Capitulo 1

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— ¿Estas seguro que no va a pasar nada?  — su tono de voz era muy nostálgica y llena de preocupación — No es seguro que viajes así, con una tormenta en comino Daniel. 

Intento darle un poco de paz con mi seguridad — mi vida, tienes que confiar mas en las aerolíneas, se que no te gustan. Pero ya veras como estaré mañana en la mañana en el aeropuerto esperándote. 

— Voy a estar ahí antes que llegues — dice con un tono mas calmado — seré la chica de la bufanda amarilla.

— La mas hermosa de todas... tengo que dejarte mi vida, ya están llamando para embarcar. Nos vemos mañana, te amo. 

— Yo también. 

Y después de estas ultimas palabras, cuelgo el teléfono. Rossana siempre asido una mujer con los nervios a mil, a comparación de como soy yo. Pero no por nada es la mujer que amo, tienes unos hermoso ojos marrones tupidas de pestañas, sus labios era gruesos y armoniosos, su piel morena con cabello espeso y rizado hasta la cintura. Tenia la sonrisa mas hermosa del mundo, como el alma mas pura que e conocido. Nos conocemos desde los nueve años cuando la vi por primera vez entrando a mi salón de clases, usaba lentes y siempre traía una coleta muy alta con su rizos alborotos y una gran sonrisa. Jamás pensé que una chica como ella se fijaría en mi. Mi color de ojos eran verdes ordinarios, mis labios fino y nariz muy ordinaria para mi gusto, mi color de piel es negra como la noche y nunca me gusto tener mucho cabello, no tenia esa seguridad que tenia ella de llevar sus rizos sueltos.   

— Pasajeros del vuelo a Georgia, por favor esperar en la entrada de abordo. ultima llamada. 

Sujeto mi bolso de mano y me voy directo abordar el avión, estaba muy cansado. Fue un largo viaje de trabajo y solo quería regresar a casa. Al montarme en el avión y sentarme en mi respectivo puesto, me dispongo a tocarme la chaqueta para asesorarme si todavía tenia la caja pequeña con un hermoso añillo de color dorado con un rubí. Sonreí en mis adentros cuando la sentí. 

Estaba muy emocionado, ya tenias planes para este fin de semana con mi hermosa Rossana. el domingo era su cumple años numero treinta, así que le voy a pedir matrimonio. El estomago se me llena de esas famosas mariposas, como si fuera un adolescente. 

—  Disculpe señor, desea una botella de agua — dice la aeromoza con una amplia sonrisa, de cabello rojizo.  

— No, muchas gracias.

— ¿También esta nervioso? —me dice la señora que tengo al lado, en su mano tenia un rosario. Sus manos temblaban y su piel estaba pálida como hoja de papel. 

Le doy una calidad sonrisa, mientras acomodo mis lentes — No. usted tampoco debería estarlo, vamos a llegar bien a Georgia. 

La señora me responde con una temblorosa sonrisa, así que me dispongo a solo relajarme y disfrutar del viaje de trece horas. Al sentir como el avión empieza a despegar, mi corazón empezó a latir muy fuerte, intento relajarme pensando en todas las cosas que tengo que hacer al llegar a mi casa, contando el ir a ver a mis padres, llevar acomodar la luz de cruce del automóvil, intentar hacer que mr. Trance, el gato negro de Rossana duerma en su cama y no en la de nosotros, planear un viaje sorpresa para Rossana a Miami a ver el mar... 

Un fuerte golpe me saca de mis pensamientos y las manos de la señora que tenia al lado me sujeta muy fuerte. intento tranquilizarle pero es imposible, la pobre no dejada de rezar con cada golpe que el avión agarraba a causa de la tormenta, yo sabia que nada iba a pasar, muy pronto llegaríamos a casa, muy pronto estaría de nuevo sonriendo y compartiendo nuevas experiencias con Rossana, y nos casaría...  Otro golpe mas fuerte que el anterior volvió a movernos de nuestros asientos.

— Buenas noches queridos pasajeros, estamos pasando por el ojo de la tormenta, va a ver mucha turbulencia, aseguren sus puesto y estén con calma, las aeromozas les explicaran con detalle lo que tiene que hacer.    

Volvió  pasar la chica del cabello rojizo, mientras le daba indicaciones a cada persona. Mi respiración empezó hacer un poco mas agitada, mientras los golpes uno a uno nos movían de nuestros asientos, el avión se movía de manera muy brusca, mientras todos los pasajeros rezaban. Nunca e sido un hombre de fe, siempre e sido un hombre se ciencia, pero si algo poderoso existían en el mas allá,  entonces espero y podamos salir de esto. Cierro mis ojos por unos largos minutos  

Por un segundo, el silencio llego a mis odios, un escalofrió entro en mi cuerpo y un golpe subía desde mis rodillas hasta mi estomago, la respiración la sentía muy escasa, mientras las manos de la señora que tenia al lado empezó a sujetar mi brazo clavándome las uñas, sin poder resistir mas abrí mis ojos. La escena que estaba delante de ellos era como una película en cámara lentas, la mirada de las personas en pánico, madres abrazando a sus hijos llorando, hombres intentando salir del avión, jóvenes llorando y las aeromozas pegadas al suelo del avión intentando aferrarse en algo. 

— ¡Ah! — el grito de la señora me hizo entrar en razón, estábamos cayendo, el pánico entro en mis venas, pero no pude hacer ni decir nada, mi cuerpo empezó a temblar, ni habíamos salido de Alemania, solo teníamos una hora viajando. 

Mientras todos rezaban y suplicaban por que el avión dejara de caer, yo solo pensaban en esos hermosos ojos marrones, en esa risa que tanto amo y la locura de Rossana... hasta que sentí lo inevitable... que sacudió mi mundo volviéndolo negro... 

Me levanto sudando de mi cama, con el pecho agitado y mi boca reseca, me tapo los ojos y vuelvo a la realidad entre la oscuridad de mi habitación. Mr. Trance dormía pacíficamente en su cama, mientras yo intente relajar mis nervios, otra vez la misma pesadilla de hace seis meses, otra vez esa maldita pesadillas que me iba hacer volverme adicto a las pastillas para dormir y doparme, otra noche sin Rossana en mi vida por culpa de ese accidente de avión.      

Mi querida RossanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora