Capítulo 12: Solo puede haber una

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Palabra de Nuestra Señora. Séptima Señal: Dedícame en holocausto la inteligencia con la que te ha dotado el Creador, y te bendeciré por tu obediencia

Terminaba la tarde del viernes, Juan Carlos llegaba a su casa con la idea en mente de tener un reparador descanso el sábado. Se quitó sus jeans y la camiseta del local cambiándolas por ropas más cómodas y holgadas luego de darse una ducha que lo hizo sentir revitalizado por momentos.

Tendido en el sofá sacó su teléfono para jugar a su battle royale favorito, pero encontró un mensaje de un número desconocido. Revisó el mensaje y se trataba del adolescente Oscar, el que les había hablado de su hermana el día anterior.

Le dejó un par de mensajes que decían:

"Che, Juan Carlos, soy yo, Oscar. Por si no anotaste mi número me presento.

En cuanto puedas quiero hablar contigo, es importante".

Al encontrarlo en linea le respondió que estaba disponible para conversar, y le llamó a través de la aplicación. Oscar contestó la llamada y comenzaron su conversación.

- ¿Ha upéi Oscar? Ahora podemos hablar.
-Nde, Juanca, quería hablarte de algo raro que pasó hoy. Fuera de bola que es raro.
-Vi en las noticias y escuché en la mañana por la radio. ¿Qué es lo raro?
-Bueno, lo raro que esa chica que desapareció hoy a la tarde... Toda su familia fue encontrada muerta hoy, hace poquito.
- ¿Cómo? ¿Que la familia de quién murió?
-La de una chica del Dante Alighieri, Elizabeth Guillén.
- ¿Entonces lo raro dónde está, Oscar?
-Bueno, ¿te acordás de las familias de las chicas que murieron por ese asesino en serie? Bueno, sus familias también murieron en circunstancias raras.
- ¿A qué querés llegar con eso?
-Lo de la familia de chica está relacionada obviamente a ese lunático que anda por ahí, quien sabe dónde. Tengo una sospecha sobre alguien, pero no puedo probarlo.
- ¿Pero de quién estás hablando?
-De un muchacho llamado Aaron. Ahora te mando su imagen al WhatsApp, es el que está en círculo.

Oscar vio las fotocapturas mandadas por Juan Carlos, el joven Fleischmann estaba con ellas en casi todas ellas.

-No sé, tiene pinta de que mataría a una mosca. Además se ve demasiado flaco.
-Esos son los más peligrosos, chico. Creeme que de alguien así nadie sospecharía.
-Bueno, te voy a hacer caso. Lo que sí, Juanca es que se me hace muy raro que, cada que se encuentra a una chica hecha fiambre, su familia acaba muriendo.

Un silencio irrumpió en su conversación. Juan Carlos se detuvo a pensar en todas las víctimas y en sus familias muertas con poco lapso de diferencia.

-Espera un momento... Dejame ver si entendí: la fiambre del diciembre sus papás murieron de un día para el otro. Lo mismo con los de la profesora de kinder. La indiecita que su mamá se tiró bajo las ruedas un coche. Otras dos que acabaron también en rodajas y sus familias aparecieron muertas, una de ellas se le quemó la casa y nadie sobrevivió.
-Entonces estás pensando lo mismo que yo, Juanca. Si su familia denunció esta tarde su desaparición y les encontraron muertos en su casa, entonces quiere decir que la Elizabeth ya murió.
-Si era una vez nomas iba a ser raro, pero ésto ya es un patrón. Mujeres y niñas aparecen muertas, y después sus familias se mueren sin ninguna explicación.
-Como dijeron los del ministerio, esto es obra de una misma persona. A todas les jugó todito mal y después las cortó en trozos.
-Y justamente es la familia de las víctimas la que termina muriendo. Con las familias muertas no hay nadie exigiendo investigaciones ni convocando marchas, nada.
-No sé si a vos también te da miedo ésto, o a mí nomas.
-Oscarcito, ahora que lo pienso... Yo también estoy bastante asustado. Esto ya parece algo más sobrenatural que algo hecho por una persona normal de carne y hueso.
-Definitivamente acá hay algo más. Algo que no tiene explicación, que NO es de este mundo.

El Caso Fleischmann: Las 11 OfrendasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora