de la misma para sostenerlo entre sus manos.

—Gracias al cielo no te saqué —murmuró con una sonrisa nerviosa.

¡BUENOS DÍAS, SHOUSUKE! | KOMI SHOUSUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora