Sielencio

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Esta historia no esta inspirada en alguna canción.
Para los que esperan actualizaciones debo decirles que aparte de caramelos de lujuria no habrá más por mucho tiempo. Espero mañana ya poder publicar hasta el último capitulo de caramelos.
Un resumen de mi vida rápido para que entienda porque.
-Mi abuelo tuvo un infarto cerebral.
-Me dio covid junto a toda mi familia.
-Mi tía falleció de una forma muy inesperada.
-Mi abuelo recayó.
Y todo esto sucedió del 13 de febrero en adelante.
Soy una persona con depresión y ansiedad diagnosticada así que y podrán imaginarse que no estoy nada bien.

Ahora les cuento el contexto de esta historia.
Mi abuelo se enoja cuando estoy en el cel y mi abuela le dijo que estaba haciendo una historia porque soy escritora y el muy emocionado me pidió que le hiciera una historia de amor.
Con lo que le pasó el perdió un poco el habla así que en parte me inspire en el.
Creo que escribir para él fue bueno porque la historia me encantó, tanto que se las comparto aunque no esta corregida la ortografía.
A mi abuelo le encantó y al terminar de leerla me abrazo y me dijo que me amaba... lloré de emoción, ya verán porque.
Como un ultimo dato, mi abuelo también tiene problemas de memoria pero recuerda las películas de Harry Potter porque las hemos visto juntos muchas veces.
Repito... espero puedan perdonar los errores de ortografía o de redacción, pero Moría por compartir esto con ustedes, tal vez solo es la emoción de mi abuelo o tal vez si es una buena historia.

 espero puedan perdonar los errores de ortografía o de redacción, pero Moría por compartir esto con ustedes, tal vez solo es la emoción de mi abuelo o tal vez si es una buena historia

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La guerra terminó y como es de imaginarse dejó a su paso un sin fin de sufrimiento, de perdidas, de dolor. Cuando una guerra da inicio es bien sabido que ninguno de los dos bandos resulta ganador absoluto, siempre se perderá más de lo que se gana y quienes más pierden son aquellos que son obligados a luchar en ella.
Hermione granger regresó al colegio resignada a no recuperar lo que más le dolía haber perdió: sus padres.
Draco malfoy regresó aunque nadie sabía si estaba resignado a no recuperar lo que perdió: el habla.
Después de la batalla final el heredero de los malfoy simplemente no emitió una palabra más, al principio los medimagos lanzaban hipótesis que parecían tener sentido.
"He recibido una maldición que le ha silenciado y debemos descubrir cuál ha sido para poder revertirlo", dijo el primer especialista al que consultaron.
"Se ha dado un fuerte golpe en la cabeza que ha afectado su habla, debemos realizar algunos estudios para saber si es reversible el daño", dijo otro de los tantos médico que se consultaron.
Finalmente la mayoría estuvo de acuerdo: Draco malfoy simplemente había decidido no volver a hablar. Una forma de autocastigarse, trauma post guerra, depresión, una forma de evadir sus juicios y muchas cosas más eran las que se creía podían ser la causa de su desicion.
Todos en el colegio lo sabían, la mayoría de los alumnos solía insultarlo cuando no había ningún profesor cerca, lo llamaban mortifago cobarde, asesino y muchos otros insultos a sabiendas que el no respondería nada y mucho menos los acusaría con nadie.
Y ahí estaba Hermione, sintiendo pena por ese rubio que tanto odio en el pasado. Ella se absetia de defenderlo o de siquiera demostrar que últimamente estaba más atenta a él.
Entonces, todo comenzó a suceder, así, de forma natural y pretendido que eran dos desconocidos que apenas la vida cruzaba sus caminos por primera vez.
Una mañana que parecía tan normal como siempre, Draco Malfoy desidio sentarse junto a Hermione para su clase de runas antiguas. Ella decidió no decir nada y simplemente no prestarle antencion y aunque odiaba admitirlo si que le presto atención; sucedió cuando sus miradas chocaron, esos ojos grises parecían reflejar tanta tristeza y dolor como los ojos cafés que la miraban cada mañana cuando se paraba frente al espejo.
Hermione no pudo sacar la imagen de esos tristes ojos de su mente por los siguientes días, tampoco dejaba de preguntarse ¿porque?
¿Porque Draco Malfoy dejó de hablar? ¿Porque se sentó a su lado en esa clase? ¿Porque desde ese día parecía estar evitandola? Y lo más importante de todo, ¿porque le importaba tanto esa situación?
Una noche, la castaña estaba tan concentrada intentando mantener los recursos de la guerra muy lejos de su cabeza que no se dio cuenta que la hora permitida para pasear por los pasillos terminó. Entró en pánico cuando fuertes pisadas se acercaban hasta ella y terminó refugiándose en el baño de niñas del segundo piso.
No fue hasta que entró ahí que escuchó la voz suplicante de mirthle, la niña fantasma que solía vagar por ese lugar.
-Tienes que hablar conmigo... somos amigos -dijo casi en un susurró doloroso. -Yo no te juzgare... ¿Quien esta ahí? -Gritó molesta al escuchar los pasos de la Gryffindor.
-Solo me escondo de... -Hermione dejó su frase inconclusa al ver al rubio que permanecía sentado en el suelo con evidencia de lágrimas en su rostro. -Me iré enseguida... ¿o no? -Preguntó dudosa cuando su mirada se cruzó con la de él.
- ¿Quieres insultarla? Es la sangre sucia que tanto odias -dijo con entusiasmo la fantasma. Hermione se hubiera sentido ofendida si no supiera que solo intentaba hacer hablar al rubio. -Vamos, eres el príncipe de Slytherin, dale su merecido -lo insitó.
El rubio levantó la miraba nuevamente y por un par de segundos que a Hermione le parecieron eternos la miró fijamente y al final negó con la cabeza.
-También me dan ganas de llorar -confesó sin saber porque.
Mirthle no dijo nada y después de ver a a ambos chicos simplemente se marchó.
Hermione se acercó a él y como no recibió ninguna señal que le indicara que no la quería cerca, se sentó a su lado en el suelo. Unos minutos después se sintió con tal confianza como para recargar su cabeza en el hombro del rubio.
Ella no dijo nada más, y él como era de esperarse también se mantuvo en silencio.
Cuando Hermione le contó a Giny lo que pasó, la pelirroja casi pierde la cabeza, así que la castaña prefirió guardarse para ella sola los pequeños acontecimientos de los siguientes días.
No dijo nada cuando al encontrarse con el rubio en un pasillo este rozó intencionalmente su mano.
También se quedó callada cuando Draco acarició su cabello de forma discreta una de las tantas veces que se sentó justo detrás de ella en clases.
Tampoco hablaría del pedazo de pergamino con el garabato de una cara sonriente que él le dejó en su mesa al pasar por un lado.
Y algo que ni siquiera se atrevía a pensar por miedo que sus ojos o su sonrisa la delataran era en el cosquilleo en el estómago que cada una de estas acciones les hizo sentir.
Una de esas tantas tardes en la biblioteca donde Él solia mirarla desde lejos mientras ella intentaba concentrse en sus tareas sucedió algo de lo que Hermione se arrepentía pues la hacia sentir como una tonta adolescente que no pensaba antes de actuar. Deseaba regresar el tiempo y no entregarle a Draco esa estupida nota que seguramente haría que el se burlar de ella aún sin palabras.
Si se hubiera detenido solo un segundo se hubiera percatado de la forma en que los ojos del Slytherin se iluminaron por leer aquel pedazo de pergamino que guardó como un tesoro muy preciado después de haberlo leído tantas veces como fue necesario para comprar que sus ojos no lo engañaban.
"Si no estás listo para hablar, esta bien, yo puedo hablar por los dos.
Y si quieres hablar, también está bien, yo puedo estar ahí para escucharte."
Por los siguientes días fue ella la que hizo todo lo posible por mantenerse alejada de él, sentía su rostro ruborizarse cada vez que tenían que compartir una clase. Evitaba salir de su sala común tanto como le fuese posible, iba al comedor solo cuando sabía que Draco no estaba ahí y cuando tenía la necesidad de ir a la biblioteca se refugiaba en una mesa en un rincón, lejos de la vista del resto de estudiantes.
Cual fue su sorpresa cuando una de esas veces que se sentía segura en aquel rincón oculto en la biblioteca se quedó dormida, y al despertar se encontró cubierta por una capa del informe, uno cuyo escudo de casa tenía una serpiente. No tenía dudas, esa era la capa de Draco y ahora después de un par de semanas evitandolo tendría que verlo a la cara para regresarle esa prenda y agradecerle por el gesto.
Ella tartamudeo tanto que el rubio apenas pudo entender que ella le agradecía por cubrirla del frio y no entiendo nada cuando ella le dijo que la capa había sido lavada. Tampoco tuvo tiempo de regalarle una sonrisa pues ella salió corriedo de ahí como si temiera que el rubio acabara con su vida.
La mañana siguiente Hermione fue víctima de una emboscada, una donde una rubia de Ravenclaw y su pelirroja amiga le pidieron hablar de algo; algo que por más que su cabeza le gritaba que debía negarlo, su boca no emitió palabra alguna dejando al descubierto sus nuevos sentimientos por el mismísimo Draco Malfoy.
- ¿Podemos hablar de que te has enamorado de Malfoy? -Preguntó la pelirroja con naturalidad.
- ¿Y de qué Malfoy corresponde a ese sentimiento? -Agregó la Luna.
No hubo mucho más que decir, su mirada, sus manos temblorosas y su silencio confirmaban los que las chicas preguntaban.
Y ahora que ellas sabían lo que estaba pasando fue muy sencillo y emocionante contarles los acontecimientos de los siguientes días.
Draco Malfoy se comenzó a sentar a su lado en todas las clases y ella solía compartir con él sus pensamientos sobre cualquier tema que el profesor en turno estuviera explicando, recibiendo silencio y una pequeña sonrisa como respuesta.
Fue un alivio tener a quien decirle cuando el apareció frente a ella de la nada, le dio un abrazo fugaz y se marchó.
Y no pudo evitar sonrojarse cuando les contó de el Slytherin tomando su mano durante un par de clases.
No fue necesario que ella les contara sobre Draco colocándole su bufanda cuando se percató que en su camino al lago ella tenía frío, pues ellas fueron testigos de aquello.
Tampoco tuvo que contarles cuando ella buscaba estar sola por un rato y el fue a sentarse junto a ella justo como ella lo hizo con él en el baño, porque de eso todo el colegio se enteró, la noticia viajó tan rápido por los pasillos que incluso antes de que ella terminara de llorar en el hombro de Draco todo el colegio ya lo sabia.
Entonces no fue para nadie un secreto cuando Draco y Hermione comenzaron a reunirse para charlar, bueno, más bien, para que Hermione hablara sin parar de cualquier cosa que llegaba a su cabeza mientras Draco sonreia, asentía o hacia una mueca; todo en absoluto silencio.
El silencio agobiante del rubio poco a poco se convirtió en silencio tranquilizador. A ella le servía tener con quien hablar y a él... pues el parecía feliz de escucharla, al menos eso indicaba ese pequeño brillo que comenzaba a notarse en esos ojos grises que ya no parecía tan tristes como antes.
Y cuando Hermione pensó que Draco Malfoy no podía hacerla sentir más cosas descubrió que estaba totalmente equivocada.
-... y así fue como me hice esta cicatriz, es la única que no obtuve en la guerra -terminó de contar mientras el rubio la escuchaba hablar de cuando aprendió a andar en bicicleta.
Ella acomodo de nuevo la calceta que solía usar con el uniforme cubriendo así la pequeña cicatriz en forma de corazón. Se sintió un poco nostálgica al hablar de su infancia, así que mantuvo su mirada baja por un rato, no quería que él se diera cuenta que sus ojos amenazaban con derramar lagrimas.
Supo que él la había descubierto cuando sintió su Blanca mano acariciando su mejilla suavemente; Draco ya la había visto llorar tantas veces que creyó que una más no tenía importancia. Levantó la mirada para encontrar con el gris demasiado cerca de ella, tanto que no pudo procesar lo que sucedía hasta que los labios del rubio chocaron con los suyos.
Y ahí comprendió a que se referían las personas cuando hablaban de sentir mariposas en el estomago. Draco Malfoy despertó tantos sentimientos en ella y ahora con un tierno beso la hacía sentir la persona más afortunada del mundo.
¿Como pasaron de odiarse a...? ¿Amarse? ¿Acaso ella lo amaba? ¿Eso era posible? Si solo habían pasado 3 meses desde que todo comenzó.
Los labios del rubio no la dejaban pensar con claridad, lo único de lo que estaba segura era de que no quería que ese beso fuese una única ocasión.
Y no lo fue, después de ese beso vinieron más, muchos besos más; besos tiernos, besos apasionados, besos llenos de deseo inasible.
Y aunque nunca se trató el tema, para el resto del colegio ellos eran considerados como una pareja. Ninguno de los dos estaban seguros en que momento el resto de los estudiantes dieron por hecho que ahora eran novios, pero para ellos estaba bien.
El tiempo pasaba, a Hermione se le comenzaban a terminar las anécdotas de su infancia y Draco seguia en silencio.
La Gryffindor y el Slytherin lo hacían todo juntos, al menos tanto como podían, pasaban la mayor parte del tiempo juntos y aunque ambos parecían haber recuperado la felicidad que la guerra les robó Hermione comenzaba a cuestionarse sobre que lugar ocupaba en la vida de Draco. Era difícil saber realmente si él tenía sentimientos tan fuertes por ella como ella por él; ¿porque no le hablaba?
Aunque era una duda recurrente en sus meses juntos ella prefería guardar esa pregunta para ella sola, no se atrevía a comentarlo ni con sus amigas. Cuando la conversación se le terminaba el silencio de Draco Malfoy comenzaba a ser abrumador nuevamente, aun así no dijo nada, el amor que nació en ella por ese rubio era más fuerte que sus dudas.
Cuando la graduación estaba a la vuelta de la esquina no aguantó y se lo gritó a la cara sin ninguna clase de consideración.
- ¿Porque después de casi 7 meses juntos eres incapaz de decirme una sola palabra? -La impulsaba la insertidimbre de no saber si después de la graduación ellos seguían juntos. -Tu silencio empieza a ser frustrante... necesito saber que quieres, ¿que pasara con nosotros después del colegio?
Draco solo le otorgó más silencio, miró a la castaña con una mezcla de confusión y después simplemente sonrió, una sonrisa de auténtica felicidad. Buscó en el bolsillo de su túnica y sacó un pedazo de pergamino que le entregó a Hermione.
Era la nota de la que ella se arrepintió de darle en la biblioteca y por la que lo evitó por tantos días, tenía una parte de esta relatada con un color fluorescente.
"Si no estás listo para hablar, esta bien, yo puedo hablar por los dos".
Hermione se arrepintió de sus palabras, él solo le estaba tomando la palabra a algo que ella misma ofreció antes de ser nada.
- ¿Conservaste la nota? -Fue lo único que atino a decir y el rubio asintió confirmando.
Ella parecía apenada por lo que acaba de pasar así que Draco hizo lo que más disfrutaba hacer; besarla mientras ella estaba distraída.
Un beso corto y tierno.
Cuando el beso terminó el rubio la tomó de la barbilla haciendo que lo mirara a los ojos.
-Te amo Hermione Granger.
Las palabras del rubio bastaron para que ella supiera que les esperaba toda una vida juntos.
Y aunque Draco permaneció en silencio muchos meses más, de ves en cuando solía decir esas mismas cuatro palabras.

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