🖤29 🖤El ángel y el archiduque que estaban enamorados de Dios y de la muerte.

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He presenciado miles de existencias por parte de  Dios y siempre lo había admirado mucho. Generoso, misericordioso. Mas que amor era algo que me llevó a Idolatrarlo, como cuando admiras algo bello desde lejos sabiendo que es inalcanzable, perfecto que no puedes poseer.

Hasta que conocí a Brooklyn. Era el Dios más maravilloso, más humano, más imperfecto y lo que es de cierta manera incorrecto se ama, se desea, se quiere poseer , no está bien, pero mi pecho sentía dolor al saber que había una creación que era su favorita, esa maldita niña que heredó la muerte.

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-Ming Ming¡¡¡- gritó Sem mientras corría a abrazarla con mucha fuerza - Te he extrañado tanto- la morena se sonrojó un poco mientras sentía los pechos de la pelinaranja en su rostro.

-Sem...¿Cómo está?- preguntó con cierta timidez mientras la abrazaba - Huele como el solo- pensó feliz - Huele como a él- 

-La vida en el mundo de los humanos es tan diferente - la soltó y dio un pequeño salto emocionada - Me gusta más que vivir en el cielo- aplaudió un poco - Ojala hubiera vivido aquí con mi mamá-

El rostro de la morena cambió por completo al traer a su cabeza la imagen de la madre de Sem, la pelirroja que portaba la guadaña - Pero si hubieras crecido aquí en la tierra con ella no te habría cuidado yo- comentó un tanto melancólica mientras acariciaba su mejilla.

-Lo sé...- Sem se sintió un poco de melancolía - ¿Vienes a ver a mi papá?- ladeo el rostro.

Ming Ming sintió algo de fastidio al verla hacer las mismas expresiones de su madre. Ella pensaba que Semyazza era la creación perfecta, tan parecida a Brooklyn...pero lamentablemente él le había puesto los mismos ademanes que esa mujer.

-Si...- suspiró tratando de sonreírle

-Ming Ming- Garland llegó por el pasillo - Pensé que estarías rumbo a Budapest - 

-Quería ver a Brooklyn-sama antes de partir- sonrió con timidez.

- ¿Nos darás boletos para tu concierto?- preguntó el moreno con cierta coquetería mientras la jalaba del brazo.

-Pues la verdad ... es que...- parecía bastante nerviosa

Semyazza le tomó la mano - Por favor¡¡¡¡¡ a mí me gustaría- dijo con energía - Por favor¡¡- dijo de nuevo suplicando 

Ming Ming miró un tanto preocupado a la chica, pero ante la insistencia no pudo negarse - Está bien, pero Garland también debe ir con nosotros - miró con cierta inquisición al otro ángel.

Garland encogió los hombros sin muchos ánimos, pero en realidad no le quedaba de otra.

-¿Puedes darme unos tres boletos más? Quisiera invitar a Gou y a sus amigos- abrazó a la pequeña - Dime que sí.

La morena miró de reojo a Garland esperando una respuesta de él, de nuevo aquel gesto de despreocupación llegó .

-Claro...lo que quieras- no estaba tan convencida pues sabía muy bien todo lo que sucedía.

- Te quiero tanto ¡¡¡¡- la apretó contra ella ocasionando una sensación de perpetua felicidad en Ming Ming.

-Si me la perites Sem, tengo que llevarla con tu papá-  Garland la jaló esperando que la chica la soltara.

-Nos vemos en un rato- se despidió Sem al verlos seguir su camino por el pasillo - Ahora tengo que hacer todo por localizar a Gou- dio la media vuelta para irse a su habitación y de nuevo aquel sonido de noches pasadas la turbó un poco. La risa de un bebé llegó haciendo eco por el pasillo - ¿Un bebé?- se acercó un poco hacia el lado de la habitación de Garland pues al parecer aquel gracioso sonido venía de ahí . Se quedó parada unos minutos mientras su mano estaba en el picaporte dudando de invadir la privacidad de la habitación - Lo siento- cuando estaba dispuesta a entrar la risa dejó de escucharse así que decidió mejor irse a su cuarto tratando de olvidar aquella risilla

Cuestión del Infierno y el CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora