Los hijos de los villanos mayormente conocidos serán traídos al reino de Wonderland cómo primer mandato del próximo Rey Park SeongHwa.
Sin esperar todo lo que traerían con ellos, magia, fortaleza y un punto de vista diferente de los cuentos de hadas...
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..Coronación pt.2..
~ FINAL ~
— ¡JaeMin..! ¡Hijo..! ¿¡Que estas haciendo..?! — preguntó desde atrás del matrimonio Park.
— ¡Si tu no vas hacerme mejor..! ¡Lo haré yo mismo..! —
— ¡Cuidado..! —
JaeMin batallaba para controlar la poderosa varita, la cual se negaba con todas sus letras a seguir sus órdenes, solo dando destellos de magia que podían ser peligrosos, al instante SeongHwa se lanzó a proteger a HongJoong, colocándolo detrás de sí, pero él ya había tenido suficiente de esta estupidez.
Sin deberla ni temerla, fue directo a donde JaeMin y de un fuerte movimiento le arrebato la varita, la cual dejó de resistirse, pues HongJoong no le estaba dando ninguna orden ni intentando controlar su magia.
JaeMin retrocedió, al igual que todo el lugar. YunHo extendió sus alas y salto el del balcón, sólo para aterrizar suavemente detrás de HongJoong, dejó extendida el ala, haciendo suficiente sombra, sombra de donde salieron YeoSang y San.
— Hong.. — se acercó SeongHwa haciendo seña a sus padres de que no hicieran lo mismo — Dame la varita — pidió tranquilo mientras extendía la mano.
— Hermano — hablo JongHo tranquilo, sabía que si HongJoong se sentía amenazado, la varita podría reaccionar y lastimar a alguien por accidente.
HongJoong estaba temblando y traicioneras lágrimas salían de sus ojos.
— ¡SeongHwa, aléjate..! — pidió.
— ¡Te lo dije..! — dijo Hwan Chang Min pero retrocedió cuando HongJoong le apuntó con la varita.
MinGi vio a Jung, que cerró los ojos con dolor mientras lloraba en silencio, pidiendo una muda disculpa, sabía que él no quería hacerlo, sabía que había algo más allá, pero aún así no pudo evitar temblar al verlo así.
JongHo por otro lado no le costó demasiado sumar dos más dos para saber que su madre y el resto de los villanos estaban detrás de eso.
WooYoung intentó entablar contacto visual con San, pero este se veía tan avergonzado y acojonado que simplemente miraba el suelo sosteniendo con fuerza el brazalete de oro contra su pecho.
