Con el corazón latiéndole en la garganta, Heo Young Saeng observó a su víctima cuando pasó ante él. Le habría alegrado verlo tambalearse un poco, cualquier cosa que le asegurara que, en efecto, lo habían drogado.
Con un suspiro, se quitó los anteojos y los metió en el bolsillo del pantalón. Desde ese momento, tendría que conformarse con ver al señor Kim Kyu Jong convertido en un borrón.
Pero era preferible antes que arriesgarse a que lo viera usando esos horribles anteojos. Gracias a su padre sabía que a la mayoría de los hombres no les atraían los jóvenes de escasa visión, y, al menos esa noche, era de vital importancia que Young Saeng fuese un hombre hermoso a la vista de su víctima.
«¡Maldita sea!, pensó. ¿Por qué parece tan sobrio?» ¿Algo habría salido mal en la taberna? Quizá no estuviese drogado, a final de cuentas. La sola idea le aceleró el pulso y le aflojó las rodillas.
Ya era tarde para arrepentirse por hacerle caso a Hyung Jun.
Echó una mirada al interior de la taberna y vio con alivio que Hyung Jun,
desde dentro de las puertas, le hacía la señal convenida para comunicarle que todo había ido bien. A menos que Kyu Joong tuviese la constitución de un buey, en pocos minutos estaría
inconsciente.Young Saeng, recobrando la confianza, sonrió maliciosamente en la oscuridad. Pensó que al día siguiente, pasaría a darle las gracias a su amigo, porque sin su ayuda, nada de esto sería posible.
Entrecerró los ojos para ver mejor a su víctima y deseó no haberlo hecho. Era más alto de lo que recordaba, tal vez un poco más ancho en los hombros y el pecho.
«No es más que un engaño provocado por la luz de la luna y las sombras, intentó tranquilizarse. No dejes que los nervios te perturben Young Saeng».
Viéndolo venir hacia él, Young Saeng sintió que se le secaba la boca.
Esté era la víctima.
Repasó la lista que le dió Hyung Jun de lo permitido y lo prohibido para no manchar demaciado su reputación y salió de las sombras.
—¡Vaya, vaya. Hola, señor Kim! —exclamó, ensayando un gentil coqueto —¡Qué agradable sorpresa!
Fue evidente que lo sorprendió, pues el hombre aminoró el paso y se detuvo lentamente.
Young Saeng sabía que, sin los anteojos, tenía un aire demasiado formal, de modo que intentó no abrir demasiado los ojos. A medida que acortaba la distancia entre ellos, los contornos difusos del hombre se definieron mejor: no cabía duda, el sujeto era bastante más grande de lo que estaba dispuesto a admitir.
—¿Heo Young Saeng, el hijo del jefe de la policía de Geochang?
Lanzando otra risita coqueta, como le había enseñado Hyung Jun, y preguntó.
—¿Cuántos Heo Young Saeng cree que hay en Geochang, un millón?
La pregunta pareció confundirlo. Era obvio que su proceso de pensamientos estaba algo relentizado, señal de que la droga que Hyung Jun había puesto en el whisky hacía efecto.
Se acercó hasta quedar a pocos pasos de él y adoptó una pose sensual y seductora. Era difícil recordar todo lo que Hyung Jun le había enseñado: cómo moverse, pararse, sonreír, hablar y agitar las pestañas coquetamente.
—Créame, señor Kim —le confió, con voz cantarína y aguda—, hay sólo un Heo Young Saeng. Mi padre dice que, después de hacerme a mí, rompieron el molde.
Al instante, deseó retirar aquellas palabras. Los hombres fatales no
mencionaban a sus padres. Hasta él lo sabía, y Hyung Jun se lo había recalcado miles de veces.
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Un Desastre para Hyun. HyunSaeng 🌹
Fiksi PenggemarUn Desastre para Hyun.🌹 Sinópsis: Heo Young Saeng sueña con el amor verdadero y está dispuesto a esperar todo el tiempo que sea necesario. Pero cuando su padre lo compromete a un hombre que le triplica la edad, Young Saeng está dispuesto a lo que s...