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CAPÍTULO 3 | Con el pie izquierdo.

      Los ejercicios de respiración no estaban funcionando. Bufó con fuerza mientras veía con rabia el excremento de pajaro sobre su camisa mientras sacudía con fuerza su pierna tratando de quitar el lodo de su zapato lo cual había ensuciado también su calcetín blanco. Eran tan solo las seis y media de la mañana y todo parecía estar en su contra el día de hoy, no sabía si agradecerle a su despertador por haber sonado. Además de ser defecada por un pajaro y haber metido su pie en un charco, su madre no pudo hacerle el desayuno y no la culpaba porqué tuvo que salir al trabajo muy temprano, pero dejarle la preparación a su desayuno en sus propias manos no había salido bien.

¿Quién no sabía preparar un sandwich? Pues Tsuki al parecer, aúnque había que ser honestos, a la joven no se le daba bien la cocina. Comer sí, cocinar en lo absoluto. Encima se había gastado su dinero en un video juego nuevo y no tenía para comprarse otro desayuno; otro que no estuviese quemado.

Al llegar al instituto algunos pares de ojos se le quedaron mirando, algunos con burla y otros con pena pues la cara de la chica demostraba que era un mal día, no solo su desaliñada apariencia. Llegó al area de los casilleros para cambiarse sus zapatos y por primera vez agradecía esta costumbre... se retiró las calcetas sucias y se colocó el otro calzado sin medias, luego se dirigió al baño dispuesta a tratar de arreglar lo de su camisa y arreglarse un poco el uniforme. Al llegar trato de limpiar el regalo que le había dejado aquél pajaro y suspiró al notar que solo estaba extendiendo la suciedad.

"Es solo una mancha, es solo una mancha..." pensó repetitivamente tratando de calmarse pues además de tener la camisa mojada, ahora la mancha era mas grande. No sabía si reír, llorar o gritar, aunque la última opción era mas liberadora.

Consideró colocarse el suéter del uniforme para evitar que se viera pero al abrir su mochila sus deseos de gritar se intensificaron, la había dejado en casa. Golpeó su bolso con fuerza ganándose una mirada de miedo de dos chicas de segundo que habían entrado al baño hace un minuto; con su ceño fruncido y ojos fríos, las miro con enojo a través del espejo a lo que las menores tragaron fuerte. ¿No había nada mejor que mirar?

Nuevamente bufó y salio del baño azotando la puerta para irse a su salón a esperar a que este tedioso día acabe. Al llegar noto al azabache de coleta, sin pensarlo mucho se sentó en el puesto detrás de el y se escondió entre sus brazos. Tomioka la observó con curiosidad y como si de un instinto se tratara supo lo que le ocurría a su mejor amiga.

"Pobre del tonto que la moleste o le reproche algo..." pensó  alguien tendría que ser lo suficientemente estúpido para no ver las advertencias provenir de la chica. Silenció la nube de pensamientos que quería nublar su mente cuando notó a la menor de las Kochō acercarse a la Hoshizora.

—Oye, Tsuki...—llamó pero antes de que la de puntas moradas pudiera decir algo, la tomó de los hombros y la sentó en el puesto frente a el.—¿Tomioka-san?

—Shinobu... Buenos días.—saludó nervioso esperando que su mejor amiga no hubiera escuchado a la más bajita.

Esta bien que la menor de las Kochō muchas veces lo fastidie, pero aún es la chica que le atrae y no va a dejar que sea la tonta que entre a la boca del lobo a conocer a una Tsuki de mal humor. El conocía esa parte de la joven y habían cosas peores que la muerte. Cuando la muchacha estaba de mal humor hacía y decía cosas sin pensar, aunque supiera que estaban mal, no se disculpa, es muy orgullosa.

Tomioka observó de reojo a la chica detrás de el y suspiró al notar que se había quedado dormida, no sabia si fue suerte o casualidad pero agradecía que en ese estado, mientras no la despertaran, podría estar tranquila y esperaba que eso pudiera apaciguar un poco su enojo.

HOSHI-SENPAI | Shinazugawa GenyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora