Bien.

Hoy saldremos otra vez.

Hoy es nuestra quinta... ¿cita?.. Junta de amigos?

No importa.

Hoy Midoriya viene a mi casa. Vió en el Internet unos videos en los que la gente cocía piedritas y cristales rojos sobre ropa blanca para darle un efecto de, entre comillas, sangre. Le gustó la idea así que me propuso hacer unas camisas de esas juntos.

Yo no me veo como una persona artística. Menos todavía sé cocer. Aún así lo intentaré, probablemente aprenda algo nuevo de el como siempre.

Apesar de solo haberlo visto unas pocas veces en persona, no ha pasado un día en el que no hablamos desde que comenzamos a mandarnos mensajes.

Izuku siempre tiene tanto de lo que hablar que aveces el tiempo pasa volando entre los veinticinco temas que logra meter en la conversación.

Ayer mismo comenzamos a hablar a las cinco de la tarde, nos despedimos a las once de la noche, pero dejamos de hablar a las una y media de la madrugada.

Hoy es sábado, así que logré dormir mis 10 horas diarias sin problema alguno.

Al despertar me tuve que apurar al alistarme de todos modos, ya que se supone que Izuku vendría a mi casa a las doce y me desperté a las once, lo cual apenas me dio tiempo para bañarme, lavarme los dientes, peinarme, ponerme ropa (que no se viese muy casual pero tampoco sea obvio que pasé diez minutos girando mi escaparate para encontrar el atuendo perfecto que no logré encontrar), darle de comer a Stella, desayunar, limpiar la sala y limpiar mi cuarto al igual que darle una pasada rápida al baño para, en un intento, hacer que brille más de lo normal.

Todo esto lo logré en una hora.

Ni yo mismo sé cómo.

Supongo que el poder del amor y la amistad si funciona.

Justo cuando estaba terminando de aspirar el piso de mi cuarto sonó el timbre.

Natsuo no está en casa, así que no podrá molestarnos cuando esté con Midoriya en nuestro cuarto, y Fuyumi siempre se encierra en su cuarto con sus audífonos cuando no hay nada que hacer, así que yo tengo que abrir la puerta.

Antes de llegar corrí dando saltos al baño para verme una última vez en el espejo.

Pelo arreglado, T-shirt de spider man planchada, sweatpants limpios.
Bien, debería verme casual y normal. Como otro día tranquilo en casa... o eso espero.

El timbre volvió a sonar cuando yo, junto a Stella, estaba a punto de abrir la puerta.

Al abrirla me encontré con Midoriya, obvio.
Lleva una bolsa, supongo que ahí está todo lo que necesitaremos para la manualidad de hoy.

"Buenos días Todoroki-kun." Saludó con una sonrisa.

"Buenos días. Ven, pasa." Me moví hacia un lado para así darle espacio al peliverde.

"Gracias. Perdón por la intromisión."

Midoriya se puso en cuclillas para estar más cercano a Stella mientras yo cerré la puerta tras quitarse los zapatos.

"Hola mi amor." Su voz se volvió chillona al hablarle a la felina mientras le acaricia el lomo. "Ven bebé." Agarró a la gatita y la cargó.

Al cargarla le hizo saltar un poco.
"Se está poniendo pesada." Comentó, mirándome.

"Bueno, si con pesada te refieres a; "no estar desnutrida" pues si, se está poniendo pesada."

"Como que te gusta molestarme, no?"

Noche de fiestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora