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Más que un simple muñeco

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..Más que un simple muñeco..




Choi San, hijo de Choi YoungJae o Dr. Facilier, cómo era conocido en el bajo mundo, un amante del vudú que se endeudo hasta el cuello, pero no abandono sus hábitos, su núcleo mágico estaba tan distorsionado y contaminado que eso se lo heredo a su hijo.

El pequeño San sólo podía despertar gritando y llorando de terror por las pesadillas que las sombras, las cuales lo atormentaban, le causaban, podía escuchar el otro lado, sentir espíritus a su alrededor, era una tortura mental de la cual no podía escapar, siempre cuando su padre regresaba, lo encontraba en la orilla más oscura de su cuarto gritando y tapándose con desesperación los oídos. 

La Isla no tendrá magia pero en todo lados hay sombras, su sombra no era cómo la de su padre, su sombra era igual de inestable que San. No tenía amigos, sólo a su padre, que estaba centrado en ganar unos centavos, las cartas eran un talento heredado que le ayudaban a distraerse un poco pero tanto cómo su padre cómo el sabían muy bien que a cómo iba la cosa, San terminaría enloqueciendo o bien, sucumbiendo y convirtiéndose en una marioneta.

Es ahí cuando obtuvo su muñeco, su padre le dio lo necesario para crearlo, alegando que sólo funcionaria si el no hacía con sus propias manos, se pincho con la aguja varias veces, manchando levemente de sangre el muñeco, pero cuando estuvo terminado fue un ancla a la cordura, con su muñeco en mano podía hacer que las voces pararan, que el miedo que las pesadillas le causaban se fuera y que las sombras le dejaran en paz, a eso sumado que su sombra ahora sólo era eso, una sombra. 

El apego a ese juguete creció a un punto que no iba a ningún lado sin el, siempre andaba de aquí para allá con su muñeco, así cuando sintiera las voces, energía y sombras volver, sólo bastaba apretar y conectarse con el muñeco para que lo dejaran en paz, aprendió a usarlo, un poco solamente, lo que la poca magia del lugar permitía. 

Ese muñeco fue su único consuelo y apego a la cordura, o al menos lo fue hasta que conoció a la que sería su pandilla.





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Descendientes (ATEEZ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora