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El sol ha desaparecido de el cielo, dejando que las estrellas y la luna reinen sobre aquel lugar cósmico.
Las calles ahora son alumbradas por las luces artificiales de las lámparas y farolas que hay en cada cuadra.
Me preocupo por mis hermanos, jamás había estado afuera tanto tiempo... bueno, apenas salgo de todos modos. Pero les mandé un mensaje para que sepan que llegaré tarde, espero que sea suficiente.

Midoriya me ha llevado a la playa que está al otro lado de la ciudad, hemos tomado el bus para no tardar tanto, aún así no llegamos a tiempo para ver el atardecer y como el sol se esconde atrás del mar.

Hemos bajado por unas escaleras hacia la playa.
Apenas hay luz ya que las únicas lámparas que están por aquí están sobre la muralla de piedras que separa las calles de la ciudad de la arena.

Cuando tocamos la arena Midoriya se quitó sus zapatos y medias, y yo repetí su acción.

El piso se siente bien, está frío por la época y los pies se me congelan, pero sigue siendo agradable.

"Ha pasadoun rato desde que vengo a la playa, siempre venía con mi madre." Midoriya empezó una conversación conmigo mirando hacia el horizonte aguantando sus zapatos rojos con una mano. La luz de la luna alumbra su rostro suavemente, en sus ojos se ve algo de aquella luz reflejada.

"Hm. No ha querido venir?" Pregunté para seguir con aquella conversación y de paso seguir mirándolo al rostro con una justificación.

"No, no eso, no ha estado... no tiene las condiciones para venir, por así decirlo."

"... ¿no tiene crema solar o..."

Viró su rostro hacia mi con una cara de sorpresa e incredulidad, entonces rodó los ojos y devolvió su mirada hacia el mar demostrando una pequeña sonrisa con sus labios todavía unidos.

"Eres... extraño, Todoroki-kun." Entonces soltó un suspiro sonriendo "Pero no de una forma mala... ¿Y tu? Vienes a la playa seguido?"

"No, mi piel no resiste muy bien el sol, siempre vuelvo a casa con quemaduras graves cuando se me olvida hecharme crema solar en el verano. Por eso prefiero el invierno. Tampoco me gusta ir a lugares con mucha gente, así que no suelo venir."

"No te gusta el verano? A mi me encanta."

"Intenta estar pegajoso todos los días por la crema solar y volver rojo a casa de todos modos."

"Yo por suerte solo cojo color." Respondió con leves carcajadas. Suaves, bajas y hermosas carcajadas.

"Solo cojes color? Suertudo, eso hace tu vida automáticamente diez veces mejor que la mía."

"Nah, no lo creo. Piel resistente al sol tampoco da una vida perfecta." Después de esa frase empezó a caminar hacia la orilla del mar dejando que las olas toquen las puntas de sus pies.

"No está fría?"

"Y mucho, pero una visita a la playa no es una buena visita si no tocaste el mar. Vente pa' acá."

Extendió su mano a la altura de mi hombro. Conforme me acerco puedo sentir su mano rozar mi brazo pasándose lentamente por el hasta llegar a mi espalda y parando en el medio de este cuando mis dedos empezaron a tocar la arena mojada la cual rápidamente fue empapada con agua al igual que mis dedos.

"Ash, que fría."

"Si."

Cuando dejamos que el silencio se apoderada de el momento pude escuchar con más claridad las olas. Apenas hay ruido aparte de ellas. Pero algo que puedo oír con claridad son los latidos de nuestros corazones, el mío siendo más rápido que el de el pecoso poniéndome nervioso.

Noche de fiestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora