La tarde del diecisiete de octubre, mientras el cielo se nublaba en desgracia y la brisa murmuraba suaves sollozos, Dave Mustaine miraba la pequeña hoja de papel en sus manos, planteándose si dejar o no dicho objeto en su destino. No había dormido nada la noche anterior, pero ni siquiera el cansancio persuadía su fuerte debate mental; aún estaba descolocado, en shock, realmente no sabía qué hacer.
Luego de divagar en sus pensamientos por un largo rato, el toque en su hombro lo sobresaltó, haciendo que girara bruscamente para encontrarse con la persona tras él.
—Hey, ¿estás bien? —preguntó David Ellefson. El bajista de Megadeth llevaba puesto un traje negro que parecía ser demasiado formal para él, su larga melena lucía alborotada, y en su mirada se reflejaba una gran compasión.
—Sí... ¿Ya comenzó? —sus miradas se encontraron por unos segundos antes de que Dave se pusiera en pie y sacudiera sus pantalones.
—Ya, hace unos minutos. Vine a buscarte. —avisó el muchacho. Dave asintió y comenzó a caminar al interior de la funeraria.
Como David había dicho, el lúgubre evento había dado inicio hacía ya diez minutos; entre todos esos asistentes se encontraban las personas más cercanas a James, es decir, sus amigos —tanto sus compañeros de banda como jóvenes pertenecientes a otras conocidas agrupaciones—, su padre, su hermana, y algunas otras personas que Dave no logró reconocer. Todos ellos miraban el lugar de descanso del joven Hetfield con una tristeza enorme, sus ojos cristalizados y sus lágrimas cayendo por sus mejillas lo decían todo, pues parecían hablar por sí mismas.
Dave tomó lugar a un lado de Ellefson, que le dedicó una última mirada de compasión, suficiente para hacer sentir aún peor al desafortunado pelirrojo.
La sensación de todas esas miradas encima suyo comenzaban a sofocarlo, en especial dos de ellas; sentados unos lugares tras ellos, Lars y Kirk lo observaban como si fuera algún tipo de bicho desconocido, o algo que nunca antes hubieran presenciado. Dave apretó sus puños y bajó la mirada, únicamente para limpiar las pequeñas lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos. Era un día frío... él mismo parecía estar frío, tal como las muñecas heridas de James esa fatídica mañana...
—¡Dave! —Mustaine volteó para ver a David, quien lo miraba extrañado. Todos los presentes lo observaban con una inquietante intriga.
—¿Qué pasa? —preguntó, confuso, limpiando las lágrimas que humedecían sus mejillas.
—Es tu turno de dar unas palabras... —dijo David, tratando de alentar a su amigo en ese momento tan difícil. Mustaine pareció ignorarlo por unos segundos, pues en su mirada se dibujaba la confusión misma.
—¿Eh?... Sí... ya voy. —Dave acomodó el saco negro que llevaba puesto, en su cuello, el moño de vestir rojo lo sofocaba; no recordaba la última vez que se vistió de esa manera, quizás había sido ya años atrás, cuando acompañaba a su madre al trabajo en aquellos tiempos en los que era un infante despreocupado, que únicamente podía pensar e imaginar lo que sucedería esa tarde de juego en su solitaria habitación...
Caminó despacio hasta el púlpito, mientras todas las miradas se posaban en él. Era muy distinto a los conciertos que solían dar, es decir, estando en el escenario, todas esas personas eufóricas gritando y cantando sus canciones con vehemencia eran como un golpe de pecho hacia su trabajo; le encantaba sentirse admirado, le gustaba que toda esa gente lo mirara tocar su guitarra como un loco, pero esa tarde nublada de octubre ninguna de esas sensaciones pasó por su cabeza. En realidad, todos lo miraban con lastima, "Dave Mustaine, el chico que encontró el cadáver de su excompañero de banda y amigo luego de que éste tomara la terrible decisión de acabar con su vida una funesta madrugada de 1986".
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Seven Tears ~Hetstaine~
Fanfic"Siete lágrimas fluyen hacia el río Y seis de ellas son mías Y caigo en el mar profundo Y duele la vieja herida Que se ríe babeando en todo el dolor Pero cuando la marea se llevó su cuerpo Después de derramar lágrimas, seis en número El agua se conv...