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milagros

— ¡Los de quinto se la coooomen, los de quinto se lo coooomen!

— ¡Doblada! –Grité, en el segundo de silencio.

Iván, que estaba a mi lado se rió y agarró mi mano, para saltar juntos y seguir gritando nuestros cánticos de sexto— ¡Hijos de puta, hijos de puta, hijos de puta! –Cantamos y señalamos a los de quinto que iban pasando.
Ellos reían y nos hacían señas obscenas, yo abrí mi boca sorprendida.

— ¡Chanchos inmundos! –Les grité.
Iván no paraba de reir.
Hoy era lunes y estamos a momentos de irnos a Bariloche, salíamos de la escuela a nuestras casas.
A la mañana siguiente nos encontrábamos en la entrada de la escuela para ir en bus a barilo.

— Un minuto de silencioooo –Gritamos, hicimos silencio un toque y nos quedamos parados— Para quinto que está muertoooo –Saltamos e hicimos pogo.
Era momento de la salida, en el aula habíamos tomado un toque de vodka con jugo y al ser en ayunas nos pegó como el orto.
Habíamos prendido bengalas y algunos habían traído bombos.
Mi maleta ya estaba lista, junto con mi mochila y ropa.
Estaba emocionada y a la vez asustada.
Capaz, en parte, era el pedo que me cargaba.
Pero me sentía feliz de disfrutar mi último año de esta manera.
Estaban nuestros coordinadores, saltando con nosotros.
Contagiamos felicidad, o bueno, eso decían.

Minutos después de tanto alboroto todo se fue al carajo y cada uno fue a su casa, Iván iba conmigo, como siempre. Me acompañaba todos los días a mi casa y de ida al colegio íbamos juntos.
Íbamos de la mano, manía que nos quedó a ambos desde esa vez en el colegio.
Sin darme cuenta una sonrisa estaba en mis labios, intenté ocultarla pero era imposible.
¿Qué me pasaba?

— Estamos acá con Milu –Me enfocó, yo saludé con mi mano libre y una sonrisa, luego él se volvió a enfocar—, yendo a nuestras casas, ya mañana a primera hora nos vamos  a la concha de tu hermana –Reí— Vamos a ser los mejores disfrazados, ¿O no?

— Obvio –Lo miré sonriendo, él me sonrió y nos quedamos unos segundos así.

— Los mantengo al tanto, gente –Y cortó— ¿Sabes qué siento?

Fruncí el ceño— ¿Qué sentís?

— Siento que voy a quebrar mucho en Bari.

— ¿Decís?

— Sí.

— Mal ahí –Tenía hambre y estaba toda chivada.

— Estás re linda hoy –Miró para otro lado, evitando mi mirada.
Sonreí sin mostrar mis dientes.

— Vos también estás muy lindo hoy –Me acerqué a él y le dí un beso en la mejilla— Nos vemos más tarde.

— Nos vemos –Caminé hasta la puerta de mi casa, al llegar y abrir la puerta él se fué.

— Por si no te enteraste, o no lo querés ver, él gusta de vos –Dijo mi mamá, detrás mío.

— No creo.

— Yo digo que sí.

— Es imposible, ma.

— ¿Por qué?

— No lo sé, dejalo así.

— Te gusta.

— No –Caminé a la cocina, quería comer— No sé, estoy confundida –Dije luego de un momento de silencio— Me siento bien con él, me siento contenta y con ganas de gritar.

— ¿De gritar qué?

— Que lo quiero mucho.

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holaaa, volví luego de tanto :b

BARILOCHE | SPREEN ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora