Improvisto - TanjiKana

Improvisto

Ese día Tanjiro se había decidido (solito y sin ayuda de su grupo de amigos) el declararle su amor a su senpai de segundo.

Tanjiro Kamado, primero de preparatoria, 15 años. Era la primera vez que se le declararía a alguien.

Era bien conocido por ser un estudiante responsable, siempre llevado una sonrisa en su cara y dispuesto a ayudar a todos en todo, aunque su grupito de amigos fuera de los que más repelus causaban en la preparatoria.

Fue justo por eso que él preparó todo para que sus amigos no lo acompañaran y pudiese decirle a su senpai todo lo que sentía.

—Hazlo Kamado Tanjirou, tú puedes.

Y abrió su boca y lo soltó todo.

—¡A-, Aunque no me conozcas... me gusta como eres! ¿¡Quieres salir conmigo!?

El sentimiento de opresión se liberó por un medio cuarto de yoctosegundo, para luego sentir un miedo increíble.

Toma aire y valientemente alza su cara, solo para encontrar una cara sorprendida.

Su expresión decidida se turba en una extraña mueca que apenas logra controlar.

—¿Quién es?

Nunca había visto a esa chica que estaba frente a él.

Aunque usaban el mismo uniforme que su senpai, lo cual aseguraba que cursaba segundo año de su misma preparatoria, él jamás la había notado.

La joven pelinegra frente a él lo observa en silencio sin esconder su sorpresa.

—¿A dónde... vamos?

Sus ojitos parpadearon un par de veces mientras tímidamente le preguntaba de vuelta.

Y con la máxima prueba de su inamovible autocontrol, él se traga un "¿Quién eres?" y responde:

—¿A...cuario?

Sus ojos se conectan cuando responde.

Un par de ojitos violáceos se juntan con los carmín propios.

—... ¿cuándo?

Su voz bajita y temerosa susurra en voz baja, casi como si tuviese miedo de hablar.

Tanjiro en ese momento tenía dos opciones: Retractarse o continuar.

—¿Mañana... 8? ¿Sunshine? ¿Toshima?

No sonaba para nada seguro.

—... bien...

El silencio reinó entre ambos.

La joven frente a él pareció cansarse, se dio la vuelta y simplemente se alejó de él.

—¿Qué hice?

Tanjiro Kamado, 15 años, su primera declaración de amor no solo fracasó, sino que también le causó un malentendido.

[ · · · ]

Sus pasos empezaron a sonar a un ritmo lento, pero fueron acelerando paso a paso hasta que comenzó a correr.

Pronto abandonó el pequeño corredor que daba con una tienda poco conocida de helado, donde fue para probar una nueva variedad.

Con su respiración agitada y su cara sintiéndose caliente, huye hacia su casa.

Sus manos temblorosas sueltan sin querer las llaves que tenía entre ellas, entonces se da cuenta que llegó a casa.

Mira asustada alrededor.

¿Cuándo?

Nerviosa trota en su puesto, se agacha e intenta tomar el objeto con un pequeño peluche de tiburón de llavero.