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milagros

Viernes, última hora.
Estábamos en historia, la profe era piola— Bueno chicos, con su compañero de banco van a hacer el trabajo práctico que dejé en el pizarrón, la fecha de entrega es el viernes que viene. De igual forma nos vamos a ver el miércoles por si tienen alguna duda lo resolvemos todos juntos.

Me giré a Iván— Bueno, mi rey, hay que laburar.

— Pará, enferma, recién dió las consignas –Me empujó suavemente, reí y saqué mi teléfono.
Al estar atrás del todo no veía un culo, entonces, lo que hacía era sacarle una foto al pizarrón y copiar de mi teléfono.
Dejé mi teléfono en medio al ver que Iván batallaba en averiguar que mierda decía en el pizarrón.

— Copia, gil.

— Gracias, lindura.

— De nada, de nada.

— Profe, ¿Puedo hacer un anuncio a mis compañeros? –Dijo Joaquín, con Iván sacamos la vista del teléfono para ver qué decía el gato de Joa.
Me llevaba bien con todo el curso, jodíamos y cada finde semana íbamos de joda.
Desde el UPD (Último primer día) que declaramos tradición salir todos juntos, ya sea a ranchar o a una fiestita— Bueno, gente, mañana pongo casa para festejar nuestra ante-última semana antes de irnos a barilo.

Reí— ¿Quién pone casa para festejar el finde que viene nuestra última semanita antes de irnos a brc? –Dije.

— Poné vos, Mili ortiva.

— A tu vieja la ponen, gato.

— ¡Ramírez!

— Perdón –Iván rió, lo empujé suavemente.

— Yo pongo para el finde que viene, gaturressss –Dijo Mateo.

Aplaudimos— Barilo, barilo, no’ vamo’ a barilo –Empezaron a gritar.
El timbre sonó, guardé mis cosas.
Al terminar estaba Iván al lado de nuestro banco, con su mochila colgada en su hombro.

— Te estaba esperando, ¿Hacemos el trabajo hoy?

— Dale, vamos a mi casa –Agarré su mano y nos metimos en la multitud de los alumnos.
Salir de la institución es desastroso y más un viernes.
Cuando ya estuvimos afuera empezamos a caminar, saludamos a nuestros compañeros y nos fuimos.
Mi casa solo quedaba a unas seis o siete cuadras de la escuela, así que caminamos mientras hablabamos de bariloche, nuestros compañeros, la joda de mañana, etcétera.

Llegamos, abrí y entramos— Mi casa, tu casa –Dejamos las mochilas en el sillón— Primero almorzamos, ¿Te parece?

See, tengo un hambre.

— ¿Te pintan unas milas de pollo?

— Lo que sea, mientras sea comestible.

Reí y empecé a cocinar.
Él estaba sentado en la isla de la cocina, mirándome de a ratos.
Era gracioso, porque lo miraba y él me corría la mirada.
Como si estuviera nervioso.

ivan_buhaje 5s

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BARILOCHE | SPREEN ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora