Sexto capítulo

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Sana's pov:

-Vamos, niña...¿No está demasiado fresco en la floristería para que te quites ese sombrero?-La voz de Sunny, la trabajadora de la floristería de mi madre, sonó a mi lado.

Sonreí a pesar de que media cara me dolía, llevaba lentes de sol y un sombrero que me pudiera tapar los moretones que no pude esconder tan bien con maquillaje. Habían pasado dos días, Tzuyu no dormía conmigo y me evitaba la mayoría del tiempo.

-Sun, así estoy bien-Tranquilicé mirando el estante con pequeñas flores creciendo en macetas chicas-. Quiero llevar unos cuantos lirios amarillos para mi jardín trasero.

Sunny sonrió con calidez y se acercó al estante buscando la raiz de la flor.

-Muy buena elección, a la señorita Hirai también le gustan mucho. El esposo de ella le compra cada martes un ramo, es un buen hombre. Me ha contado que piensan buscar el hijo muy pronto-Hablaba con serenidad mientras tomaba la pequeña maceta y me la extendía-. Sana, ¿tú piensas tener hijos con esa mujer?-Preguntó con un tono más cauteloso, casi preocupado.

Tragué saliva. Estaba estatica en la misma parte sin saber qué responder, mi primer pensamiento fue que sí pero después una parte de mi tristeza dijo que no. La mención de mi amiga me hizo recordar a Mina, me sentía mal por no haberle devuelto la llamada después de que Tzuyu le colgó. Lo más seguro es que haya pensado que no quería hablar con ella realmemte pero eso era lo que yo más anhelaba, aunque no podía decirlo, claro estaba.

-No lo sé, Sunnysu. ¿No estoy muy joven para pensar en eso?-Evadí responder concretamente la pregunta pero parece que a la mujer no le molestó.

Ella solo se limitó a volver a mi lado.

-Un hijo es una bendición. Tal vez cambie la frialdad de tu novia-Con eso me dejó para atender a otro cliente.

Yo me quedé ahí parada en silencio. Sabía que no era verdad, Tzuyu no quería hijos y ya me lo había dicho muchas veces para ignorarlo.

Pero tal vez una sorpresa así pueda ponerla feliz. Puede cambiar de parecer, el próximo amo cumplirá treinta y lo más seguro es que ya sienta que el reloj biológico se agota. Salí de la tienda no sin antes despedirme de Sunny, después fui directamente a casa.

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