Capítulo 2 : Primer día

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Siempre pensaste que cuando un posible empleador utilizaba la ya gastada frase de "le mandaremos un correo" o "lo llamaremos" era en realidad sinónimo de "gracias por intentarlo pero definitivamente no lo contrataremos".

Ahora sabias que ese no siempre era el caso.

Exactamente tres días después de tu entrevista con el Director, recibiste un correo de parte de C&R en el que se te informaba que te habías quedado con el puesto, aunque primero debías pasar por una semana de prueba. Además de ello, se te brindó también varia información de utilidad y un contrato de confidencialidad.

Ojeaste tu reloj con nerviosismo frente al edificio en el que vivía tu nuevo jefe, por ahora temporal. Era tu primer dia y estabas bastante tensa. Tanto así que en el corto lapso que llevabas de pie ya habías acomodado varias veces el cuello de tu camisa, aclarado tu garganta y rascado tu nuca.

—No tiene porque estar tan tensa, señorita. —dijo el señor Kim, chófer personal del director, quien se encontraba junto a tí.

El señor Kim era un hombre de mediana edad muy amable, además de un increíble conductor, hecho que pudiste comprobar en el trayecto desde tu casa.

—Lo siento. —le respondiste con una suave sonrisa— ¿Me veo muy rígida acaso?

—Un poco. Aunque no tan rígida como la señorita Kang en su primer día. Debió haberla visto, apretando lamandíbula y chirriando los dientes. —comentó él entre risas.

—¿La señorita Kang?

—Ese es el nombre de la señorita que solía asistir antes al joven maestro. —explicó el señor Kim— Ella, al igual que usted, tambien estuvo así de nerviosa en su primer día, pero al final lo hizo muy bien y fué contratada sin ningún problema. Estoy seguro de que ocurrirá lo mismo esta vez con usted.

—¿Y cómo es que el señor Kim está tan seguro de eso?

—Cuando sé es viejo, la intuición se vuelve aguda. Y la de este anciano lleva un buen rato sin fallar.

—Supongo que tendré que creer en su intuición entonces. —le dijiste entre risas— Gracias por sus buenos deseos, señor Kim.

Y exactamente cuando la aguja del reloj marcó la hora acordada, el director Han hizo su aparición en el portal del edificio, con su característica cara de póker y un traje hecho a medida con fondo de camisa a rayas.

Ya más tranquila, gracias a la presencia del simpático chófer, enderezaste tu espalda para saludarlo apropiadamente.

—Buenos días, Director Han.

Ambos, tu y el conductor Kim, se inclinaron hacia adelante unos treinta grados.

—Buenos días, señorita *K, conductor Kim. ¿Deberíamos irnos ya?

—Por supuesto. —contestó el conductor Kim.

Tras aquel breve saludo el director Han tomó asiento en la parte trasera del auto, seguido de tí, y una vez adentro, el vehículo inició su movimiento.

Durante el trayecto, pusiste al director al tanto de su agenda del día, este, con la mirada al frente, te escuchó atentamente, asintiendo de cuando en cuando para confirmar que te escuchaba. Mientras hacías esto, tu mirada captó en detalle como un par de pelitos blancos se asentaban en su traje. Aquello te hizo imaginarlo dándole mimos a su gatita en casa momentos antes de su encuentro.

—Y eso sería todo por el día de hoy, Director Han. —finalizaste de dictar su agenda, cerrando al tiempo la tableta en la que se encontraba organizado todo.

—Entendido. Espero su cooperación el día de hoy, señorita *K.

—Por supuesto. Daré lo mejor de mi para asistirlo el día de hoy. — aseguraste, como si acaso no te estuvieses muriendo de nervios minutos antes— Por cierto. Director Han, ¿estuvo cargando a Elizabeth III esta mañana?

Ante la mención de su minina, la mirada desinteresada del hombre se dirigió de inmediato hacia tí, su profundo par de ojos grisáceos brillando con repentino interés.

—Si. Así es. ¿Cómo lo supo?

Y al observar aquel cambio de expresión se te escapó finalmente una pequeña risilla frente a él.

—Eso es porque su traje tiene toda la evidencia.

Tan pronto como te escuchó, el director revisó rápidamente su traje negro, dándose cuenta de las cortas hebras de Elizabeth.

—Oh vaya. Tal parece que solo muestro mi lado descuidado éstos días. —comentó el pelinegro.

—No se preocupe. He traído conmigo un rodillo para pelo de gato. Si gusta, puedo prestarselo más tarde.

—Tomaré su oferta entonces.

—¿Es Elizabeth III toda blanca? —preguntaste, en un intento de entablar conversación.

—Si. Ella es blanca y tiene los ojos azules. —el Director Han aclaró su garganta, procediendo a preguntar con algo de duda— ¿Le gustaría ver una foto?

—Por supuesto.

De manera entusiasta, él sacó con avidez su teléfono celular, enseñandote entonces su galería repleta de fotografías de su linda mascota. Sin embargo, lo que te llamó más la atención que la belleza del animal en la pantalla, fué la torpeza de las tomas. La mayoría tenían en la esquina el borrón de un pulgar y otras, parecían haber sido captadas con algún movimiento, siendo casi imposibles de ver con propiedad.

En ese momento te diste cuenta de que los medios eran una cosa en la que no se podía confiar. Porque el director que te mostraba esas fotos tan orgullosamente... Era en realidad la cara de una conocida marca de productos electrónicos. Lo que era peor, él salía en un comercial enfocando perfectamente la cámara de un teléfono celular.

Para aguantarte las ganas de reírte... o comentar la calidad de las fotos, decidiste dedicarle toda tu atención al animalito en pantalla.

—Ella es adorable. —elogiaste a la felina genuinamente encantada— Incluso podría ser modelo.

—En efecto. —asintió el director presentado alarde— Elizabeth es la creatura más adorable que ha pisado el planeta.

Y mientras más lo escuchabas, más difícil era tratar de concentrarte en la pantalla y no en la cómica dicotomía de Han Jumin.

—Ya lo creo. Tiene los ojos preciosos.

—¿Verdad? —el Director habló peligrosamente cerca de tu oído, su respiración que sopló cerca de tu cuello y su hombro recargado sobre el tuyo, te hizo percatarte de lo mucho que ambos habían reducido la distancia de sus cuerpos en lo que se concentraban en la reducida pantalla.

—Ah, una disculpa, señor Director. —te excusaste, tomando rápidamente algo de distancia— Me dejé llevar y me acerqué de más.

De la nada sentiste la cara caliente de la vergüenza.

—No tienes porque disculparte. —el Director Han te habló en tono suave y sin utilizar lenguaje formal— Yo también me acerqué de más. Al parecer ambos fuimos atrapados por el encanto de Elizabeth.

En ese mismo instante ocurrió algo que le dió un golpeteo ligero a tu corazón. En los labios de Han Jumin se formó una sonrisa. Fue una sonrisa muy sutil en que las comisuras de sus labios apenas y se levantaron, pero que fué más que suficiente para hacerte ver de primera mano el potencial casi destructivo que se guardaba el bien parecido rostro de tú jefe.

—En ese caso permítame expresarle mi envidia por su mascota.





*Notas del autor.

*Lenguaje formal: En Corea se usan dos tipos de lenguaje hacia una persona. El formal es usualmente usado en un ambiente más académico o laboral (tipo con superiores, profesores, jefes, compañeros de trabajo) y el informal se usa con personas más cercanas.

Como la historia está en español xdxdxd podemos decir que Jumin ahora nos "tuteo" xdxdxd

🍒 Mi jefe es un poco lindo 🍒 Jumin Han Donde viven las historias. Descúbrelo ahora