Mi Medicina

🩺CAPITULO DIECISEIS🩺

Emma Jones

Cuando a Camille la llamaron para que cuidara al pequeño que trajeron hace rato yo me tuve que quedar en la puerta de emergencias por órdenes de Kate.
Gracias Kate

Frotaba las palmas de mis manos continuamente para que no se enfriaran tan rápido como frecuentemente lo hacen. Creo que estamos a 22 grados, pero yo aún siento el viento cochar contra mi cuerpo enfriándolo por completo.

Estuve esperando por mucho más tiempo de lo que pensé, mis piernas me comenzaban a doler, además si seguía en esta posición tal vez perderé algunas oportunidades de participar en unas grandiosas cirugías, como lo hice esta vez. Todo fue por culpa del idiota de Marco. Creí que solo sería una follada y ya, pero el me detuvo en la puerta de su cuarto y comenzó a tocarme y evidentemente no me pude resistir.

Sus besos me dejaban sin aliento y sus manos tocando todo mi cuerpo no permitían que mi mente funcionara del todo bien. Su aliento acarició mi rostro, quise lanzarme a él y besarlo. Con destreza acarició mi labio inferior mientras que con su otra mano trataba de quitar la poca ropa que me había quedado. Cuando llegó al elástico de mis bragas se detuvo y no hizo nada por varios minutos.

Me daba la oportunidad de dejarlo e irme al hospital.

Tenía dos muy buenas opciones. Mi mente recordaba el primer mensaje de mi amiga, pero mi cuerpo quería que su mano bajara un poco más.

Y antes de que el castaño abandonara mi cuerpo yo ya lo había besado.

Atrapé su labio inferior con los míos bruscamente y me preocupé cuando él no hizo nada, pero cuando su respuesta fue tomar de mi pelo y acercarme más a él, comencé a ganar terreno e invadir su boca con mi lengua. Me quité completamente el vestido y me solté el cabello, la única prenda que me cubría era mi braga.

Quise reprochar cuando su cuerpo dejó de hacer contacto con el mío y decidió sentarse en su cama contemplándome de pies a cabeza.

―Ven aquí.

Después de acercarme, me senté sobre él acomodándome para quedar lo más cerca posible de él y jadeé al sentir su dura erección contra mi entrepierna. Sin poder controlarlo mis curiosas manos se fueron a su cuello, luego a sus pectorales y sin dejar el contacto visual descendí hasta acariciar el gran bulto que rogaba por ser liberado.

Marco me agarró de la cintura atrayéndome más para poder moverme con estrategia sobre él. Moví mis caderas a mi antojo, separándome de él para agarrar fuerza y deslizarme con todo lo que tenía hacia adelante.

―Te quedaste― acarició mis mejillas y luego trepó hasta mis labios para apretarlos e introducir dos de sus dedos a mi boca―Y no voy a ser gentil contigo―me dejó libre, pero no por mucho tiempo porque sin previo aviso se agachó y comenzó a lamer mis senos, uno por uno. ―Si no te vas ahora te dejaré marcas en cada centímetro de tu piel. No te quiero lastimar―a este punto mi entrepierna ya estaba demasiada mojada y robaba por la misma atención que le des dadas a mis senos.

Se detuvo, me agarró de la parte de atrás de mi cuello y me acercó a él, nuestros labios solo se rosaban uno contra el otro. Marco se acercaba más y más para sentirme, pero yo me alejaba. Pude ver su cara de sufrimiento cuando me levanté de sus piernas y dejé frio el espacio que yo ocupaba, caminé hasta sentarme en el piso.

―Te preocupas mucho por mí. ―elevé mis manos para acariciar mi pecho y apretarlo a mi antojo―Y no te das cuenta de que la persona que dejará marcas por cada centímetro de tu cuerpo, soy yo―Solo con estas acciones pude sentir que él ya estaba babeando por mí. Aproveche eso para tocarme enfrente de él, mis manos recorrieron mi cuerpo para que finalmente ambas se encontraran en mi entrepierna―La que no te quiere lastimar, soy yo―mis ojos estaban cerrados, mi única concentración en este momento eras mis dedos que se movían justo como a mí me gustaba. Todo dejó de interesarme cuando mis dedos llegaron a ese punto que me hacía estallar en mil pedazos y todo aumentó cuando pude sentir su aliento ascendiendo tratando de llegar y remplazar lo que estaban haciendo mis manos.