Sanzu no podía estar más feliz, había pasado toda la semana tratando de idear una bonita sorpresa para Rin, ¿por qué? Pues sencillo, ese fin de semana cumplían tres meses siendo pareja y sinceramente, el pelirosa estaba bastante emocionado por eso. Desde que se convirtieron en novios, había intentado por todos los medios hacer feliz al pelimorado, llenándolo de detalles cada que podía, solo para ver su hermosa sonrisa, sonrisa que muchas veces no se daba cuenta que era fingida.
Rin no quería ir a la estúpida cita, incluso pensó en varias excusas, como decir que estaba enfermo o decir que tenía un asunto que le había surgido de último minuto y era de suma importancia que le prestara la debida atención. Lastimosamente, ya le había dicho a su novio que iría, pensaba quedarse solo un par de minutos y luego irse, es más, ni siquiera sabía porque iba.
Una de las razones por las que aceptó, es porque toda la semana lo había estado evitando además, había sido la primera vez que lo había engañado, por lo que un pequeño sentimiento de culpa lo invadía. Aunque no se arrepentía de haberlo hecho, el solo pensar que lo podía descubrir le carcomía la cabeza ya que, en su calentura se había metido con un compañero de Haruchiyo.
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El tan ansiado fin de semana había llegado demasiado rápido, Haruchiyo se levantó temprano para limpiar el pequeño departamento donde vivía pues no tenía ganas de salir y quería que la cita sea solo entre el y su pareja, por lo que salió de su cama y empezó a realizar todo lo que tenía planeado; Rin llegaría en la tarde por lo que tenía horas de sobra para hacer que todo sea perfecto.
Sanzu terminó todo en tiempo récord, dejándose un par de horas para arreglarse el mismo. No era malo en la cocina, pero sinceramente no tenía ganas de cocinar por lo que decidió llamar a un servicio de comida rápida, encargando hamburguesas, papitas, helado y también una pizza. Había tenido que preguntarle a Mikey sobre los gustos de Rin pues él se negaba a contestarle. Luego de hacer el pedido, se acostó en el pequeño mueble a dejar pasar los 45 minutos en lo que le traían las cosas.
Aburrido de no saber que hacer en ese lapso de tiempo, tomó su celular para hablar con Rin por unos minutos, deseando profundamente que le conteste.
