Tu último regalo

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Hoy mientras arreglaba mi clóset encontré el último regalo que me hiciste. ¿Recuerdas cuál fue? Seguramente no, pero no importa, ya te digo yo; fue la pulsera de colores que decía "eres mi amor". Me sorprendió encontrarla porque pensé que de ti, lo único que quedaba era un borroso recuerdo, se suponía que todo lo demás lo había quemado aquella tarde de enero. Pero no; quedaba tu último regalo.
Terminar contigo fue como cuando una persona de confianza te dice que tienes el escote del vestido demasiado abierto; tú no lo notas, no te molesta, sólo lo ven los demás. Y así fue. Alguien me dijo que te tenía demasiado abierto; alguien desde fuera vió lo que yo, desde dentro, no pude ver. Y lo hice; lo cerré...
Lo nuestro, bueno, corrección: lo mío contigo, fue como los tatuajes que me hacía de pequeña con el delineador de mi tía, fuertes al principio, hasta que el agua de la ducha los arrastraba por mi piel como una avalancha que me teñía de oscuros vestigios.
Me aferré a la versión de ti que me inventé para poder amarte cuando no te conocía. Te dibujé en trazos gruesos y la melena de un león, salvaje, fuerte y me obsesioné con tus ojos. Pero me llovió realidad y te escurriste dejándome con el maquillaje corrido.
Si, me enamoré de quien creí que eras, y luego de quien eras en realidad, pero aún amándote dos veces, no fue suficiente el amor. Se empeñó la lógica en mostrarme que éramos piezas de diferentes rompecabezas; encajábamos de alguna manera, pero no teníamos la misma imagen.
En fin... que hoy encontré tu último regalo y me pregunté cuantos más me habrías dado si hubiéramos funcionado, pero luego no quise saber, porque recordé que no supe quererte y que tu no supiste llenarme.
Quizá yo buscaba mucho.
Quizá tu dabas muy poco.
Pero ahora además de tu último regalo, sólo queda un viejo y polvoriento recuerdo de verte llegar a mi casa y una pregunta de la que ya casi no me interesa la respuesta.

poesía infielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora