Un Desastre para Hyun. HyunSaeng 🌹

Capítulo 2🌹

Fuego y frío.

Llamás de hielo lamían la piel de Young Saeng, haciéndolo arder y tiritar. Sensaciones desconocidas para él.

—Abre los labios, cariño —dijo el hombre en un susurro, contra la boca firmemente sellada de Young Saeng.

Temeroso de negarse, pues si lo hacía, él adivinaría que la seducción no era más
que una trampa, hizo lo que le pedía. Y lo que sintió a continuación fue que la
lengua del hombre había avanzado más allá de sus dientes. La impresión le tensó el cuerpo, y sus manos se transformaron en puños sujetando la camisa del hombre.

Como si hubiese percibido su alarma, él se apartó un poco de Young Saeng y le mordisqueó con delicadeza el labio inferior.

—Está bien, confía en mí cariño. Seré gentil.

Young Saeng habría preferido confiar en una víbora pero, en el fondo, todo dentro de él respondió al timbre áspero de su voz. Cuando lo besó otra vez, separó los labios y le permitió que gozara de su boca. Kyun Jong asaltó la carne sensible, cosquilleándole el paladar y atacando la lengua de Young Saeng, empujándolo a una danza rítmica que le provocó una contracción en el estómago y un extraño cosquilleo en el vientre.

Esa sensación desconocida lo asustó, pero, cuando intentó poner fin al beso,
descubrió que Kyu Jong le rodeaba la nuca con una mano.

Recordó la advertencia de que,
pasado cierto punto, ya no se podía retroceder. Luchando contra el pánico, Young Saeng recordó que pronto Kyu Jong perdería la conciencia, pero, por alguna razón, esa idea no lo
tranquilizó.

La respiración del hombre se había tornado irregular por el deseo y, cuando
Young Saeng se retorció para soltarse del abrazo, del fondo de la garganta de Kyu Jong brotó un gemido trémulo y ahogado.

Otra oleada de pánico lo asaltó, cuando él pasó la mano de la espalda al costado y sus dedos explorarón la forma del pecho y se anidaron en el vértice de su cuello. El contacto lo hizo sobresaltar y, por fin, logró apartar su boca de la de él.

—Dios Santo —murmuró el hombre contra su mejilla. Sintió contra su piel cada bocanada de aliento, caliente y húmeda como el vapor del café. A través de varias capas de tela, se apoderó del pezón endurecido, tironeando, haciendo girar la carne sensible. Estas nuevas sensaciones dejaron a Young Saeng tan perplejo que no podía respirar, y menos aún protestar. —Ah, cariño —dijo con voz ronca, contra la sien de Young Saeng. —Quiero poner mi boca...

La situación de la mano no dejaba lugar a dudas en la mente de Young Saeng acerca de a qué parte de su cuerpo se refería. La sola idea lo perturbó.

—Apuesto a que ahí eres tan dulce como la miel, tan cálido como el sol de la mañana.

La imagen que comenzó a formarse en la mente de Young Saeng era tan indecente que tuvo ganas de darle una patada al sinvergüenza. ¡Cómo se atrevía a sugerirlo siquiera...! Bueno, ningún joven ni señorito de sociedad, ni de la otra clase se comportaba de manera tan escándalosa como lo había hecho él con el señor Kim.

Le apartó de un tirón la mano de su pezón. Como no se atrevió a revelar lo que en realidad pensaba, se conformó con decir.

—Señor Kim, estamos en medio de la calle, y alguien podría vernos.

Claro que no le informo que ese era parte fundamental del plan. Nadie, absolutamente nadie podía verlos juntos.

—Bueno, busquemos un lugar más íntimo cariño. —le murmuró, cerca de la oreja —No es cosa de todos los días que Heo Young Saeng me suplique que le dé una noche de pasión.