Cinco

712 55 5
                                    

Muto Yasuhiro

Una vez más, despertaba en aquel apartamento que había logrado conseguir gracias a Izana, aunque el lugar era algo pequeño, no se quejaba pues resultaba ser acogedor y suficiente para él. Estiró su mano para apagar la alarma de su celular, volteándose sobre el colchón, manteniendo su vista fija en el techo.

"¿Realmente debo ir?" Era la pregunta que se hacía todos los días, de forma inconsciente, su vida se había vuelto bastante monótona y rutinaria. Se despertaba a las 7 de la mañana para hacer sus cosas y dejar limpiando su hogar antes de salir e ir al trabajo. Trabajaba medio tiempo en una pizzería, no le iba mal pues el sueldo que ganaba le permitía subsistir cómodamente sin realizar ningún sacrificio y en las tardes, iba a la universidad, estudiando casi hasta las 10 de la noche, luego volvía a su casa y su rutina se repetía día tras día.

Se había acostumbrado a llevar su vida así desde un par de años, sino hubiera sido por Izana, no sabría dónde estaría en este momento. El moreno le había brindando una mano amiga luego de que su madre falleciera debido a un infarto, tenía 15 cuando la vio morir. Con Kurokawa, eran amigos desde niños y a pesar de que se mudó de ciudad, nunca dejó de considerarlo como uno y gracias a él, hoy tenía una mejor vida que hace algunos años.

No era de hacer muchos amigos, por lo que salir en las noches tampoco era una opción además, no era su actividad favorita, prefería pasar en casa haciendo maratón de alguna serie/película o simplemente leer algún libro que haya pedido en la biblioteca. Izana siempre trataba de integrarlo, pero su fuerte nunca fue socializar por lo que cada vez que lo invitaba a salir, siempre le decía que no.

Sus días pasaban sin alguna novedad y muy en el fondo de su corazón, deseaba que algo interesante pasara, nomás para variar y cambiar un poco la rutina, pero nada sucedía, todo y cada uno de sus días se resumía en trabajo, escuela y casa, que hasta el mismo comenzaba a hartarse y no sabía la forma de cambiarlo.

Sus días pasaban sin alguna novedad y muy en el fondo de su corazón, deseaba que algo interesante pasara, nomás para variar y cambiar un poco la rutina, pero nada sucedía, todo y cada uno de sus días se resumía en trabajo, escuela y casa, que hast...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Vamos Yasuhiro, te prometo que no te vas a aburrir, ya pareces un viejo de solo pasar encerrado aquí incluso, hasta creo que hueles a guardado.

Izana había llegado hace algunos minutos a su departamento, con la intención de hacerlo salir y disfrutar, pues el más alto de los dos no pasaba de los 21 años y aún así se negaba a disfrutar de ser un adolescente.

Ya te dije que no quiero, sabes perfectamente que ir a fiestas no es lo mío y si voy, en algún momento de la noche, me vas a dejar sólo, para irte a besuquear con Kakucho.

El rubio fingía estar serio al notar la expresión de su amigo pues nada más al mencionar a aquel chico, sus mejillas adquirieron un leve color carmesí. No le reprochaba el hecho de que estuviera intentándolo con aquel chico pelinegro, de hecho, le alegraba; pues sabía que Izana era alguien que merecía ser feliz, pero la sola idea de quedarse solo en aquella fiesta, bajaba su humor completo.

𝕴𝖓𝖉𝖊𝖈𝖎𝖘𝖎𝖔́𝖓 || 𝚁𝚒𝚗𝚣𝚞 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora