// Después de un largo periodo de lucha contra tu enfermedad, finalmente moriste. No te pudiste quejar mucho de tu corta vida, pues siempre tuviste a los videojuegos cuando estabas en tratamiento; aunque hay uno que siempre destacó entre todos: "Fiv...
Mientras que estabas procesando el hecho que: Habías resucitado en el cuerpo de una niña y viajado a 40 años aproximadamente al pasado; oíste que alguien salía de la cocina y fue directamente a abrazarte, cosa que te sorprendió.
- ¡Feliz Cumpleaños, mi pequeña ______! Perdón por no irte a ver, hubo unos problemas en la cocina pero ya está todo solucionado - exclamó la mujer mientras te abrazaba fuertemente.
- (*Qué padres tan amorosos tengo, aunque tal vez sea solo por mi cumpleaños*) - pensaste en ese momento.
-Bueno, vamos a desayunar; vamos Oliver - habló la mujer después de dejarte de abrazarte e irse juntas.
Fue un desayuno muy agradable; habían preparado cosas que le gustaría a un niño comer el día de su cumpleaños. ¿Pero a quién engañas? También te gustaban a ti. Aunque estabas algo incómoda, tratabas de expresar un poco más de emoción ya que los señores que ahora los llamarás papás estaban viéndote emocionados, mientras que tu hermano te veía de reojo con una aparente sonrisa mientras comía su desayuno.
- Bueno ______, ¿qué opinas de tu desayuno? Habló uno de ellos.
- Ah, está delicioso, realmente delicioso, ¡muchas gracias mamá y papá! - dijiste dejando de comer tratando de sonar como una niña pequeña, pero no te salió muy bien.
- Ohhhh, qué palabras tan hermosas dices para tu edad; se nota qué estás creciendo - dijo tu padre con orgullo.
Aunque te tenzaste un poco, no se dieron cuenta ya que Oliver habló.
- ¿Verdad qué está rico, no? ¿Están vendiendo este pan? - preguntó tu hermano aliviando tu mente al cambiar de tema.
- Posiblemente lo vayamos a poner, para tratar de ganar más clientela - respondió tu madre con un tono alegre.
Los escuchaste con atención, al parecer tienes una familia con una panadería en su propiedad; otro dato anotado. Así que mientras terminabas tu desayuno, quisiste iniciar una conversación para conocer más tu nueva vida.
- ¿Qué haremos hoy? - hablaste en tono tierno e ingenuo, aunque te está molestando un poco usarlo.
- Vamos a ir a la panadería y cerraremos más temprano para celebrar tu cumpleaños en la tarde más o menos; van a venir tus abuelos y los niños del barrio, para que te diviertas.
- (*Genial, gritos de niños espesos en mi cumpleaños y visitas... Qué mierda*) - pensaste algo disgustada.
Terminaron de desayunar y cuando ibas a lavar tus trates tus padres se sorprendieron; ya habían hecho mucho por ti y querías ayudar, pero te lo negaron.
- ¡Qué bueno que estás creciendo mi amor! , pero por hoy déjalo ahí.
- Gracias, pero quiero ayudar.
Así que cuando fuiste al lavadero, te diste cuenta de algo no muy agradable: No alcanzabas la llave, por más que saltabas para alcanzarla.
- (*Qué fea parte de ser pequeña*) - pensaste.
- JA, JA, JA, ya pequeña, te conseguiré una silla para que puedas lavar después - decía tu padre mientas trataba de aguantar la risa.
- *Suspiro* Está bien, gracias - respondiste decepcionada mientas te ibas de la cocina.
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