—Son 200, Kim. – gruñó el peliazul, frunciendo el ceño y cruzándose de brazos, tensando su mandíbula y haciendo que su rostro luzca totalmente serio e intimidante. Jisoo pasó saliva con dificultad.
—Te los pagaré en cuanto consiga trabajo, Nam, sabes que soy de palabra. – dijo Jisoo, bajando su mirada hasta las dos pequeñas bolsitas con polvo blanco en su interior que el mayor tenía en las manos. — Solo... dámelas, ¿quieres?
Namjoon se levantó del sillón de la sala privada de aquel club nocturno, movió la cabeza de un lado a otro y soltó una risita. La castaña frunció el ceño, controlando las ganas que tenía de arrebatarle las bolsitas a su amigo y largarse de ahí.
—Nunca llegué a pensar que la gran e inteligente Kim Jisoo estuviera consumiendo esta porquería. – se burló, dejando caer las bolsitas al suelo frente a Jisoo, quién se apresuró a recogerlas. — ¿Qué te pasó para que llegaras tan bajo?
La castaña apretó los dientes, sintiendo como sus oídos comenzaban a doler ante el alto volumen de la música de aquel club. Dio una mirada hacia afuera de la sala, viendo a las personas ir de un lado a otro y bailar, llenos de sudor y quién sabe que otras cosas.
—No es tu problema, RM. – gruñó Jisoo, sintiendo un escalofrío recorrerlo el cuerpo cuando notó la sonrisa psicópata del mayor. — Solo... dame, ¿de acuerdo? Te pagaré en cuanto consiga trabajo, será pronto.
—Hey, no seas aguafiestas. – se burló él, Jisoo estaba comenzando a enojarse. Estaba incómoda allí, rodeada de los amigos de aquel chico que conocía desde la secundaria, varios de sus amigos y algunas chicas que definitivamente no se encontraban en sus cinco sentidos. — Solo tengo un poco de curiosidad y pienso que deberías satisfacerla, después de todo estoy dejando que te vayas sin pagarme.
—Namjoon, joder, deja que se vaya y se lleve la porquería con ella. – gruñó un peliblanco detrás de él. Jisoo tuvo que levantar un poco la cabeza para lograr ver detrás del peliazul.
—Yah, Suga, no me dejas divertir. – gruñó Namjoon, volteando a mirar a su amigo. El peliazul miró a Jisoo de nuevo, colocando su rostro totalmente serio. — Tienes dos meses para pagarme los 600 dólares, sino lo haces, atente a las consecuencias, Kim Jisoo.
—¿600? – preguntó la castaña confundida. — Pensé que eran 400.
—Mientras más tiempo tardes en pagar, más alto será el monto. – se burló Namjoon, colocando un brazo sobre los hombros de Jisoo para atraerla hacia él en un apretado abrazo.
La cara de la castaña quedó enterrada en su pecho, causándole náuseas debido al olor a perfume barato y marihuana. Jisoo llevó sus manos al pecho de Namjoon, tratando de alejarlo para poder respirar debidamente.
—Dos meses, Kim Jisoo. – recordó él, dejando que ella se separará de su cuerpo. Quitó su brazo, dejando su mano sobre el hombro derecho que Jisoo, apretando con fuerza y disfrutando ver la mueca de dolor en el rostro de la castaña. — Disfruta el resto de la noche.
En cuanto Namjoon quitó su mano, Jisoo dio media vuelta y salió de la sala tan rápido que incluso el peliazul pudo notar como se levantó un poco de polvo.
La castaña se apoyó contra una pared del club, lo suficientemente lejos de la sala privada en donde se encontraba Namjoon y sus amigos. Dejó salir un pesado suspiro, tratando de calmar los alocados latidos de su corazón, tratando de eliminar el temor en su pecho.
Luego de unos minutos, se incorporó derecha y dio una mirada a su alrededor, guardando las dos bolsitas en el bolsillo interior de su chaqueta. Dio una mirada a su alrededor, viendo a las personas ir de un lado a otro o simplemente bailar.
Ya que estaba ahí, tomar un par de tragos y tal vez, y solo tal vez, conocer a una chica con quién pasar la noche, no era una muy mala idea.
La castaña caminó hasta la barra del lugar, notando como varias chicas y chicos se le quedaban mirando. No pudo evitar sonreír con suficiencia, dando una mirada al lugar una vez más antes de sentarse en una de las bancas.
—¿Deseas algo? – preguntó un chico pelinegro detrás de la barra, levantando una ceja y mirando a Jisoo con aburrimiento.
—Un Mojito. – pidió, dando media vuelta para mirar a la pista de baile.
A pesar de ser una noche de miércoles, el lugar estaba realmente lleno y animado. Suponía que en su mayoría eran chicos universitarios y otros que serían de más o menos su edad pero que seguían siendo financiados por sus papás.
Ella realmente no planeaba ir, sobretodo porque se había quedado sin dinero durante aquella semana y debía encontrar trabajo en un hospital o clínica privada, lo que fuera, siempre y cuando le pagaran bien y, para hacer aquello, debía dejar de consumir. Y lo había tratado, joder, había puesto toda su fuerza de voluntad en ello, pero en cuanto la noche llegó, una sensación de tristeza e ira la invadió, tanto con ella misma como con los demás y su mente comenzó a gritarle que inhalar un poco más de aquel polvito blanco no le haría daño.
Y por eso estaba ahí.
—Aquí está. – escuchó. Volteó la cabeza, fijándose en el camarero quién, en cuanto dejó el cóctel, se volvió a ir.
Jisoo rodó los ojos, tomando el vaso y llevándoselo a la boca para tomar un pequeño trago. El líquido le quemó un poco la garganta y la boca del estómago, causando una pequeña satisfacción en ella.
—Hey. – escuchó. Jisoo volteó, encontrándose con una chica pelirroja, sonriendo apenada. — ¿Puedo sentarme? – preguntó, señalando la banca vacía al lado de Jisoo.
La castaña miró a la pelirroja de pies a cabeza, dando una sonrisa ladina al notar como la chica se sonrojara levemente. Terminó asintiendo, ladeando la cabeza.
—Kim Jisoo. – ofreció su mano, mirando a la pelirroja directamente a los ojos. La chica abrió los ojos, totalmente sorprendida, confundiendo a Jisoo.
—¿Kim Jisoo? – preguntó. Jisoo asintió levemente. — ¿La mejor amiga de Bae Joohyun y Jennie Kim?
—¿Sí...?
—Oh, dios mío, no te reconocí. – rió apenada, llevándose la mano derecha para cubrir su boca. — Soy Joy, la ex-novia de Jennie.
Y bueno, si antes Jisoo se arrepentía de haber salido, aquello definitivamente había cambiado.
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𝙾𝙽𝙴 𝙼𝙾𝚁𝙴 𝙼𝙸𝚂𝚃𝙰𝙺𝙴 - [𝙻𝙸𝚂𝙾𝙾]
FanfictionLuego de su divorcio, Jisoo siente que ha perdido todo lo que le daba color a su vida. La castaña cae en un hueco lleno de odio, rencor, dolor y tristeza del que se le hará muy difícil salir, no importa cuánto lo intente, no podrá hacerlo, al menos...