06

11.3K 815 139
                                    

milagros

— ¿Quién quiere chocolatada? –Grité, al coordinador no le daban bola y tuve que socorrerlo.
Al toque se acercaron y se organizaron, yo con mi chocolatada y medialunas salí de ahí.
Me senté al lado de Iván, estábamos esperando al bus que nos iba a llevar a Barilo.

— ¿Me das?

— Tomá –Le dí de mi chocolatada, él rió y la agarró.

Pusieron música en un parlante, Mateo era el único bailando.
Me reí y acerqué— Soy cordobés y me gusta la joda –Me agarró de las manos y empezamos a bailar coordinadamente.
Al toque miro a mi alrededor y se habían sumado más personas a bailar en parejas.

— Hagan una fila, chicos, salimos en quince.

Al toque todos se empezaron a despedir de sus padres, los míos no fueron porque estaban hasta las manos de trabajo.
Me senté mientras agarraba mi teléfono, en la cuenta de instagram habían subido vídeos y fotos de hoy.
Habíamos pasado los 8k de seguidores, una banda.
Revisé mi Instagram, subí una historia y apagué mi teléfono.

Miré a mi alrededor, o bueno, exactamente buscándolo a él.
Me estaba mirando, junto a sus padres.
Él hizo una seña para que me acerque.
¿Me lo decía a mí?
Miré para atrás y no había nadie.
Luego de girar mi vista de atrás a adelante él ya estaba en frente de mí— Obvio que es a vos, tonta.

— Bueno, che –Agarré mi mochila, me la puse y me acerqué— Hola, un placer.

— Hola, linda –La mamá se acercó y me abrazó, yo se lo devolví— Iván habla mucho de vos.

Reí— Espero que sean cosas buenas.

— ¡Mamá! –Le hizo una mirada de advertencia, pero ella lo ignoró.

— Hola, un placer –Estiré mi mano al papá de Iván.

Él con total confianza me abrazó, yo le devolví el abrazo.
Que cariñosos.
Se alejó y quedó al lado de su señora— El placer es nuestro, Mili.

— Nosotros nos tenemos que ir –Me abrazó por los hombros y empezó a caminar hacia el bus.

— Chau, un placer –Agité mi mano hacia ellos

— A la vuelta venite a tomar mates, Mili.

— Dale, me encantaría –Grité.
Iván seguía caminando— No te despediste de tus papás.

Me miró, bajando su mirada y quedando su cara muy cerca de la mía— Lo hice –Susurró— Antes de irte a buscar.

— ¿Así que hablas mucho de mí con tus padres? –Él miró para otro lado, dejándome vista a su cuello y los lunares que había en él.

— Puede ser.

— Espero que hayas hablado bien.

— Les dije que sos una alcohólica y que tu verdadero nombre es Juan –Reí.

— Qué gato –Él giró su mirada de nuevo a mí, nuestras respiraciones se entrelazaban y mi corazón iba a mil.
Él iba acercando su mano cada vez más a mi rostro, cuando sentí su tacto cerré mis ojos.
Él acariciaba mi mejilla y yo me derretía por dentro— Tenemos que entrar –Susurré, abriendo mis ojos y mirando cada detalle de su rostro.

— Tenemos tiempo –Susurró él, haciendo me mis piernas tiemblen.
No pude más e intenté cortar la distancia entre nosotros.
Pero cuando nuestros labios estaban por rozarse el coordinador hizo el último llamado.

Me alejé de él con una sonrisa— Vamos.

Él agarró mi mano y entramos.
Nos habían dejado espacio en el medio.
Yo me senté al lado de Pili y él al lado de su amigo.
Estabamos ambos del pasillo, así que giraba mi cabeza y ahí estaba él, mirándome.

BARILOCHE | SPREEN ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora