20

6.8K 513 51
                                    

milagros

— Y este es Iván en una pileta, ese día habíamos ido con unos amigos nuestros y él sintió tanta confianza que se sacó todo lo que tenía puesto, quedando en paños menores –Reímos mientras pasábamos las páginas del álbum de fotos que la mamá de Iván había preparado mientras tomábamos mates y comíamos galletitas que ella misma había preparado.

— ¡Mamá!

— Estoy hablando con Mili, chito –Él cruzó sus brazos, lo que nos hizo reír a ambas, seguimos viendo álbumes de Iván— Acá está con sus compañeritos.

— Mirá esta soy yo –Me señalé, era de un acto de la escuela y yo estaba vestida de dama antigua.

— Y justo tu compañero es Iván, creo que tengo vídeos de ese día, los voy a ir a buscar –Se paró y subió las escaleras, miré a Iván con una sonrisa.

Él miraba mi rostro— ¿Qué?

— ¿No puedo mirarte ahora? –Se cruzó de brazos y abrió sus piernas deslizándose sobre el asiento levemente hacia abajo, poniéndose en una posición más cómoda.

— Eras re lindo de chiquito, ¿Qué te pasó? –Cambié de tema.

— ¿Me estás diciendo feo? –Alzó una de sus cejas, su rostro era serio pero su tono bromista no salía de su voz.

— Sí.

— La fea serás vos –Mordí mi labio inferior aguantando mi sonrisa.

— Callate –Acomodé mi pelo, para alivianar mi nerviosismo.

— Callame.

— Las encontré! –Gritó la mamá de Iván entrando al comedor, para disimular mi nerviosismo empecé a cebar mate.
Iván volvió a su posición inicial y sacó su celular de su bolsillo, ignorandonos.
Con Andrea movimos todo al living para ver los vídeos que había encontrado.
Iván de chiquito, Iván adolescente.
Yo aparecía en la mayoría, casi siempre nos ponían de pareja en los actos y ahí salíamos los dos agarrados de la manito, ya en secundaria no participamos de actos o simplemente estábamos con nuestro grupo de amigos— Eso es todo lo que tengo –Dijo mientras sacaba el último cd y lo guardaba— ¿Te quedás a cenar, Mili?

— Tengo que avisarle a mis papás, pero de una –Agarré mi teléfono, abrí el chat con mi mamá y escribí “Me quedo a cenar en lo de Iván, te aviso cuando vuelvo”, a lo que recibí un “Bueno, saludame a mi consuegra”— ¿Querés que vayamos a comprar algo, Andre?

— No, tranquila, creo que tengo todo.

— Bueno, nosotros vamos a la pieza, ma –Se paró Iván, agarró mi mano y me arrastró por las escaleras hasta su habitación— Bienvenida a mi dulce morada.

Entré y empecé a chusmear sus cuadros y posters que tenía pegados en la pared— ¿Éstos somos nosotros? –Señalé una foto en la que claramente éramos nosotros dos de chiquitos y agarrados de las manitos— Qué linda –Saqué mi teléfono y le saqué una foto.

— Mils, tengo que decirte algo –Lo miré, él rascó su nuca y se sentó en su cama, yo me senté a su lado y esperé a que hablara— Me gustas... Y desde hace mucho, tuve un crush con vos desde chiquitos y posta pensé que nunca me ibas a dar bola, hasta que Mateo este año me rompió las pelotas para que me acerque a vos –Reí— Y posta que me gusta estar con vos, me gusta sentir lo que siento cuando estoy con vos.

— A mi también me gustas, Iván –Puse mi mano sobre su mejilla— Y mucho.

Soltó un suspiro y puso una mano en mi cintura— ¿Puedo ser tu novio?

— Sí, amor, podés ser mi novio.

— Me estaba tardando igual.

— Sí, fue muy vueltero de tu parte.

— Gracias por esperarme, linda –Acarició mi cintura.

— No fue nada –Le dí un pico.
Te esperaría siempre.

BARILOCHE | SPREEN ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora