2005 - 6

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Huele a.. mucha limpieza.

Abro lentamente los ojos y pestañeo, acostumbrándome a la iluminación que entra por la ventana. La observo por unos segundos y luego toda la habitación. Las paredes son simplemente de color blanco, la cama tiene peluches tontos de animales, la alfombra rosa y en forma de conejo decora el piso, un armario celeste que para nada combina está a mi lado, y los estantes llenos de cuentos cortos y libros de matemáticas hacen que ponga una mueca. Esta es...

¡Esta es mi antigua habitación!

—Ugh. Qué patético se ve esto —Me pongo de pie y camino hacia el espejo del armario. Al instante me deprimo—. Otra vez.. no están.. —Masajeo la parte más plana que tengo. Y siento su tristeza—. Tranquilas.. pronto crecerán..

—¡Maxine! ¡Mi pitbull, ven a comer, pedí pizza! ¡Ya deja de estar deprimida, solo fue un perro el que te mordió!

—¡Dios Santo! —me cubro la boca. Demonios. No puedo verla, no quiero. No aún. Tengo que ir a la escuela que Michi mencionó y encontrarlo.

Voy a la ventana y la abro. Cuando levanto mi pierna, siento el dolor en mi trasero. Bajo mis shorts y veo esa marca de dientes en mi nalga. Bien, creo que de eso hablaba mi abuela.

—¡Maxine!

¡Ay carajo!

Salgo apresurada de la ventana y termino cayendo al jardín. Me hago como una "c". Siento que... La verdad no siento nada. Caer del segundo piso no fue tan malo. Me pongo de pie al instante y miro ambos lados. De acuerdo, es mi antiguo vecindario, y.. la verdad que no me acuerdo por donde..

—¡Maxine, la voz de esta pobre abuela no gritará más! ¡Baja para comer juntas! ¡O el coco te jalará de las patas como hizo con tus padres!

—Mis padres murieron en un accidente de auto, no por el coco —murmuro viendo el exterior de la casa.

Mi atención va al traje de pitbull que está en el cordel, y lo tomo para correr mientras me lo pongo, y alejarme de esa casa. Luego de una cuadras, me pongo la cabeza del traje y me escondo por lo arbustos de un jardín para ver exactamente en dónde me encontraba.

—¿¡Qué demonios es eso!? —oigo una voz antigua y apenas entendible. Entonces volteo hacia atrás y miro a un anciano regando su jardín, él se acomoda los anteojos y aguza la mirada.

Me muevo y él suelta la manguera para retroceder. Me acerco de nuevo y él da otros pasos hacia atrás.

Sonrío de oreja a oreja.

—¡WAAAAAAA! —grito y él corre y choca con su propia puerta. Carcajeo como nunca antes lo había hecho, pero me detengo al ver que no se mueve y sigue tirado en el suelo.

Me doy media vuelta y camino para ir a mi misión.

—Aquí no pasó nada..

***

Saboreo el dulce sabor a fresas con arándanos del caramelo que traía jugando en mi lengua. Estaba dándome un descanso, pues el calor y el traje no ayudaban mucho para encontrar a mi amigo.

Me cuelgo de la rama del árbol para aclarar las preguntas de mi cabeza acerca de lo que sucede. Quizá deba verla.. quizá hablarle. Han pasado muchos años. Sin embargo, es difícil. Ella murió... Pero acá está viva y con la misma energía de siempre. Mi abuela está viva, y yo soy una cobarde para verla. Y ella no es la razón por la que volví, la razón es Michi.

—¡Tengo un motivo para no rendirme! —Ese grito hizo que cayera del árbol.

—¿Michi? —musité, luego mi mirada lo encontró—. ¡Michi!

TOKYO REVENGERS ||Ambos Por Todos||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora