Cuestión del Infierno y el Cielo

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Antes de cumplir los dieciocho años los que habitamos el infierno y el cielo tenemos que pasar nuestra vida en la tierra.

Mi abuelo me había internado en uno de los mejores colegios de Inglaterra y solo en vacaciones podía regresar al infierno para poder tomar nota de lo que mi abuelo hacía para gobernar. 

Nunca me interesó tener amistad con los humanos porque para mi parecer son seres egoístas que solo se idolatran a si mismos y fundamentan su fé en el miedo y no en el amor que tanto predican. 

Por años en la hora del almuerzo me iba a la parte más alejada del Internado, el lugar que era dividido y que del otro lado se encontraba un castillo en donde solo vivían mujeres.

Nadie del alumando se atrevía a ir a ese lugar porque se decía que en ese lugar se aparecía el fantasma de una chica que años atrás habían asesinado. Pero yo todos los días iba por medía hora a comer y a fumar un poco, y nunca había visto tal aparición....hasta aquel día de otoño.

Los árboles habían cambiado su follaje verde por uno ocre...más agradable a mi parecer. Las hojas que reposaban en el suelo tronaban cuando mis botas pasaban sobre ellas y me recordaba un poco al infierno. 

Había prendido un cigarrillo, nadie estaba cerca para delatarme, ni siquiera algún profesor. Fui soltando el humo por la nariz y al alzar mi vista la vi. Su cabello rojo era tan largo y lo peinaba en una media coleta y estaba adornado con un elegante moño negro que hacía juego con el uniforme.

Ella volteo y me miró por aquellos cristales redondos de sus lentes gigantes y me mostró una sonrisa de aquellos labios rojos como las flores del infierno - ¿Quieres leer el Marqués de Sade conmigo?-

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La alarma del despertados sonó por la habitación. La mano de Kai se extendió por la cama y por el buro para poder apagarla.

-De nuevo ese sueño...- susurró mientras se sentaba en la cama con el torso desnudo - Otro maravilloso día en el infierno....solo- dijo con ironía mientras se quedaba observando por la gran ventana como es que lucía el infierno con aquel cielo rojo que le recordaba a su cabello.

Se levantó y estiró su cuerpo, fue hasta su armario para sacar uno de los más elegantes trajes que tenía guardados y fue a la cocina para tomar un poco de café. Suzaku lo saludó con euforia mientras movía la cola , en la tierra el perro adoptaba la forma de un husky, pero en el infierno era un perro negro de tres cabezas y cola como de serpiente.

-Buenos días....mi única compañía- dijo con resentimiento mientras pasaba su mano por el lomo de su fiel compañero - ¿ Te molestaría que ellos estuvieran aquí? No verdad....- Susaku ladró mas fuerte.

Kai dejó la taza en el lavabo - Bueno...tengo que irme...- tomó unos papeles que le eran importantes para la junta que hoy tendría con los accionistas del infierno, antes de salir le dio a Susaku un hueso humano para que se entretuviera y emprendió su camino hacía las oficinas en donde se administraba cada alma y condena en el Infierno. 

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Gou había llegado del colegio y se dio cuenta de que su tía se encontrada en la barra de la cocina aún con su pijama en su computadora y con miles de libros apilados a su lado, un cenicero de cráneo y su termo la acompañaban.

-Hola tía....- saludó mientras se acercaba a ella con una leve sonrisa.

-Hola - saludó ella sin despegar su mirada de la maquina y Gou se quedó un momento parado escuchado como es que los dedos chocaban con el teclado a gran velocidad - Me gusta como se ve cuando trabaja....- pensó sonrojado.