Capitulo 1

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-¡Antonella! Mi niña por favor apúrate que ya es hora del almuerzo - dice la Hermana María.

-¡Vado! - dice la niña Antonella con apenas 8 años de edad saliendo de bajo de la cama - estaba buscando algo.

-Ven, vamos que se hace tarde - la Hermana le agarra el brazo a Antonella y se dirige al comedor, en donde estaban todas las demás niñas sentadas esperando la hora de orar por los alimentos.

Al terminar de comer, todas las niñas se dirigen a sus habitaciones.

-Hola Antonella,¿ te ayudo a subir? - dice unas de las niñas.

-No, sto bene grazie- Antonella al escuchar la voz sabe que era Amanda, y sube sin ayuda de nadie las escaleras, ya que se aprendió el camino.

Para una niña huérfana hacer amigos no es algo complicado, ya que convives mucho con niñas de tu edad, aunque ese no es el caso de Antonella, sus padres la dejaron apenas ella tenía 1 año de edad en el orfanato llamado "Santa Lucia" en Florencia- Italia, y ella cree saber el porqué, le diagnosticaron ceguera desde el nacimiento, sus padres al ver que tenía esta enfermedad y no contaban con los recursos apropiados, tomaron la decisión de dejarla en el orfanato, solo la metieron en una pequeña caja con algunas mantas y en una noche la dejaron en la puerta de la entrada, no le dejaron algún objeto de recuerdo ni su partida de nacimiento, al escuchar el llanto de una bebe una de las hermanas llamada Dorothea salió para ver quién era.

Y encontró a una dulce niña de piel blanca con unos ojos entre cerrados de un azul agua marina, muy extraños, tenía algo de cabello negro, era muy hermosa y pequeña en aquellas mantas, a la cual llamaron Antonella.

A partir de allí Antonella se crio con muchos niños, a pesar de que el orfanato no contaba con niñas iguales a ella, hicieron un esfuerzo en traer a una especialista para darle por lo menos una educación, para que ella pudiera aprender lo que es leer.

De tanto buscar consiguieron a una, pero solo iba de una a dos veces a la semana, sin embargo Antonella fue desarrollando sus capacidades automotrices con la ayuda de la especialista para ciegos que iba para el orfanato.

Si te estarás preguntando ¿si la carencia o pérdida de algún sentido influye en nuestro desarrollo como seres humanos?, la respuesta es sí, si influye, la diferencia es que, quien nació sin ver, oír u oler o poder andar ha sufrido cambios internos y neurológicos, ha tenido que renunciar desde temprano a obtener información del entorno de la forma más clásica.

Significa entonces, ¿qué es negativa esa influencia? No; claro que no. Pero tampoco es positiva, asi que solo es distinto en este caso. Claro que quien lo perdió de mayor recuerda el entorno cuando aún tenía ese sentido activo, y su cerebro al actuar tardara mucho más en procesarlo.

De igual modo, el que lo perdió de pequeño tendrá los sentidos restantes más agudizados que quien lo perdió de mayor, por la sencilla razón de que lleva más tiempo a la espalda usándolos.

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Los colores de la Vida © [Parte 1 Y Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora