Desde que Alejandro volvió a mi vida, empecé a dormir más y las noches eran más largas que los días. Cuando dormía, aparecía en la estación del Orient Express, donde, cogiendo el tren, podía viajar a diferentes sueños. Siempre era la misma estación, nunca había nadie, el tren se conducía solo. Había unas máquinas donde simplemente presionabas un botón y te daba un ticket. No podías tener más de un ticket por día, es decir, que cuando te bajabas en una parada, no podías volver a subir al tren. Los primeros días me subí al tren y no bajé en todo el trayecto; Me gustaba ver los sueños de los demás. El tren iba volando por el cielo de cada sueño pero, al no ver los sueños de cerca, no podía saber a quién pertenecían. Una noche, tras ver anime con Alejandro, me dormí. Ese día por fin me decidí a salir del tren. Visité un sueño en el Central Park de Nueva York, donde había más palomas que hojas en los árboles. En el sueño había mucha gente jugando en el parque, merendando, dibujando algo, dando de comer a las palomas... Allí había mucha gente que no conocía y no conseguía adivinar de quién era el sueño, hasta que le vi.
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Diario de sueños
RandomUna adolescente con un don que le permite controlar sueños cuenta su historia y cómo fue progresando en su vida para descubrir el gran misterio de su habilidad. Por el camino se topa con varias personas, algunas le ayudan y otras le perjudican. Esta...