II

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—La verdad, es que ni yo tengo explicación— Contestó, ya era un nuevo día y Jungeun se apareció donde el lugar de juegos

—Pero maestra Haseul— Jungeun insistió —¿Por qué se veía tan seria cuando me quería hablar?—

—Es que podía ser que Jinsoul vio algo en ti y tú la rechazaste, pero resulta que solo te confundió con un peluche— Contó ella —Ahora, no sé cómo te vio en eso, pero no importa—

—¿Y por qué vería algo especial en mí ella?—

—Es que nunca toca a nadie, o sea, nunca abraza a alguien— Contestó Haseul —Entonces pensé que te había abrazado por algo—

—Solo me trató de oso de peluche. Seguro me dijo gorda— Se quejó la menor haciendo un puchero y abultando sus mejillas —Al mirarme pensó que por ser así, parecía oso de peluche y literalmente me ve cara de oso— Hablaba totalmente ofendida

—Jungeun— La maestra volvió a hablar deteniendo su explicación y calmando ese sentimiento de ofendida total —Solo déjala ser, ¿Si?—

—¿Cómo?— Se volvió a cruzar de brazos —¿Quiere que la deje tratarme como un peluche?— Jungeun movió sus brazos en exageración

—No, ella no tiene las intenciones de pensar en ti de forma mala— Negó Haseul —Solo déjala—

—¿Por qué tendría que ser el oso de peluche de una niñita incluso mayor que yo?— Ella se creía madura

—No vas a ser su oso— Negó otra vez segura —Verás que Jinsoul vendrá y ya no te tratará de eso, espero. Ella ya se dio cuenta ayer que abrazó a una chica, creo, y al parecer se negó un poquito, así te pido ahora que la dejes ser hasta que se dé cuenta—

—Pero más le vale que se dé cuenta luego porque no la voy a soportar mucho tiempo— Y una vez más se cruzó de brazos

No dejó que la maestra le dé alguna palabra más porque se fue a revisar los libros que estaba leyendo hace un rato. El libro hablaba del príncipe más guapo que había, y la princesa que era una chica bonita, pero malhumorada

No se dio cuenta cuando la presencia de Jinsoul había llegado al salón de juegos. La de cabello negro se fue por todo el lugar, buscando algo, el mismo libro que tenía Jungeun. Le preguntó a la maestra y está dijo que no sabía nada. En ninguna parte de la librería estaba el libro

Pero algo más interesante apareció en la en la vista de la pelinegra. Su osito de peluche estaba ahí

—¡Osito de peluche!— Lo primero que pensó hacer y eso, fue tirarse en un abrazo a la castaña que fue rápidamente tirada al piso encima de los cómodos cojines

—¿¡Qué!?, ¡Ahg!— Estuvo a punto de gritarle como la otra vez, pero recordó las palabras de la maestra y que la última vez Jinsoul se había puesto a llorar sin sentido alguno, así que se quedó callada

—Sabía que volverías, osito— Remarcó Jinsoul —Por cierto, no te tengo nombre—

—Me llamo Jungeun, y no soy un osito y no me parezco uno— A ver si le salió sutil

—Muy largo. Jungie— Le puso su apodo —Ahora eres mi Jungie— Esto causó que la abrazara más fuerte

—¡No!— Se iba a negar más y sólo le quedó dejarse ser

Jinsoul la abrazó con bastante fuerza, no dándole chance de soltarse. Había puesto su rostro en el suyo y movió en fricción sus mejillas. La pelinegra llevaba una enorme sonrisa de oreja a oreja. Jungeun terminó quitando su rostro enfurecido y dejando uno neutral, como también dejó de hacer cualquier fuerza, dejando literalmente su cuerpo para ser abrazado por completo

 Jungeun terminó quitando su rostro enfurecido y dejando uno neutral, como también dejó de hacer cualquier fuerza, dejando literalmente su cuerpo para ser abrazado por completo

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¡Osito de Peluche! /LipSoul/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora