Heredero [ Pausada ]

Capítulo XIX

Severus

Una semana tenía de no ver a Helios, dos días después recibí la respuesta de ella a mi pedido, avisando me de su regresó a Inglaterra.

Tenía varios años de marcharse del país.

Esperaba que su regresó ayudará a Helios con su seguridad, además que le haría bien tener una mujer que lo conociera de bebé, fue amiga de su madre y lo cuidaría cómo si fuera su propio hijo.

Pidiendo a cualquier deidad que hoy él Lord no me necesitará, para poder hablar con ella y llevarla con Helios para presentar la cómo parte de la familia.

Escuché unos toques en la puerta, con tranquilidad que no tenía, caminé a la puerta y la abrí.

- Hola Sev.

- Mérula.

Estába igual de hermosa cómo la recordaba. Ella entró a la casa sin mi autorización para hacerlo. Cómo era su costumbre.

- No has cambiado Sev.

Sonreí.

- ¿Debería?.

- No, sería anormal.

- ¿Anormal?.

Sonrió con picardia y me observó con burla.

- Por supuesto, imagínate un Severus Snape sonriente sin su típico rostro falta de emociones, no sería él joven con ambiciones que conocí.

- Tú tampoco cambiaste en estos años de tu marcha o debería decir huida.

Su sonrisa se borró.

- No hablaré de él, además que por tu carta el tema no es sobre mí y mi vida privada.

- Tienes razón

- Bien, te escuchó querido.

- Deberías sentarte entonces y esperar a que te sirva té, porque será una larga conversación.

Helios

Mi tío no había regresado pero sabía que no lo haría hasta que pudiera, lo que no noté en los primeros días de hospedaje en la mansión, cómo lo iba a hacer con Grindelwald. Él hombre no se conformó con respuestas sin información completa.

Tres días tardé en terminar de hablar de lo que pasó después de su arrestó y posterior muerte, él escuchó todo lo que tenía que decir sin interrumpir mis palabras con preguntas, cuáles no tardaron en exigir al término de las mías.

Fue extraño los primeros días al poder hablar con él, pero terminé de sentirme en confianza, al terminar de relatar los últimos sucesos de lo que fue mi año pasado.

Guardó silenció, cerró sus ojos cómo si no entendiera mis palabras.

- ¿Albus permitió que dos niños que son menores de edad entrarán a un torneo así?.

Lo miré con duda por utilizar el primer nombre del director, aún así le respondí con un encogimiento de hombros.

- Lo hizo en realidad.

- No cambia ¿Entonces tu padre fue un sirviente de este Tom Riddle?.

- Si.

- ¿Dejó que lo marcará cómo si fuera un animal? Sin olvidar que él nunca se enteró de su apellido paterno.

- Todos los mortífagos tienen la marca que los distingue del restó, lo de que él supiera de ti, no sabría que decir.

- No lo sabía - Grindelwald gruñó con enojó marcado en sus facciones.