Capítulo 3 : Presidente Han

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El calendario se movía y en un parpadeo ya era el quinto día del periodo de prueba. Como ya habías sido advertida, la carga de trabajo era pesada. Según tus compañeros, era especialmente mala debido a la larga ausencia de alguien competente que ocupase el puesto, el nombre de la señorita Kang fué mencionado en repentinas ocasiones, al parecer, luego de su renuncia, el director había contratado a más de quince personas de diferentes edades y géneros. Al final, ninguno duró demasiado.

Te resultó un tanto inusual, ya que durante los cinco días que llevabas, todo se desenvolvió de la manera más natural. El trabajo era abundante, si. El director era exigente y meticuloso, tambien. Pero no te resultaba irrazonable.

Si tuvieses que encontrarle algún defecto notable, sería su absoluta perfección. El hombre era demasiado diestro y eficiente, por lo que seguirle el ritmo era el problema principal. Todos mencionaban su insensibilidad, pero tu impresión difería. No era insensible, sino práctico y metódico, su mente funcionaba como la de una máquina, era como si hubiese sido maleado para actuar y funcionar así, lo cual resultaba tanto fascinante, como... preocupante.

Sólo poco tiempo aprendiendo de él te fué suficiente para despertar tu admiración. Pudiste entender desde adentro que los elogios hacia el hombre no eran mera adulación. Él era un heredero verdaderamente talentoso, no del tipo que vive de su título. Sino del que se involucra. Quizá demasiado.

Actualmente era medio día y el susodicho se encontraba fuera de la compañía, según su agenda, teniendo un almuerzo con un socio importante proveniente de Arabia Saudita. Desconocías su hora de regreso, pero sabías que su ausencia era tu oportunidad para estirar las piernas y almorzar tranquilamente fuera de las cuatro paredes de la oficina principal; la cual ambos usaban para, en palabras suyas «mantener una comunicación más eficiente» lo cual significaba basicamente que prefería no tener que estar llamándote a cada rato.

Te dirigías hacia una de las terrazas del edificio, a paso lento y con la vista clavada en el suelo, repasando mentalmente tus pendientes. En tus manos cargabas un pequeño recipiente con comida, pasta a la boloñesa. Al girar por uno de los corredores, impactaste contra una persona, derramando accidentalmente salsa de tomate sobre el atuendo del desconocido.

-Oh, por Dios. Yo... lo siento mucho. -te disculpaste apenada, mirando con vergüenza el importunio que le causaste a la otra persona y apenas levantaste la cabeza para verle el rostro, tu semblante palideció al reconocer de quien se trataba- ¿Se-señor Presidente...?

Tú miraste al hombre con la boca abierta. Contra todas las probabilidades, con quién te habias chocado era el mismísimo presidente de C&R y padre de tu jefe.

-Buenas tardes. -contrario a la dramática escena que se reprodujo en tu imaginación, el presidente te saludó tranquilo y despreocupado.

-Por favor discúlpeme. No estaba mirando bien por donde caminaba. -hiciste una revencia y te disculpaste nuevamente- Yo... me aseguraré de pagarle la cuenta de la lavandería.

Con la cabeza baja, tú apretaste los ojos y esperaste como mínimo un regaño. Pero para tu sorpresa, lo único que escuchaste fué la animada risa de Presidente.

-No tienes porque disculparte. Fue un accidente. -el señor pasó por alto la situación como si nada- Aunque, es una pena que tu almuerzo haya acabado en el piso.

Al decir esto, el presidente observó el desastre que ahora había en el piso. Tú pasta toda esparcida por el suelo. La verdad es que a ti también te dio algo de pena ver a una buena comida ser desperdiciada por una torpeza. La comida era algo que considerabas sumamente valioso.

-Bueno, un poco sí. -tú hablaste en un bajito balbuceo- Pero creo que me da más pena el haber manchado su traje. Permítame llamar a alguien para-

Y antes de que pudieses terminar de hablar, fuiste interrumpida por el presidente Han.

🍒 Mi jefe es un poco lindo 🍒 Jumin Han Donde viven las historias. Descúbrelo ahora