𝟏𝟖;; 𝐦𝐚𝐧𝐚𝐝𝐚

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— Date la vuelta, unnie

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— Date la vuelta, unnie.

Jennie obedeció cansada, dándole la espalda a Roseanne, dejando que la alfa paseara la toallita húmeda por la desnuda piel de sus glúteos. Lo hacía con gentileza, como si la omega fuera alguna escultura de cristal y tuviera miedo de quebrarla en un mal paso. La suavidad en que limpiaba el resto de lubricante natural que había quedado hicieron a la castaña gruñir bajito llena de satisfacción, como si estuviera ronroneanda, sonriendo en completo relajamiento. Las delgadas manos la tocaban con cuidado, sin intenciones sucias, solo cuidándola con verdadero cariño.

Habían tenido una tarde divertida; las dos alfas se entretuvieron un largo rato en los videojuegos en la habitación de Jennie, mientras la castaña se dedicaba a terminar deberes finales para entregar antes de que las vacaciones comenzaran. Luego Lalisa se cansó y decidió que era mejor ir a jugar con Jennie, sí, la alfa menor al comienzo le había mimado, abrazándola desde atrás y dejando besitos inocentes en la piel que la camiseta ancha (que era de Rosé) no llegaba a crubrir. La omega se había dejado hacer con gusto, suspirando por la sensaciones cálidas que los besos y caricias en su cintura le hacían tener, después subió de tono. Y bueno, no pudo resistirse mucho, Jennie también se había calentado y tan pronto como terminó las tareas, prácticamente se lanzó a devorar la boca de Lalisa.

Roseanne no participó esa vez, optó por quedarse observando sentanda en el puff de color gris que Jennie tenía, mientras el otro par se dedicaba a saciarse entre ellas. La omega no sabía qué había sido mejor; la deliciosa manera en que Manobal la jodió o que Park fuera un expectador activo. Porque, incluso cuando no había estado con ellas en la cama, su participación se basó en palabras y órdenes sucias que, honestamente, a las tres les gustó.

Así que ahí estaba, después de una intensa sesión, acostada boca abajo en su cama totalmente cansada, permitiendo que su alfa le mimara. Lisa estaba a su lado, con las manos acomodadas detrás de su cabeza, también desnuda, mirándoles con una sonrisa bonita, ojos brillantes de cariño. Rosé se había tomado el tiempo de limpiar a la alfa menor de igual modo, como si ambas fueran sus bebés.

ᴄᴀᴘᴘᴜᴄᴄɪɴᴏ ᴄᴀɴᴅʏ| ᴊᴇɴᴄʜᴀᴇʟɪsᴀ ɢ!ᴘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora