02.

316 48 33
                                    

Llevaba... ¿Cuánto tiempo dentro de ese lugar? No podía distinguir exactamente, solo sabía que las horas pasaban y pasaban, que probablemente sus padres ya habrían llamado a la policía para que lo buscaran por todo el pueblo. Tenía mucha suerte de ser una familia de posición económica privilegiada, así se les permitía gastar el dinero necesario para buscarlo con los mejores agentes del lugar.

A sus 31 años no había experimentado tanto miedo, ni siquiera cuando su madre fue a la reunión escolar donde había reprobado tres materias seguidas, (y probablemente el año, solo para destacar) estar bajo merced de un potencial criminal era horrible.

Sus piernas al igual que sus brazos dolían en demasía por haber pasado tanto tiempo atado con una fuerza de mil demonios. Por lo menos el niño le permitía ir al baño, aunque levantarse era una gran hazaña, considerando el dolor que sentía en esos momentos.

—Bonito, es hora de comer y no quiero que dejes nada en el plato, si no te alimentas bien esto puede terminar mal —Doyoung murmuró lo último mientras bajaba las escaleras y fingía pensar un poco, después de acercarse a Johnny, se sentó a su lado, dejando sobre la mesa el plato de comida. Tenía una sonrisa en su rostro que le hacía parecer una persona completamente inocente ante los ojos de todo mundo, menos de su víctima en esta ocasión, así que recibió una mirada de reproche por parte de Johnny. —No me mires de esa forma, te traje fresas con forma de corazoncito deforme porque colapsaron a medio hacer, pero lo que cuenta es el esfuerzo... Estoy dándote detalles bonitos como cualquier persona enamorada, ¿Lo quieres rechazar aún así?

No entendía para nada la actitud de ese mocoso, por el momento no había llegado a tratarlo de una forma brusca, tenía comida las tres veces al día e incluso el chico le traía dulces de vez en cuando, tenía la libertad de poder ir al baño solo cuando de verdad lo necesitase e incluso varias veces llegó a recibir un par de masajes en sus manos y piernas, más que nada cuando el dolor de sus ataduras llegaba a ser tan insoportable hasta el punto de hacerlo llorar.

Había algo inocente dentro de ese niño pelinegro, incluso llegó a creer que era una pobre y desafortunada persona que se vió obligada a cometer este tipo de actos, siendo cómplice de un secuestro... Pero es que ni siquiera había visto a alguien más a su alrededor, cuando Doyoung subía las escaleras no era capaz de poder escuchar a otras personas en la parte de arriba y el chico básicamente se la vivía a su lado la mayor parte del tiempo, tratando de hacerle plática en cada momento.

Descubrió que Doyoung trabajaba como mecánico en un local pequeño casi a la salida del pueblo, no habló mucho sobre su jefe, pero mencionó que al menos le pagaban lo suficiente como para poder pagar servicios básicos.

Ciertamente su mente casi sufrió un colapso cuando, con el pasar de los días, se fue dando cuenta de que tenía una extraña manía de llevar un peluche en forma de pez a todos lados, se veía viejo y le faltaba un ojo, pero parecía quererlo mucho. Intentó preguntar acerca de ello, pero nunca recibió una respuesta clara, el niño solía divagar un poco cada vez que recibía preguntas de ese tipo.

O se hacía el tonto o de verdad creía que el era muy idiota como para no notar que estaba evadiendo. Quería información personal para dársela a la policía en cuanto fuese libre.

Y... Su corazón de pollito terminó por romperse cuando notó que Doyoung  hacía una mueca de desilusión porque aún no había probado nada del plato de comida, sí, era una persona muy sensible y cuando pudo ver que el chico tenía quemaduras en sus delicadas manos se sintió muy mal, definitivamente tenía que estar siendo obligado a hacer todo esto. Así que sin pensar mucho comió lo que le había preparado, descubriendo que en realidad sabía muy bien.

O solo tenía mucha hambre, se había alimentado de frutas hasta ese día que el chico decidió por fin cocinar, era obvio que no se iba a llenar con tan poco, pero estaba agradecido de por lo menos tener comida, si fuese otra persona pasaría días sin probar alimento alguno o incluso agua. Estaba en una situación crítica.

Psychotic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora