Capítulo 2

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Con la vista fija en una radiografía impresa que no entiendo me dirijo hacia la salida del hospital. Seguiré su consejo, iré a un buen hospital y ya sé a cual. Realmente ocupo este hospital porque mi trabajo me ofrece atención gratis aquí pero es muy malo y hoy lo acabo de confirmar.

Iré al hospital donde trabaja mi hermano mayor, él es el mejor médico que conozco pero no me gusta molestarlo cuando mis padecimientos son leves, porque su vida es muy agitada pero esto ya requería su ayuda.

Estoy nervioso como no estarlo, lo noto cuando salgo del hospital y abro la puerta del auto, mis manos tiemblan como hojas abatidas por el viento. Ya dentro del auto respiro profundamente, y descanso mi cabeza contra el timón de mi auto. Medito un momento y luego tomo mi teléfono, marco ese número que tan acostumbrado estoy a llamar. Enseguida mi hermano acepta la llamada:

—Chiquitín, ¿Cómo te lleva la vida?  —me habla con esa alegría que el siempre muestra y me llama chiquitín aunque sabe que odio esa palabrita.
—Hermano, necesito tu ayuda urgente.
—¿Qué pasa Klauss? —me pregunta en un tono de sincera preocupación.
—Tengo un pequeño problema de salud, nada grave pero quiero atenderme en un buen hospital, no te preocupes estoy bien pero puedo ir a tu hospital ahora, me puedes atender?
—Claro ven, sé que no estás bien pero seguro puedo ayudarte, ¿quieres que te busque en mi auto?
—No, yo voy a ir no te preocupes.
—Te esperaré afuera estoy un poco nervioso.
—Espérame solo me tomará unos minutos llegar allá, pero tranquilo, ok? —dicho esto le cuelgo no quería un bombardeo de preguntas solo quería conducir tranquilo hasta donde estaba él.

Conduzco lleno de pensamientos poco sanos, a veces creo que simplemente es un error técnico del equipo de rayos x y me tranquilizo, pero al momento me parece que tengo algo alojado en mi cráneo. Tampoco ayuda ese dolor de cabeza fuerte que no se me quita.

Después de un largo y tortuoso trayecto llego al hospital mi hermano me espera charlando con el portero.

—Dr Raúl aquí estoy —le digo a mi hermano mientras toco su hombro.
—Hermano estás aquí, ahora mismo te atenderé, no pareces estar muriendo al menos eso me consuela. Vamos a mi consulta para que me expliques lo que tienes con calma.

Sigo a mi hermano y al irme le dedico un simple saludo al portero. Caminamos un poco hasta llegar a su consulta, era un local muy bonito y cómodo; acorde con el excelente médico que era mi hermano. Él me invita a sentarme con una seña pero lo tomo del brazo y le explico:

—Hermano te explico rápido no quiero robarte mucho tiempo ...
—Nunca escatimaré dedicarte tiempo chiquitín, pero dime que te ocurre —aclara interrumpiéndome.
—Es simple te lo resumiré, hoy desperté con dolor de cabeza y mi almohada estaba manchada de sangre. En el otro hospital me hicieron una radiografía y notaron una irregularidad, el doctor que me atendió dice que o el equipo de rayos x no sirve o tengo un objeto desconocido alojado en mi cerebro. Ahhh y la sangre viene de una heridita pequeña que tengo en la cabeza —no le dije lo de que el médico consideraba que era causada por un objeto punzante a propósito simplemente porque esto último me parecía estúpido.
—Está bien, no es tan simple como pensaba, dejáme ver la herida que tienes en la cabeza —mientras dice esto me examina la cabeza detenidamente.
—Anoches estuviste en uno de esos alocados bares bebiendo, ¿verdad? —me incrimina.
—Sí, no lo negaré, ¿por qué lo preguntas?
—Simple esa heridita que tienes en la cabeza fue causada con un bolígrafo o algo por estilo y estimo que no te la hayas hecho tú, alguien te la hizo hermano, pero no te preocupes no te exigiré explicaciones solo ten más cuidado.
—Pero yo no estuve en ninguna pelea....
—Ya chiquitín no te juzgo, vayamos con mi mejor amigo y oportunamente el mejor neurólogo del país.

                          ***                

.... ¿Dónde estoy?, mi cabeza duele terriblemente siento como si fuera a perder la conciencia, este dolor es inexplicable no lo puedo describir.
—Hermano ya despertaste —me dice mi hermano mientras toma fuertemente mi mano.
—¿Que me pasó?
—Estabas conmigo en la consulta y te desmayaste, luego despertaste solo para convulsionar y caer en un coma que duró dos semanas.
—Qué dormí dos semanas, no puede ser si apenas duermo en las noches.
—Estuviste dos semanas en coma y pasaron muchas cosas desafortunadamente no son cosas positivas...
—Cuéntame todo y no me protejas ya soy mayorcito —le interrumpo pidiendo sinceridad.
—Hermano durante tu coma hicimos varias pruebas, en efecto tienes un objeto alojado en tu cerebro y es el causante de tu dolor de cabeza y el coma del que acabas de despertar.
—Un objeto, ¿qué tipo de objeto? habla por dios.
—Sé que suena loco pero es un mecanismo de relojería tiene engranajes y todo, esa herida que tenías en la cabeza es un rastro que dejaron al implantártelo. El mecanismo es de alta tecnología pero la persona que te lo implantó era poco habilidosa y te causó muchos daños. Pero esto no es lo peor, autoricé una cirugía poco invasiva para extraer el dispositivo que te insertaron y al momento de hacer contacto con el objeto este se activó y aumentó peligrosamente su tamaño por lo que no lo pudimos extraer.
—En castellano por favor.
—En resumen no te asustes pero ahora mismo no hay una manera médicamente posible de extraer lo que sea que te insertaron en tu cerebro.
—Y dime hermano puedo vivir con eso ahí y ya.
—Negativo tenemos que sacarlo pero no te preocupes encontraré algún procedimiento médico.Tal vez en otro país, tiene que existir alguno y que no te haga mucho daño.
—Ya lo entiendo todo, tarde o temprano esa cosa me matará, pero tú como hermano nunca me vas a decir que tengo los días contados —mientras digo esto sonrío creo que no hay mejor manera de enfrentar la muerte inminente que riendo.
—No digas eso hermano y no rías la muerte no es una broma.
—Para mí al menos mi muerte me da risa.
—No morirás yo encontraré una forma —me dice intentado reprimir el llanto que está a punto de vencerlo.
—No llores hermano, anda y tráeme algún calmante que me duele un poco la cabeza, ahh y me voy a casa.
—Te traeré un calmante fuerte pero no te puedes ir, estás loco.
—Me voy aquí no pueden hacer nada por mí, lo acabas de decir.

Pares Condenados: El Largo ViajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora