II
Será oportuno, cortarse la lengua y desenterrar años después de la muerte...
1980. Tendría a lo mejor, 21 y pico, el padre que parió acá en pleno pueblo forrado de indios a su décima hija... Acaeció entonces como debía de ser la purgación de un espectro, la asimilación del jíbaro danés, Arvid Smoke, sin referenciar demasiado al exorcista Rincón Salas que ahí por lo nulo, fue dado de baja debido a una vana interrupción cardíaca.
Pasaron los meses así junto con sus huelles y zarpazos de fiera. La arepita apenas blanda con total intención de comunicarse exaltó el sartén desenvainando la efusión rastrera que armonizaba enteramente con una sonrisa desdentada, casi para la sazón inverosímil de los presuntos líderes de la comunidad quienes auxiliaron a los refugiados andinos hacia la concepción de ésta maravilla brotada de contento y firmeza descomunal.
El hombre tras la gloria: un inmigrante narizón, de tez blanquecina (producto de eternidades afines en el encierro), tuvo que naufragar lares abruptos y cruzar palmas insufribles..., deliberó a ultranza, encontró sus cuencas, y con ellas aprecia lejano la sensación injuriosa de predominio en los designios clásicos que previo Dios cualificó como parte de sí...
—Señor, hazme descansar.
El transido Smoke ubicaría la palidez de su indiscutible hermano por los afluentes naturales de aquella virtuosa jungla, lo cual espetó:
—Has caído enfermo.
Debutaron angeles negros por encima de sus calvas. Ambos aún ni por asomo logran redimirse de la vida arrebatada del Coronel Antonie Cabrio, que según: único y capaz, resguardaba la clave para acallar los plomos de pecho a mente... Máxime jamás les libre de malignicensia; ebullir brea por la boca y clavarse dagas en el armazón.
—Dime, ¿creés qué, la idea de quedarnos aquí sea absurda?
—No. Habrá que acostumbrar a todos pero colaboraremos. Teo, Ágata, Emanuel, incluyendo al remitente Pedromo y su vasallo.
—A Lilith le gustará, parece feliz aquí pese a los saltitos que dá —dio ojo un momento cerca a la maleza traspuesta, viéndola tropezar y chillar, apaciguó.
—Y mucho —desprendiendo Smoke por los lagrimales (llenos de embriaguez), diversidad de colores —, estoy maravillado, cuánto nos tomó amigo mío, llegar a un lugar extrañamente familiar y gozar de la promesa...
—Una maldición inquebrantable.
—¡Divino! Vuestra madre quiso esto.
—Como quieras decirle. He predicho que hoy mismo, yo retornaré a ella —cerrando los párpados, se adentraría en el interior de un sueño —antes que me entierren, Arvid, te confiero a Lilith...
Ni respuesta, de hecho él, no pudo articular palabra alguna hasta después de viejo...
1 de diciembre de 1980. Hubieron partido de nación en nación. Y verdaderamente donde se postró la cripta, la inscripción retozaba en más de cuatro lenguas:
"Escribe lo que sientas, para cuando olvides sentir lo leas, y vuelvas a vivir"