Capítulo 7🌹

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Dos horas después:


Young Saeng había limpiado la cocina lo suficiente como para empezar a preparar la mezcla para la masa del pan. Después de lograr la ayuda de Kyuhyun para encontrar la caja de recetas que había mencionado Hyun Joong, anunció a todos los mayores que ya era hora de que se tomaran un merecido descanso, preferentemente en un lugar que no fuese la cocina. Y cuando se ofrecieron, solícitos, a ayudarlo con la comida, Young Saeng los alejó, diciendo.

-¡No, no, no! Me resulta más divertido así. Cuando cocino, no quiero a nadie en la cocina. Demasiados cocineros hacen un guiso muy salado, ya saben.

-Nunca he oído ese dicho -comentó Kyuhyun.

Young Saeng pensó que tampoco él, pero cumplió su cometido, que era hacer salir a los muchachos de la cocina para poder ponerse los anteojos sin que lo vieran, y leer la receta del pan.

Cuando salió el último de los Kim, Young Saeng metió la mano en el bolsillo para sacar los anteojos. Algo agudo le pinchó el dedo.

-¡Ay! -Sacó la mano, vio una gota de sangre y frunció el entrecejo, afligido. -Por todos los cielo, ¿ahora qué pasa?

Esta vez con más cuidado, metió la mano en el bolsillo. Cuando sus dedos se cerraron sobre la montura de los anteojos sintió como si se le cayera el corazón y se le rompiera en mil pedacitos, Young Saeng juró ver esos pedacitos esparcidos en el piso de la cocina.

¡Los anteojos!

La montura estaba retorcida, sin posibilidad de arreglo y, al sacarlo del bolsillo, vio que faltaban las dos lentes. Metió la mano más profundamente, y pronto entendió el porqué. Las dos lentes estaban rotas, y fue un trozo de cristal el que le había pinchado el dedo. Perplejo, Young Saeng no atinó a hacer otra cosa que quedarse ahí, parado, mirando sin ver los anteojos estropeados con los ojos cristalizados por las lágrimas que amenazaban con salir.

¿Cómo había pasado? En cuanto se lo preguntó, recordó que la noche anterior se había caído en la iglesia: sin duda, fue entonces cuando se rompieron las lentes.

-¡Oh, demonios! -susurró por lo bajo. - ¿Por qué tenían que ser las lentes? ¿Por qué no un brazo o una pierna? En ese caso, estaría en mejor situación.

Cuando pasó la primera impresión, volvió la vista a la caja de recetas y lo inundó el pánico. Pero pronto lo dominó, no era momento de dejarse vencer.

Leer sin anteojos era casi imposible, pero no del todo. Si colocaba la hoja escrita delante de su nariz, podría distinguir las letras. Y, aunque sería pesado, a caballo regalado no se le miraba el diente.

Puso otra vez los anteojos rotos en el bolsillo y avanzó decidido hacia la caja de recetas, con el rostro alzado. Tuvo que buscar, pero al fin encontró la receta del pan. Escudriñando de cerca cada ingrediente hasta que pudo distinguir las letras y las cantidades, se las arregló para preparar masa de pan para tres horneadas. Dejó tres cuencos con levadura para levar sobre la cocina, amasó y dio forma a seis hogazas. Recordó que la señora Min siempre untaba las hogazas con grasa de cerdo derretida y las dejaba sobre la cocina tibia hasta que duplicaban su volumen. Después de hallar tres toallas de lino limpias, tarea nada fácil, dicho sea de paso, Young Saeng imitó al ama de llaves.

Cuando, al fin, pudo dar un paso atrás para admirar los frutos de su labor, se sintió tan orgulloso como si hubiese dado a luz una docena de niños.

Volvió a acudir a la caja de recetas y se aplicó a encontrar algo para preparar la cena. Como odiaba preparar carne, pues sabía que se dañaba a los pobres animales indefensos, se decidió por el estofado de carne de venado... pero sin venado, por supuesto.

Un Desastre para Hyun. HyunSaeng 🌹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora