BARILOCHE | SPREEN ✓

08

milagros

— barilo, barilo, llegamo’ a barilo –Bajamos del bus cantando y saltando.
No sabía de dónde tenía tanta energía, pero de alguna forma la tenía que sacar.

— Ahora, van con sus compañeros de habitación a buscar las llaves.

— Dale, cordi, anotado.

Otros dos coordinadores se encargaban de repartir las llaves, al darnos las nuestras subimos por el ascensor.
Me tocó con mis amigas, Juana, Lola y Pili.
Nos dejaron estar las cuatro juntas, agregando una cama más.
Al abrir la puerta dejé mi maleta arriba de una cama, y al lado mi mochila.
Me fijé en la vista, qué sueño, le mandé una foto a mi mamá, comentándole también que ya estabamos en el hotel— Bua –Dijo Pili, a mi lado.

Juana y Lola se nos unieron— Que locura –Dijo Lola, abrazándome.

— Estamos en Bariloche, wacho.

Me tiré a la cama, hoy tocaba la primera noche.
Noche de blanco.
Nos empezamos a preparar, brillitos, maquillaje, outfit.
No sé cómo consiguieron escabio pero Lola y Juana estaban preparando un fernet.
Me pasaron el vaso y yo gustosa le mandé.
— ¿Quién puso esta nota en el baño? –Preguntó Juana riendo.

¿Nota?— ¡Yo! Por si se nos olvida mear –Dijo Lola, mostrándonos el papel en la puerta del baño que decía “Mear antes de salir”

Reímos y seguimos preparándonos, apuradas y un toque estresadas terminamos.
Sesión de fotos, fondo blanco, mear antes de salir y a bajar por el ascensor que nos dejan a las cuatro.
Al ya estar abajo nos cruzamos con todo el curso, elogiamos, nos elogiaron y salimos al bus, gritando y un toque tomadas.
Y así empieza nuestra primer noche en bariloche y hasta no cerrar boliche no nos íbamos a ir.
Hicimos fila todos juntos cruzandonos a personas de otros colegios y provincias.

— Que linda que estás, Mils –Me dijo alguien al oído, sonreí al reconocerlo. Me dí vuelta y lo encaré, él me miraba a los ojos y hacía que mis piernas se pongan temblorosas.
Con eso, su mirada.

— Vos también estás muy lindo Iván –Le sonreí.

Me agarró la mano y beso mis nudillos y susurró en mi oído— Si vas a seguir así de linda voy a tener que comerte la boca toda la noche, o capaz, toda nuestra estadía acá –Moví mi cara para intentar cortar la poca distancia que nos separaba.

— ¡Chicos! –Gritaron, nuestros compañeros estaban entrando.
Seguíamos nosotros, así que mostré mi pulsera y entré con mis amigas e Ivan con los suyos.
Misión: conseguir escabio y si es gratis mejor, pero primero una putivuelta.
Yo no estaba interesada, pero si mis amigas me pedían que las segundee me mandaba de una.

Hacíamos cadena agarradas de la mano, hasta que sentí que Lola apretó mi mano, la miré y ella estaba viendo a alguien, apreté la mano de Pili y ella a Juana.
Esperamos a que Lola haga algún movimiento— ¡Voy! –Le dí una palmada en el culo y nos quedamos esperándola.
Ella fué, se lo chapó y volvió con nosotras.
Nos pusimos a bailar, yo perreaba hasta el suelo junto con Pili, ella de atrás hacía cómo que me azotaba.
— Llora, nena, llora ¡Ay que yo no te boootee! –Cantamos y bailamos.

Sentía una mirada sobre mí, giré mi cabeza y me encontré con Iván, apoyando sus brazos sobre la barra con unos compañeros mirándome sonriente y con un vaso en la mano.
Le sonreí y seguí en la mía, sintiéndome un poco nerviosa por su mirada pero igual viviéndola.

Cinco y media de la mañana llegó el coordinador a decirnos que era hora de irnos— Dale, dale, dale boooooo –Empezamos a cantar canciones bosteras mientras salíamos.
Cerramos boliche a los gritos y saltos— ¡El que no salta es de la b!

Reí y seguí caminando, o bueno, eso intentaba.
Iván me agarró de la mano antes de que pueda caerme por dar un mal paso, lo miré a los ojos, achinandolos— Sos un lindo –Sonreí bobamente.

— Vos sos una linda –Me sonrió, me tenía agarrada de la cintura mientras caminábamos al vehículo.
Al llegar me subió, me acomodé de manera que mi cabeza quede apoyada en su hombro, estaba cansada.
Pero no me dolían los pies.
Ventajas de ir con zapatillas: todas.

Al despertarme ya habíamos llegado al hotel, me bajé y agarré las manos de mis amigas.
Juntas subimos en el ascensor y entramos a la habitación con la llave que Juana sacó de su corpiño.

— Hija de puta dijiste que lo tenías en un lugar seguro.

— ¿Qué más seguro que mis tetas?

Reí, me desmaquillé y me acosté.
Qué noche, y eso que sólo fue la primera.