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Chuuya suspira mientras termina de preparar su café, ya terminó el desayuno y las loncheras de sus niños, generalmente luego de que llega Paul puede ir a dormir una hora más antes de ir a abrir su tienda.

Gin le jala el delantal mientras le dice que tiene que ayudarla a peinarse, Chuuya le sonríe y la levanta con la facilidad de una pluma.

—¿Qué quieres hoy? Puede ser la clásica cola de caballo o podemos experimentar, tenemos tiempo— Dice sentándola en una silla.

—Quiero dos moñitos— Dice con una sonrisa mientras toma el tenedor para comer la fruta en su plato.

—Lo que mi princesa pida— Dice, deja un suave beso en su cabeza y se va por las ligas y el cepillo.

No le avergüenza admitir que secuestro horas a su hermana mayor con el fin de aprender peinados que a Gin podrían gustarle.

Se encuentra con Ryunosuke en el pasillo, lleva su mochila y la de Gin con él.

—Buenos días Ryuu— Saluda el pelirrojo.

—Buenos días Chuuya-san— Le dice el niño, ligeramente avergonzado le da un rápido abrazo al pelirrojo antes de huir al comedor para desayunar.

Chuuya sonríe, él hace eso cada mañana.

Luego de peinar a Gin y tener un agradable desayuno Chuuya los tres se toman un momento para revisar las mochilas en caso de que olviden algo.

Le gusta dejar que los niños lo hagan solos mientras él supervisa, siente que es bueno darles estas pequeñas responsabilidades.

Chuuya les coloca sus abrigos y los tres salen del apartamento.

Con un niño en cada mano Chuuya camina por la ciudad, escucha con atención el sueño de Gin y luego le recuerda a Ryunosuke que no tiene que preocuparse si le va mal en su examen de matemáticas, mientras de su mayor esfuerzo Chuuya estará orgulloso.

Toman el tren poco después, generalmente Paul los lleva en auto, así que cuando Chuuya los lleva le gusta usar el transporte público, que los niños vean lugares diferentes y no estén nerviosos de usarlo cuando sean mayores.

Chuuya a este punto de su vida siente que ha leído demasiados libros para padres.

Akutagawa duerme contra su hombro y Gin lee un pequeño libro de cuentos que Chuuya pone en sus mochilas por si se aburren en algún momento.

El de esta semana es sobre hadas.

—Chuuya-san— Le dice la niña.

—¿Si?— Pregunta.

—¿Puedo tener un pastel de hada para mi cumpleaños?— Ella lo mira con ojos esperanzados y Chuuya siente como su corazón ha sido bendecido.

—Puedes tener toda una fiesta sobre hadas si así lo quieres— Le asegura, Gin es algo tímida, especialmente para pedir cosas, le costó mucho que ella empezara a decidir que peinados quería por la mañana o que postres quería comer los fines de semana, ella no quería molestar a Chuuya y que los echara.

—¿De verdad?—

—Claro que si princesa— Chuuya le pellizca suavemente la nariz —Podrías pedirme la luna y te la bajaría del cielo— Le asegura.

Tal vez exagera un poco, pero realmente desea que estos niños sean felices, que se sientan especiales y amados.

Gin le sonríe, es tan brillante y cálida a los ojos de Chuuya que el sol pasa como una imitación, recuerda a la niña que llego el año pasado, tímida y sombría.

Chuuya también mira a Ryunosuke, él es un niño complicado, pero Chuuya siente que también hizo un buen trabajo con él, sabe que se siente seguro al lado de Chuuya y además su peso y salud han mejorado.

Cuando el doctor lo reviso hace un año le dijo que tenía un grave caso de neumonía, pero todo salió bien al final.

Recuerda a su hermana mayor decirle que parecía un papá primerizo, ese comentario lo hizo comenzar a pensar si debería quedarse con los niños permanentemente

Chuuya le deja un pequeño beso en el nacimiento del cabello mientras Ryunosuke sigue durmiendo tranquilamente.

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Chuuya deja a sus niños delante de la puerta de la escuela, se pone cara a cara con ellos y los abraza.

—Recuerden que los quiero mucho y estoy muy orgulloso de ambos— Le dice, Ryunosuke aparta la mirada avergonzado, pero parece feliz de escuchar esas palabras —Y recuerden que si alguien los molesta deben aplicar el A-E-D ¿Bien?—

Acusar con un profesor.

Enfrentar verbalmente.

Decirle a Chuuya.

Ryunosuke tiene una habilidad y Gin está en karate, defensa personal y es nieta del "Rey de los asesinos" por lo tanto, no le preocupa demasiado que los lleguen a lastimar.

Le preocupa más los otros niños, por eso nunca está de más repetirles que mandar niños de primaria al hospital no es la mejor idea.

—Lo sabemos Chuuya-san— Dicen ambos.

Chuuya sonríe y les da un beso en la frente a cada uno.

—Los adoro, buena suerte— Chuuya se levanta y se despide con la mano al verlos irse dentro de la puerta.

—¡Suchi!—Escucha gritar a su niña y Chuuya ve a un niño de cabello blanco de la mano de un tipo alto y castaño.

Chuuya pone los ojos en blanco sabiendo exactamente de que se trata.

—¡Gin!— Ve al peliblanco extremadamente feliz, probablemente aliviado de no estar completamente solo en una escuela nueva.

Chuuya se da la vuelta para irse, no está interesado en nada de lo que el castaño podría intentar decirle si se queda.

—Quiero presentarte a Chuuya-san— Escucha la voz de Gin y Chuuya se ve forzado a regresar.

La maestra que cuida la puerta no parece molesta por esto, aún faltan 20 minutos para que se cierre la puerta y mientras sus padres estén presentes no hay problema con que Gin vuelva al lado de Chuuya un momento más.

El pelirrojo se acerca y Gin lo abraza.

—Chuuya-san, él es nuestro nuevo amigo Atsushi— Dice ella, tan feliz que Chuuya está dispuesto a interactuar con el líder a la Port Mafia —Y él es su padre, Dazai-san—

Chuuya asiente, al estar ante el castaño su rostro se endurece sin señal alguna de la permanente sonrisa calmada que tiene cuando interactúa con sus niños.

—Nakahara Chuuya— Se presenta, en realidad no lo conoce en persona, pero sabe que el demonio pródigo es también una molestia pródiga.

—Dazai Osamu— Responde el saludo —Quiero agradecer a tus pequeños por no dejar que mi precioso Atsushi no se sintiera solo—

—No hay nada que agradecer, mis niños no estarían con alguien que no les agrade, así que es algo natural—

—Atsushi ¿Qué tal si vas con Gin y Ryunosuke?, puedes darles de los dulces que Odasaku te dio antes de que inicie la clase—

Atsushi parece feliz de hacerlo, ambos niños se toman de la mano y van junto al otro pelinegro que miraba sombríamente al peliblanco.

Chuuya, ahora a solas con el castaño, endurece aún más su expresión.

—Con su permiso, tengo que ir al trabajo— Dice para irse.

Dazai solo lo mira irse con una pequeña sonrisa en los labios.

—Adios Chuuya— Le dice.

Notas:

A este punto, mi regalo para el cumple a Aku es este fanfic donde tiene una familia que lo quiere mucho.

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