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Chuuya termina de alistar un bolso con todo lo necesario para su ida al parque, comida, juegos, agua, un botiquín de primeros auxilios y más cosas.


Simplemente, envío un correo a la dirección que le había enviado los últimos e-mails pidiendo que se uniera a la mafia con la fecha y el lugar de la reunión.


—Chuu, ¿Seguro estás bien solo con ellos?— Cuestiona Arthur pasándole las cosas que Chuuya necesita para la salida.


Arthur y Paul generalmente acompañan a los niños y a Chuuya, Arthur tiene la firme creencia de que debe haber un adulto por cada niño y luego un adulto extra por si acaso.


—Si, el otro padre también ira— Chuuya omite la identidad, no quiere drama.


—Chuuya, tú sabes que yo sé—


—Entonces ya deben saber por qué hoy no van conmigo—


—Tus pobres padres ya están muy viejos como para esas cosas Chuu—


—Papá, apenas cumpliste 40 y hace una semana estaban en Europa desmantelando un grupo neonazi ¿No se habían retirado?— Chuuya se cruza de brazos —Ane-san se molestará con ustedes si se entera—


—Bueno si, pero fue un favor para un viejo amigo, no nos podíamos negar— Arthur sonríe —Además, nos descubriste porque tú estabas en Europa desmantelando un naciente grupo terrorista, no creo que Kouyou este feliz con eso—



Chuuya suspira, simplemente acepta trabajos en tres situaciones: Afecta Yokohama, podría ser un riesgo potencial para los niños en el futuro o está lo suficientemente aburrido para aceptar luego de que Ango le ruegue como por una hora.

Ambos se miran como "Tú no dices nada y yo tampoco lo haré" y siguen con sus tareas.


—El punto es que no quiero que se peleen con un maldito jefe de la mafia—


—Pero él lleva años molestándote cariño— Se queja Paul entrando a la habitación.


—No realmente, lo mandé a la bandeja de spam y es como si nada pasara—


Se sorprendió un poco cuando decidió revisar que desde que lo mando a Spam hace 6 meses ya se habían acumulado 168 correos.


Debe darle el crédito por ser tan insistente, le sube un poco el ego.


Chuuya suspira mirando el reloj de la pared, todavía tiene hora y media, debe salir con, al menos, 40 minutos de ventaja, encontrar un buen lugar donde pueda ver bien a los niños y sea cómodo, es difícil.


—Chuu, a ambos nos consta que eres realmente fuerte, pero no importa que ya tengas 23, siempre serás nuestro bebe— Arthur dobla una manta con una expresión afligida —Entonces, por favor, no hagas nada estúpido—


Chuuya toma la manta ya doblada y la mete en el bolso.


—Papá, si deje de beber, claramente puedo no arruinarlo hoy— Explica, no culpa a sus padres, Chuuya es muy impulsivo, pero hoy en día no puede darse el lujo de hacer estupideces.


Ah, las maravillas de la paternidad.


—Solo ten cuidado, puedes llamarnos en cualquier momento— Le dice esta vez Paul.


Chuuya se cuelga el bolso en el hombro mientras le sonríe a sus padres, ahora nada más tiene que asegurarse que los niños estén listos y podrán partir.


Chuuya sale de la cocina y deja el bolso en la sala, listo para tomarlo de camino a la salida, le pidió a Paul que los vigilara mientras él preparaba el bolso.


Toca suavemente la puerta de la habitación de ambos niños.


—Soy Chuuya, ¿Puedo pasar?— Pregunta, la habitación es el espacio privado de ambos, espacio que Chuuya invade solamente con permiso o por alguna emergencia.


—Si— Escucha el coro de ambos niños y abre la puerta.


Ve a Ryunosuke ayudar a Gin a atarse los zapatos, Chuuya los deja elegir su ropa, solo llega a intervenir en casos muy específicos.


Nunca vio a Gin tan feliz como el día donde salió de casa con la mezcla de colores y prendas más bizarra que vio en su vida ¿A quién le importa que los mirarán en la calle? Su princesa estaba feliz y eso es todo lo que importa en el mundo.


—¿Necesitan ayuda con algo?— Pregunta, aprovecha para observar el cuarto en búsqueda de algo que deba cambiar.


Tal vez deba comenzar a buscar una casa con tres habitaciones, no cree que ambos niños se queden en literas por siempre.


—Quiero dos colitas y usar los moños morados— Le pide Gin levantándose una vez su hermano termina de atar sus zapatos.


Chuuya asiente con una sonrisa, Chuuya siente que ha sonreído más este año que los 22 anteriores.


—¿Y tu Ryuu?—


—Abrazo— Dice, parece tan avergonzado y asustado del rechazo que Chuuya, por más tierno que sea, está algo preocupados por eso último.


Ryunosuke aferra sus manitas a la espalda de la camisa de Chuuya.


—¿Qué sucede?— Le pregunta Chuuya, intenta sonar amable y gentil.


—¿No estás enojado?— Chuuya comprende luego de escuchar su pregunta.


El viernes a Ryunosuke le entregaron los resultados de su examen de matemáticas, un 7 de 10, Chuuya le dijo que no había problema y que lo ayudaría a estudiar los temas que fallo, probablemente piensa que Chuuya está decepcionado.


—¿Por qué estaría enojado? — Pregunta, se hace una seña a Gin para que vaya a la habitación de Chuuya por el cepillo y las ligas.


—Me fue mal en mi examen— Chuuya levanta a Ryunosuke y se sienta con él en la cama, el infante no afloja ni un poco su agarre ante el movimiento.


—¿Debería estar enojado por eso?—


—Si—


—¿Por qué piensas que debería estar enojado por eso?—


—Usted nos recogió, lo menos que puedo hacer es ser bueno en la escuela— Ryunosuke se esconde en el pecho de Chuuya —No quiero decepcionar a Chuuya-san, usted es bueno con nosotros, no quiero irme—


Chuuya suspira, honestamente creía que ya habían superado esta fase hace como 6 meses, ambos niños intentaban ser exageradamente buenos creyendo que si fallaban en algo Chuuya los regresaría a la calle.


Aún eran algo tímidos al pedir cosas, pero no creyó que Ryunosuke estuviera preocupado por algo como eso.


Chuuya se dice a sí mismo: "Vamos, no lo arruines, tú puedes"


—Considero que la única razón por la que me alejaría de ustedes es si cuando crezcan y se vuelvan adultos así me lo piden— Dice, piensa en eso a veces, en cuándo ellos crezcan y se vayan a hacer sus vidas.


¿En qué momento eso le comenzó a dar más miedo que su propia muerte?


Solo espera poder darles todo lo necesario para que vivan felices de la forma como prefieran.


Ryunosuke aprieta más fuerte la camisa y Chuuya solo le da palmaditas en la espalda para reconfortarlo.


—¿Aún vamos a ir al parque?—


—Si, solo tengo que peinar a Gin

Familia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora