💀31💀 La muerte tabú

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-Hagas lo que hagas no puedes volver a las personas a la vida- dijo Lillith que acomodaba los libros en la estantería de la biblioteca.

-Pero ese niño...- su hermana Eva sollozaba mientras recordaba al menor de de los Kinomiya - Ojalá que se pudiera hacer algo para regresar a los muertos con las personas que aman- reclamó.

Su hermana suspiró - Si hay una manera- sus dedos acariciaron el lomo del último libro que había colocado perfectamente entre otros dos - Pero solo es efectiva para las personas que aún no abordan la barca de Karonte- puso en su lugar el pequeño cráneo que movió.

-¿Esas personas que están en estado de "coma"?- preguntó al momento de tallar sus ojos para mirar a su hermana con sorpresa.

-Así es...ha pasado muy, muy, muy pocas veces y son almas que se olvidan- respondió con cierta tristeza.

-¿Por qué lo dices?- preguntó temerosa de la contestación de Lillith - Las plegarias a Dios no sirven....¿verdad?- 

Lillith negó con la cabeza - Son casos muy especiales cuando Dios le pide a la muerte que haga ese gran intercambio- volteo para ver a su hermanita y se recargó en el estante - La persona que quiere traer de regreso a su ser querido tiene que dar a cambio su alma...la cual se quemará en el fuego sagrado, no irá al cielo, ni al infierno o reencarnará y los vivos jamás lo recordarán- cruzó sus brazos.

-Eso es muy triste- la pequeña Eva regresó la mirada hacia la mesa - Deberías amar mucho a esa persona como para decidir dejar de existir en el cosmos mientras él sigue su vida- apretó su vestido con sus manitas.

-Creo que a veces los humanos son muy impulsivos y egoístas- Lillith negó con la cabeza.

-Yo no lo creo...eso no es un acto egoísta- reprochó la menor.

-Claro que lo es...¿Qué pasaría si hay un bebé de por medio...crecería solo y sin amor porque las personas olvidarían a uno de los padres y ya no tendría un lazo con nadie-

Eva solo se recargó en la mesa - Por eso nunca tendré un bebé...-

💀

La falta de sonido despertó alterada a Eva pues sabía muy bien lo que significaba ese silencio sepulcral en la sala de un hospital - No, no, no...otra vez no- entre mareada y somnolienta pudo ver la figura de una mujer parada junto a su esposo, al principio su imaginación le hizo creer que era un enfermera pero cuando su mirada se fue aclarando distinguió aquella cabellera roja como el fuego de lo que una vez fue su hogar.

-¿Lillith?- salió con suavidad de sus labios al momento en que se levantaba - Tal vez eres como el otro día- se talló los ojos - Una ilusión - pero esa figura seguía ahí, de espaldas a ella observando el monitor que dibujaba en su pantalla una linea recta - Lillith¡¡¡ ¿Eres tú?- preguntó con voz la voz más potente que su personalidad le permitía.

-No es bueno hacer ruido, perturbas a los enfermos- era la misma voz de su hermana pero por alguna extraña razón sonaba un tanto "apagada"- Además los muertos no se van conmigo porque siguen escuchando el sollozo de los vivos - 

Eva entendió aquellas palabras y sintió como es que un rayo le partía el cuerpo, el alma, la vida y la eternidad prometida.

-Es hora de irme...tengo muchas almas que cosechar- por fin volteo y su hermana se dio cuenta de que era una Lillith completamente diferente con la que había crecido, la mirada la delataba. Recordó cuando su madre les decía a ambas que los ojos son la ventana del alma, pues en esos ojos vacíos no existía un alma ¿Qué le había sucedido a su hermana?

Cuestión del Infierno y el CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora